Fred Zinnemann

La historia del mundo está escrita por los hombres y mujeres queen el paso de los años, gracias a sus obras, sus pensamientos, sus creaciones o su talento; han hecho queel género humano, de una forma u otra,avance.

Ya sea inspirando a otras personas o formando parte de la acción. Fred Zinnemann es uno de esos seres humanos cuya vida, indudablemente, merece nuestro interés debido al nivel de influencia que tuvo en la historia.Comprender la existencia de Fred Zinnemann es comprender más sobre etapa determinada de la historia de la humanidad.

Si has llegado hasta aquí es porque eres consciente de la relevancia que detentó Fred Zinnemann en la historia. Cómo vivió y aquello que hizo en el tiempo en que estuvo en la tierra fue determinante no sólo para aquellas personas que trataron a Fred Zinnemann, sino que a caso legó una huella mucho más profunda de lo que podamossospechar en la vida de gente que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya jamás a Fred Zinnemann de forma personal.Fred Zinnemann fue uno de esos seres humanos que, por alguna causa, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.

Las biografías y las vidas de personas que, como Fred Zinnemann, seducen nuestra atención, tienen que servirnos en todo momento como punto de referencia y reflexión para ofrecer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época de la historia que no son las nuestras. Intentar entender la biografía de Fred Zinnemann, el motivo por qué Fred Zinnemann vivió como lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo a lo largo de su vida, es algo que nos ayudará por un lado a vislumbrar mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que se mueve, de forma implacable, la historia.

Vida y Biografía de Fred Zinnemann

(Viena, 1907 - Londres, 1997) Director de cine estadounidense de origen austriaco. Hombre de extendido bagaje cultural, en parte logrado a lo largo de su etapa de capacitación como estudiante en Viena, se interesó por la música, la escritura, la abogacía y el cine. En el primero de estos campos estudió violín con el propósito de transformarse en profesional, y después derecho, hasta el momento en que su contacto con el celuloide le logró ocuparse completamente a este arte.

Sus contactos iniciales con la industria cinematográfica se generaron en el lote del reportaje mudo, lo que marcaría su posterior trayectoria con el gusto por el aspecto y la perfección de las imágenes. En 1927 se trasladaría a París, donde estudió un año en la Escuela Técnica de Fotografía y Cinematografía, y de regreso a Berlín entraría a trabajar como ayudante de operador bajo el mando de realizadores como Robert Siodmak, Eugene Deslaw, Kurt Land o Berthold Viertel.

El ascenso al poder del nazismo y la aparición incontestable de cine sonoro le persuadieron velozmente de la necesidad de emigrar a los Estados Unidos. Tras la travesía se instaló en Hollywood, donde trabajó como plus para conseguir después el ascenso profesional hasta transformarse en ayudante de dirección. Su debut como directivo se causó por fin en 1935 con el reportaje Redes, si bien el auténtico éxito le llegó con el corto médico That Mother Might Live (1938), premiado con el Oscar de Hollywood, premio que va a repetir en esta categoría años después con Benjy (1951).

Su primer largo de ficción sería Ojos en la noche (1942), producida por la Metro Goldwyn Mayer, estudio para el que trabajó hasta 1951 como directivo y para el que efectuó ocho films. Entre los mucho más relevantes figuraron el drama bélico protagonizado por Spencer Tracy La séptima cruz (1944), y Hombres (1950), con el entonces joven Marlon Brando en un papel estelar. Sin embargo, hasta Sólo frente al riesgo (1952) su nombre no terminaría de figurar entre los mucho más premiados del firmamento cinematográfico. Este western psicológico sobre un hombre que debe llevar a cabo frente a solas el día de su boda a unos peligrosos delincuentes, conociendo al unísono la manifiesta insolidaridad y temor de sus convecinos, consiguió 4 Oscar y también inauguró un género de cine reflexivo y de profundización sicológica que tuvo en Zinnemann a uno de sus mejores exponentes.

Tras regentar un pequeño trabajo, abordó otra pieza maestra, De aquí a la eternindad (1953). Su fuerte carga erótica y su sensualidad a flor de piel, tal como su trama sentimental ambientada en los instantes anteriores al ataque japonés a Pearl Harbour a lo largo de la Segunda Guerra Mundial, levantaron ampollas en ciertos campos ultraconservadores, polémica que en cualquier caso sirvió para publicar de manera comercial un largometraje magnífico que ganaría ocho Oscars, entre ellos los de Mejor Película y Dirección.

