La historia de las civilizaciones está escrita por aquellas personas quea lo largo de los siglos, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han ocasionado queel género humano, de una forma u otra,progrese.
Si has llegado hasta aquí es porque eres consciente de la trascendencia que detentó Friedrich Froebel en la historia. La forma en que vivió y aquello que hizo durante el tiempo que estuvo en este mundo fue determinante no sólo para las personas que trataron a Friedrich Froebel, sino que posiblemente legó una señal mucho más honda de lo que podamossospechar en la vida de personas que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya jamás a Friedrich Froebel en persona.Friedrich Froebel ha sido uno de esos seres humanos que, por alguna razón, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.
Conocer las luces y las sombras de las personas relevantes como Friedrich Froebel, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es una cosa fundamental para que seamos capaces de poner en valor no sólo la existencia de Friedrich Froebel, sino la de todas aquellas personas que fueron inspiradas por Friedrich Froebel, gentes a quienes de de una u otra forma Friedrich Froebel influyó, y indudablemente, entender y comprender cómo fue vivir en la época y la sociedad en la que vivió Friedrich Froebel.
(Friedrich Fröbel o Froebel; Oberweissbach, 1782 - Marienthal, 1852) Pedagogo alemán. Discípulo de Rousseau y de Pestalozzi, estudió más que nada la educación anterior a la escuela. Partiendo del principio de que la naturaleza puede manifestarse sin dificultades, fomentó el avance de los pequeños por medio de ejercicios, juegos y cantos al aire libre. En 1837 creó el primer jardín de niñez. Es creador de La educación del hombre (1826).
La concepción pedagógica y la actividad didáctica de Friedrich Froebel se muestran enlazadas, mucho más que a las indiscutibles inspiraciones románticas, a la corriente ideológica actualizada, que evalúa al niño como "espontaneidad" y centro del desarrollo de la educación. Froebel pasó la niñez al lado de su padre (un grave y severo pastor protestante) y su poco benevolente madrastra. Al cabo de una estancia de cinco años en la casa de un tío, comenzó a los quince a trabajar con un inspector forestal y se dedicó, como autodidacta y de forma desorganizada, al cultivo de múltiples ciencias: cartografía, matemáticas, botánica, arquitectura, contabilidad y agrimensura.
Descubrió su vocación pedagógica parcialmente tarde: en 1805, en Franefort, conoció a Gruner, que dirigía una escuela según el procedimiento de Pestalozzi, y le ofreció una plaza de profesor. Estuvo después en Yverdun; allí continuó a lo largo de un par de años con los tres tipos de la familia Holzhausen, de los que era preceptor, y ahondó de forma crítica en el sistema educativo de Pestalozzi.
Su vocación concreta de educador de la niñez adquirió puntos precisos tras un corto paso por las universidades de Gotinga (1811) y Berlín (1812) y al regreso de la campaña contra Napoleón (1814), en el momento en que algunas situaciones familiares le llevaron a ocuparse en la educación de cinco sobrinos. Inspirándose en la iniciativa de la «escuela materna » de Jan Amos Comenius, creó en Keilhau el Instituto General Alemán de Educación (1816), que, no obstante, degeneró prontísimo.
Se trasladó a múltiples sitios de Suiza y, tras bastantes intentos llevados a cabo en Wartensee, Willisam y Burgdorf, estableció en 1840 en Blankenburg el primer "Kindergarten" (jardín de niñez) alemán. Respetar la actividad autora del niño en un tiempo de independencia y en contacto con la naturaleza era el lema de esta escuela, donde se favorecía el juego como actividad libre, otorgándole categoría de eficiente instrumento educativo merced al como el niño lleva a cabo sus habilidades y entendimientos y entra con relación a el planeta.
Froebel creó distintos materiales institucionales para alentar la actividad autora y de observación. Son populares con el nombre de dones y ocupaciones, y su propósito es dirigir a los pequeños al trabajo. Junto a diversos materiales para construir y desmontar, colores, poemas, adivinanzas y juegos, forman el mucho más directo antecedente de los materiales conformados con posterioridad por Maria Montessori. Después de otros descalabros y desengaños, en frente de los que se vio sostenido por el aprecio de 2 mujeres (Guillermina Hoffmeister y Luisa Levin, con la que se casó tras la desaparición de la primera, ocurrida en 1851), reconstituyó su Kindergarten en el castillo de Marienthal, puesto a su predisposición por el duque de Sajonia. Allí moriría Froebel, a los setenta años de edad.
