Comprender las luces y las sombras de las personas relevantes como Giacomo Leopardi, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es una cosa fundamental para que podamos poner en valor no sólo la vida de Giacomo Leopardi, sino la de todos aquellos y aquellas que fueron inspiradas por Giacomo Leopardi, gentes a quienes de de una u otra forma Giacomo Leopardi influenció, y ciertamente, comprender y entender cómo fue vivir en el periodo histórico y la sociedad en la que vivió Giacomo Leopardi.
Vida y Biografía de Giacomo Leopardi
(Recanati, Italia, 1798 - Nápoles, id., 1837) Escritor italiano. Educado en el ámbito austero de una familia aristocrática provinciana y conservadora, manifestó precozmente una enorme aptitud para las letras. Estudió en hondura a los tradicionales helenos y latinos, a los moralistas franceses del siglo XVII y a los pensadores de la Ilustración. A pesar de su capacitación autodidacta, impresionó prontísimo a los hombres de letras y los filólogos de su tiempo con su erudición y sus impecables traducciones del heleno, en especial de la Ilíada de Homero y la Eneida de Virgilio. Su frágil salud se resintió dificultosamente gracias a esa dedicación única al estudio.
La lectura de los tradicionales despertó su pasión por la poesía y formó su gusto. En Discurso de un italiano sobre la poesía romántica (Discorso di un Italiano intorno alla poesia romantica) tomó partido por los tradicionales en la disputa que proponía el romanticismo, explicando que la poesía tradicional establece una privacidad profunda entre el hombre y la naturaleza con una simplicidad y una nobleza de espíritu inaccesibles para la poesía romántica, presa de la vulgaridad y del intelectualismo modernos. El tema del ocaso político y ética de la civilización occidental y, particularmente, de Italia, es central en sus primeros poemas, que pasaron a ser parte de los Cantos (Canti, 1831), obra que pone de relieve el divorcio del hombre moderno y la naturaleza, considerada como única fuente viable de amor.
A partir de 1817 sostuvo una habitual relación epistolar con Pietro Giordani, que fue al unísono su guía y amigo. También en ese periodo inició la redacción de su ensayo Zibaldone, en el que trabajó a lo largo de años, precisó paulativamente lo que él llamaría su «sistema filosófico» y realizó el material literario que le serviría para sus proyectos mayores. Ese trabajo de introspección favoreció el avance de su faceta lírica y también intimista, que se expresa en versos de enorme musicalidad: entre 1819 y 1821 compuso los Idilios (Idilli). Leopardi realizó un lenguaje poético moderno que, asumiendo la imposibilidad de evocar los mitos viejos, detalla las dolencias del alma y el paisaje familiar, transfigurado en paisaje ideal.
A partir de 1825 radicó en Milán, Bolonia, Florencia y Pisa y se aproximó a los medios políticos liberales. Por esos años entabló amistad con Niccolò Tommaseo, Giovanni Battista Niccolini, Alessandro Manzoni y otros escritores contemporáneos. Tras la revolución de 1831 fue escogido diputado de las Marcas en la Asamblea Constituyente de Bolonia, pero, tras perder su seguridad en el movimiento liberal, renunció a su escaño; su crítica a los liberales la expresó en la obra Paralipómenos de la Batracomiomaquia (Paralipomeni de ella Batracomiomachia, 1834). Entre 1833 y 1837 radicó en Nápoles, en la casa de su amigo Antonio Rainieri.
Los Zibaldone de pensamientos (Zibaldone dei pensieri), en los que trabajó desde el verano de 1817 hasta 1832, se han publicado póstumamente en 1898; hablamos de un grupo de notas personales en las que anota sus ideas sobre la literatura, el lenguaje y prácticamente cualquier tema de política, religión o filosofía, y en las que refleja su original recepción de los debates de su tiempo. Como poeta, su estilo melancólico y trágico recuerda indudablemente a los románticos, pero su fondo de escepticismo, su expresión precisa y radiante y el pudor con que tiene dentro la efusión de sentimientos le aproximan mucho más a los tradicionales, como él mismo deseaba.
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