Georg Friedrich Haendel

La historia de las civilizaciones está escrita por los hombres y mujeres quea lo largo del tiempo, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han ocasionado quela sociedad, de una forma u otra,prospere.

Ya sea inspirando a otras personas o siendo una pieza esencial de la acción. Georg Friedrich Haendel es uno de esos seres humanos cuya vida, en verdad, merece nuestro interés por el nivel de influencia que tuvo en la historia.Conocer la existencia de Georg Friedrich Haendel es conocer más acerca de una época concreta de la historia del género humano.

Si has llegado hasta aquí es porque tienes conocimiento de la relevancia que detentó Georg Friedrich Haendel en la historia. La manera en que vivió y las cosas que hizo mientras permaneció en el mundo fue determinante no sólo para aquellas personas que frecuentaron a Georg Friedrich Haendel, sino que tal vez legó una huella mucho más vasta de lo que podamosfigurar en la vida de gente que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya jamás a Georg Friedrich Haendel de forma personal.Georg Friedrich Haendel ha sido una persona que, por algún motivo, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.

Conocer lo bueno y lo malo de las personas destacadas como Georg Friedrich Haendel, personas que hacen rotar y transformarse al mundo, es una cosa fundamental para que seamos capaces de apreciar no sólo la existencia de Georg Friedrich Haendel, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Georg Friedrich Haendel, aquellas personas a quienes de de una u otra forma Georg Friedrich Haendel influenció, y por supuesto, comprender y entender cómo fue el hecho de vivir en el periodo histórico y la sociedad en la que vivió Georg Friedrich Haendel.

Vida y Biografía de Georg Friedrich Haendel

(Georg Friedrich Händel o Haendel; Halle, de hoy Alemania, 1685 - Londres, 1759) Compositor alemán naturalizado inglés. Estricto contemporáneo de Johann Sebastian Bach (si bien difícilmente podrían encontrarse 2 músicos mucho más opuestos en lo que se refiere a estilo y pretensiones), Haendel representa no solo entre las cumbres de la época barroca, sino más bien asimismo de la música de siempre. Músico prolífico como pocos, su producción comprende todos y cada uno de los géneros de su época, con particular predilección por la ópera y el oratorio, a los que, con su aportación, contribuyó a llevar a una época de enorme esplendor.

Oponiéndose a los deseos de su padre, quien pretendía que prosiguiera los estudios de derecho, la carrera de Haendel como músico empezó en su Halle natal, donde tuvo como instructor al entonces célebre Friedrich Wilhelm Zachau, organista de la Liebfrauenkirche; fue tal su aprovechamiento que en 1702 fue nombrado organista de la catedral de su ciudad y, un año después, violinista de la Ópera de la corte de Hamburgo, donde entabló contacto con Reinhard Keiser, un compositor que le ingresó en los misterios de la composición para el teatro.

En Hamburgo, exactamente, estrenó Haendel en 1705 su primera ópera, Almira, que fue bien acogida por el público. Un año después el músico emprendió un viaje a Italia que debía tener particular relevancia, en tanto que le dio la posibilidad de familiarizarse con el estilo italiano y también ingresar ciertas de sus peculiaridades en su estilo, forjado en la tradición contrapuntística alemana. Las óperas Rodrigo y Agrippina y el oratorio La Resurrezione datan de esa época.

En 1710, de regreso en Alemania, Georg Friedrich Haendel fue nombrado profesor de capilla de la corte del Elector de Hannover, ya que abandonó en el final de ese año para moverse a Inglaterra, donde próximamente se dio a entender como creador de óperas italianas. El increíble triunfo de la segunda de su autoría, Rinaldo, le decidió a afincarse en Londres desde 1712.

Un par de años después, su viejo patrón, el Elector de Hannover, fue coronado rey de Inglaterra con el nombre de Jorge I, y el compositor reinició su relación con él, interrumpida tras el abandono de sus funcionalidades en la localidad alemana. Fueron años éstos de enorme prosperidad para Haendel: sus óperas triunfaron en los niveles londinenses sin que los trabajos de autores oponentes como Bononcini y Porpora tengan la posibilidad de hacerles sombra.

No obstante, desde la década de 1730, la situación cambió de modo extremista: a causa de las intrigas políticas, las discusiones con los estrellas (entre ellos el castrato Senesino), la bancarrota de su compañía teatral y la aparición de otras compañías novedosas, una parte del público que hasta el momento lo había aplaudido le volvió la espalda.

A partir de ese instante, Haendel volcó la mayoría de su esfuerzo creativo en la composición de oratorios: si Deidamia, su última ópera, data de 1741, de ese año es El Mesías, la obra que mucho más popularidad le ha informado. Con temas extraídos de la Biblia y contenidos escritos en inglés, los oratorios -entre aquéllos que cabe refererir Israel en Egipto, Sansón, Belshazzar, Judas Maccabeus, Solomon y Jephta- forman la parte mucho más original de toda la producción del compositor y la única que, a despecho de tendencias y épocas, se mantuvo en el repertorio sin avatares significativos, singularmente en el Reino Unido, donde el modelo predeterminado por Haendel ha inspirado la concepción de sus propios oratorios a autores como Edward Elgar o William Walton.

Sin embargo, no se debe olvidar otras facetas de su producción, de forma especial la música instrumental, dominada por sus series de Concerti grossi y recitales para órgano. Los últimos años de vida del compositor estuvieron marcados por la ceguera producido como consecuencia de una errada operación de cataratas. A su muerte fue inhumado en la abadía de Westminster al lado de otras enormes personalidades británicas.

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