El enorme pedagogo presentó sistemáticamente su ideología en la obra primordial La educación del hombre (1826). En otros contenidos escritos de menor relevancia (cabe rememorar Canciones y diálogos maternas, 1843) hace aparición creado predominantemente su procedimiento, apoyado en el juego, que es visto como la actividad espontánea con la que el niño expresa su personalidad.
La educación del hombre
Friedrich Froebel expuso en La educación del hombre los principios escenciales de su concepción pedagógica, fruto no solo de sus meditaciones, sino más bien asimismo de su experiencia de educador. Para Froebel, la educación, que entiende instrucción y aleccionamiento, tiene por finalidad "conducir al hombre a la clara y absoluta visión de sí", y, por consiguiente, "a comprender su auténtica vocación y a hacerla espontánea y libremente". Esta iniciativa domina toda la obra, que prosigue al niño desde su mucho más tierna niñez hasta la juventud y tiene por finalidad el avance de todas y cada una de las facultades humanas y el perfeccionamiento ética, ya que todo ser está condicionado por Dios.
Según Froebel, la educación, desde un comienzo, debe de tolerar y resguardar, nunca obligar o evitar la espontaneidad para reemplazarla con modelos artificiales. El hombre, en el primer periodo de su historia, acoge en sí la multiplicidad de todo el mundo exterior para hacerla suya. Froebel resalta la relevancia de este instante para el presente y el futuro, ya que las primeras impresiones quedan indeleblemente grabadas en la cabeza humana. Lo que caracteriza a la primera niñez es el desvanecimiento de la niebla que envuelve todas y cada una de las cosas hasta el momento en que estas se muestran de una forma diferente, en especial a través de la palabra. Las primeras tentativas de lenguaje, el avance de los sentidos y el ahínco para linkear el planeta de adentro con el de afuera forman las peculiaridades de la niñez y son los primeros grados sobre los que se sostiene la educación espiritual.
El juego ocupa gran parte de la vida infantil: Froebel lo llama "el producto mucho más puro y mucho más espiritual del hombre en esta edad". Este ha de ser alimentado por la madre y observado por el padre, ya que, en su íntima esencia, revela la actividad espiritual del hombre de mañana. Propias de la niñez son asimismo las primeras tentativas de dibujar, que representan el deseo de exteriorizar las cosas aprendidas. De la representación de lo múltiple se pasa a la definición cuantitativa, esto es, al término del número: este conocimiento eleva en enorme forma la vida del niño.
Con esta riqueza de entendimientos, el niño entra a la segunda niñez, diferente de la edad infantil previo, donde el niño unía el sujeto al objeto. La segunda niñez es la edad de la instrucción, tal como la primera era la de la educación. La instrucción es conseguida en el instituto; el niño se transforma en colegial en el momento en que en él se asegura la conciencia de la vida y de la intención, que es la actividad espiritual del hombre responsablemente dirigido hacia un fin. Por esto la escuela participa como formadora del espíritu. El niño quiere el juego, que en esta edad es, sobre todas las cosas, manifestación de nuestra fuerza; por ello quiere la jardinería, a raíz del directo contacto con la naturaleza que satisface su curiosidad. Froebel se ocupa asimismo en la obra de las materias de enseñanza: la religión, las ciencias naturales y las matemáticas, que están "unidas al espíritu del hombre como el alma a la religión". Se detiene entonces en la enseñanza del idioma y en el arte, expresión de todo el mundo interior del hombre.
La educación del hombre es destacable por el con pasión sentimiento que la comunica, por el soplo de pura religiosidad que la anima y por el ideal moderno del libre avance del humano, esto es, por la autonomía didáctica, por la que Froebel se expone, tras Rousseau, como entre los mucho más insignes representantes de aquel movimiento que no solo condujo al hallazgo del verdadero sujeto de la educación, el hombre libre, sino halló que este sujeto no es libre si no se lleva a cabo como principio autónomo de su planeta interior, que no es el planeta del sujeto apartado, sino más bien el planeta humano, esto es, el planeta de la historia y de la civilización.
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Las sutilezas y las peculiaridades que ocupan nuestras vidas son decididamente imprescindibles, ya que marcan la diferencia, y en el caso de la vida de alguien como Friedrich Froebel, que detentó su importancia en un momento histórico concreto, es imprescindible tratar de brindar una perspectiva de su persona, vida y personalidad lo más rigurosa posible.
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