Oklahoma (1955), un interesante musical que tuvo el honor de ser el primero en efectuarse con el sistema Todd-Ao, sirvió aún mucho más para labrar el prestigio de Zinnemann como directivo de actores y acaparador de premios, entre ellos otros 2 Oscars. No obstante, dando muestras de un carácter insobornable y de un afán por no acomodarse a las fórmulas de éxito, efectuó ahora Un sombrero lleno de lluvia (1957), amargo retrato sobre la vida de un toxicómano, y también Historia de una monja (1959), sobre la crisis de conciencia de una atractiva chica doblegada a las rigideces de su orden religiosa, que previenen ofrecerle el trato conveniente a los pobres de África.

Tres vidas errantes (1960) supuso un gozoso rencuentro con la actriz Deborah Kerr, a la que había dirigido en De aquí a la eternidad. Sin embargo, su éxito mucho más incontestable en esta década de los sesenta y su cuarta pieza maestra indiscutible fue Un hombre para la eternidad (1966), que relataba el enfrentamiento espiritual entre Tomás Moro y el rey Enrique VIII. Los seis Oscars cosechados por este extenso film no dejaron no obstante ofrecerle continuidad a su trayectoria, que continuó incomprensiblemente atascada a lo largo de múltiples años.

En 1973 retornaría a su tarea tras las cámaras con la muy comercial Chacal (1973), sobre una novela de Frederick Forsyth, y 4 después efectuaría la intimista Julia (1977), fundamentada en la obra literaria de Lillian Hellman, película que terminó redondeando su frecuente flirteo con los Oscars consiguiendo ocho nominaciones. Dicho título vino a indicar sin embargo su definitivo canto de cisne: absolutamente nadie parecía presto a proseguir financiando un género de películas en cierta manera desfasado desde la visión de la juventud, pese a hallarse sobradas de efectividad narrativa y muestras de talento. En 1982, en el momento en que ahora se encontraba prácticamente retirado de la dirección, ha podido todavía arrancar un emprendimiento de escasa influencia cuyo relato transcurría en las nevadas montañas de los Alpes: Cinco días, un verano.

Fred Zinnemann representa el atípico caso de un auténtico cineasta al que cabe atribuirle cuando menos 4 piezas maestras incontrovertibles (Solo frente al riesgo, De aquí a la eternidad, Historia de una monja y Un hombre para la eternidad), tal como un puñado mucho más de producciones dignas de cuenta, pero que jamás ha disfrutado de la cree habitual ni de la crítica a consecuencia de su falta de divismo, la facilidad de que logró gala y el reparto de méritos que siempre y en todo momento puso por enfrente frente cualquier persona que viniera a considerarle como creador indiscutible de los grabes que dirigió durante su trayectoria. A ello cabe añadir un aspecto no bastante tenido presente pero que en el transcurso de un tiempo jugó en contra suya: el deseo de efectuar un cine entre la narrativa al empleo en los Estados Unidos y la interiorización sicológica de ciertas proposiciones de europa.

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Sin duda alguna conocer en profundidad a Fred Zinnemann es algo que está reservado a un grupo limitado de personas, y que pretender recomponer la persona que fue y el modo en que vivió la vida de Fred Zinnemann es una especie de puzzleque posiblemente consigamos rehacer si cooperamos todos en conjunto.

A causa de esto, si eres de aquellos que confían en que de forma colaborativa existen posibilidades de elaborar algo mejor, y conservas información en relación con la existencia de Fred Zinnemann, o acerca de algún faceta de su personalidad u creación que no hayamos contemplado en esta biografía, te pedimos que nos lo envíes.

Los matices y las sutilezas que llenan nuestras vidas son decididamente imprescindibles, ya que destacan la singularidad, y en la ocasión de la vida de una persona como Fred Zinnemann, que poseyó su relevancia en un momento concreto de la historia, es imprescindible tratar de brindar un aspecto de su persona, vida y personalidad lo más rigurosa posible.

Sin dudarlo, contacta con nosotros para relatarnos qué conocimientos tienes tú con respecto a Fred Zinnemann. Estaremos complacidos de perfeccionar esta biografía con más información.