Ya sea inspirando a otros seres humanos o siendo parte de la actuación. Gerhart Hauptmann es uno de esos seres humanos cuya vida, en efecto, merece nuestra atención debido al grado de influencia que tuvo en la historia.Conocer la vida de Gerhart Hauptmann es conocer más acerca de una época concreta de la historia de la humanidad.
Si has llegado hasta aquí es porque tienes consciencia de la relevancia que tuvo Gerhart Hauptmann en la historia. El modo en que vivió y las cosas que hizo durante el tiempo que estuvo en este mundo fue determinante no sólo para quienes conocieron a Gerhart Hauptmann, sino que a lo mejor produjo una huella mucho más profunda de lo que logremossospechar en la vida de gente que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Gerhart Hauptmann en persona.Gerhart Hauptmann fue una de esas personas que, por alguna razón, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.
Apreciar las luces y las sombras de las personas destacadas como Gerhart Hauptmann, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es algo sustancial para que seamos capaces de apreciar no sólo la vida de Gerhart Hauptmann, sino la de todos aquellos y aquellas que fueron inspiradas por Gerhart Hauptmann, personas a quienes de de una u otra forma Gerhart Hauptmann influyó, y sin duda, comprender y entender cómo fue el hecho de vivir en la época y la sociedad en la que vivió Gerhart Hauptmann.
Las biografías y las vidas de personas que, como Gerhart Hauptmann, seducen nuestra atención, deben servirnos en todo momento como referencia y reflexión para conferir un marco y un contexto a otra sociedad y otra época de la historia que no son las nuestras. Tratar de entender la biografía de Gerhart Hauptmann, el motivo por el cual Gerhart Hauptmann vivió como lo hizo y actuó del modo en que lo hizo durante su vida, es algo que nos impulsará por un lado a entender mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que se mueve, de forma implacable, la historia.
(Obersalzbrunn, 1862 - Agnetendorf, 1946) Dramaturgo y novelista alemán que consiguió el premio Nobel en 1912. Escritor internacionalmente célebre, se dedicó al comienzo a la estatua, y como escultor llegó a Italia tras un largo viaje marítimo descrito más tarde en La aventura de mi juventud (1937), con la segrega intención de marchar entonces a Grecia, misión ideal de cualquier alemán fascinado por el clasicismo; en Nápoles, no obstante, creyó haber hallado una abundancia de arte heleno susceptible de justificar una estancia que entonces continuó en Roma.
Una patología infecciosa le logró regresar a Alemania; tras ciertas tentativas dudosas en el campo épico-poético, Gerhart Hauptmann descubrió su vocación de dramaturgo bajo la predominación directa de los inspiradores del naturalismo alemán, Arno Holz y Johannes Schlaf. El estreno de Antes de la aurora (1889), que provocó accidentes y violentas discusiones, apunta, de hecho, el triunfo del movimiento naturalista; Hauptmann continuaría leal a ciertos elementos habituales del teatro naturalista (el estudio del ámbito, el empleo de formas dialectales y la presentación de casos aproximadamente patológicos) durante su producción, hasta los últimos tiempos.
El joven dramaturgo iba avanzando de año en año y sus éxitos se sucedían. En Almas solitarias (1891) ofreció el drama del hombre apartado en un pequeño ámbito burgués provinciano, mientras que en Los tejedores (1892), osado obra trágica de masas que mereció aun la aprobación de Tolstoi, dio rincón a una producción todavía el día de hoy representada con fortuna, más que nada en Rusia y en los niveles de los teatros de izquierda. En ella se cuenta el alzamiento contra los hombres de negocios capitalistas de los obreros del ramo textil, desempleados y hambrientos por el hecho definitorio de la revolución industrial: la brusca introducción de las máquinas.
Gerhart Hauptmann volvió al drama de multitudes con Florian Geyer (1895); pero el elevado número de individuos y aun exactamente la misma amplitud del episodio, que no deja centrarlo cerca de un personaje principal, impidió el franco éxito de la obra. En cambio, sostiene aún su vitalidad la comedia de ámbito La piel de castor (1893), cuya personaje principal es una taimada y simpática mujer del pueblo que consigue inducir a fallo a cuantos la conocen, singularmente a quienes se juzgan superiores a ella.
Fundamentos en el fondo vinculados todavía al naturalismo persisten en 2 de los dramas de Gerhart Hauptmann mucho más conseguidos: El cochero Henschel (1898), catástrofe del hombre traicionado, y Rosa Bernd (1903), parte asimismo trágica cerca de una infanticida. Al mismo tiempo que estos temas enteramente naturalistas, el escritor silesiano iba construyendo asimismo otros de neta filiación simbolista, como puede apreciarse en La ascensión de Hannele (1893), y todavía mucho más en la conocida obra La campana sumergida (1896), que consagró en el mundo entero la celebridad de Hauptmann y fue objeto de distintas adaptaciones musicales, entre ellas la del italiano Ottorino Respighi.
Forma una característica del dramaturgo el traslado a la escena o a las novelas de ciertos hechos de su historia, como, por poner un ejemplo, el pleito marital con su primera mujer y su posterior vínculo conyugal. Junto a la enorme mole de sus producciones teatrales aparecen varios contenidos escritos en prosa y poesía, varios de los cuales no habrán de caer de forma fácil en el olvido: de esta forma, Manuel Quint, el ido en Cristo (1910) y El hereje de Soana (1918).
Hacia los últimos años de su vida, Hauptmann se dedicó con nuevo interés al teatro heleno, y llegó aun a cerrar una tetralogía sobre los Atridas (1941-44), donde el viejo mito cobra novedosas significaciones. Una de sus finales producciones, en cambio, no fue exactamente una obra de teatro, sino más bien El enorme sueño (1942), clase de "itinerarium" medieval, mucho más bien hermético, inspirado en la Divina Comedia de Dante y escrito en tercetos.
Póstumamente apareció el drama Herbert Engelmann (1950) en la elaboración escénica de Carl Zuckmayer; por otro lado, la novela incompleta Winckelmann (1954) fue organizada y acabada por Frank Thiess. El adulto mayor Hauptmann, que había listo en misterio una obra trágica contra el nazismo, Tinieblas (1943), no parecía designado a la suerte reservada a los silesianos tras la Segunda Guerra Mundial; pero antes de partir para el destierro le fue concedido fallecer en aquella tierra que cantase en sus dramas. Sus restos fatales, adjuntado con los manuscritos y una parte de sus libros y proyectos, fueron mandados, tras muchas adversidades, a la región occidental.
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Las sutilezas y las peculiaridades que llenan nuestras vidas son decididamente imprescindibles, ya que marcan la diferencia, y en el caso de la vida de un ser como Gerhart Hauptmann, que tuvo su relevancia en una época concreta, es vital intentar brindar una perspectiva de su persona, vida y personalidad lo más precisa posible.
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