Conocer las luces y las sombras de las personas destacadas como Fray Bernardino de Sahagún, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es algo básica para que podamos valorar no sólo la existencia de Fray Bernardino de Sahagún, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Fray Bernardino de Sahagún, aquellas personas a quienes de de una u otra forma Fray Bernardino de Sahagún influenció, y desde luego, conocer y descifrar cómo fue vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió Fray Bernardino de Sahagún.
(Sahagún, España, 1499 o 1500 - México, 1590) Eclesiástico y también historiador español. Estudió en la Universidad de Salamanca. En 1529 se desplazó a América y también inició el estudio de la lengua de los indígenas mexicanos. Con una finalidad rigurosamente catequística escribió en lengua náhuatl Psalmodia cristiana y sermonario de los Sanctos del Año (1583). Su obra primordial es Historia general de las cosas de Nueva España, recopilación en 12 tomos de prácticas, mitos y leyendas aztecas. Lo mucho más considerable de este tratado es el procedimiento de investigación usado, precursor del que aun el día de hoy aplican los etnólogos, puesto que elaboró un cuestionario previo, eligió a los informadores y recurrió a intérpretes originarios que escribían al dictado náhuatl. En su día, la Iglesia incautó la obra al estimar que se oponía a la tarea misionera.
Nativo de el pueblo leonés de Sahagún, que adoptó como apellido en su orden (se llamaba Bernandino Ribeira), Bernardino de Sahagún marchó a México en 1529 y allí pasó, en distintas sitios, el resto de su historia, entregado a la catequesis de los indígenas, para lo que aprendió el idioma náhuatl y también estudió aplicadamente sus usos y opiniones.
Muy amado por los indios, inquiría regularmente de los jubilados, sabios y curas los datos que le interesaban, y solicitaba a sus acólitos que consignasen semejantes reportes en náhuatl, traduciéndolos después él al español. Los materiales medraban de esta forma de continuo, dando rincón consecutivamente a múltiples manuscritos en los dos lenguajes, de sobra valor los de lengua náhuatl, pues en ocasiones omitía o abreviaba ciertas cosas en la versión castellana.
La obra costó al creador muchas penalidades, pues tuvo contrincantes que mantuvieron ser indignos de la Orden Franciscana esos costos que podían contribuir a sostener en los indígenas el recuerdo de su idolatría, y se le impidió por todos y cada uno de los medios continuarla. Se sabe que Fray Bernardino de Sahagún padeció humillaciones intelectuales y que fue movido de convento en convento. Pero jamás le faltaron simpatizantes, que por fin predominaron, más allá de que sus manuscritos, de los que fue desposeído, no volvieron a su poder. Modernamente reencontrados, se han editado y traducido reiteradamente desde 1829, si bien de manera muy deficiente al comienzo. Uno de los extractos apareció en la Biblioteca Laurentina de Florencia (Códice florentino) y otros en un convento franciscano de Tolosa.
La Historia general de las cosas de Nueva España, cuya redacción le llevó 40 años, es un artículo capital de la historiografía mexicana moderna. Concebida a la forma de un tratado moderno (empleo de documentos, cotejo de distintas fuentes, apartados clasificados de manera científica), se compone de 12 libros. Los nueve primeros tratan de los dioses y diosas, de las fiestas en su honor, de las opiniones sobre la inmortalidad del alma y de las liturgias mortuorios, tal como de la astrología judicial, los presagies y adivinos, y de la vida intelectual y política, entre otros muchos temas.
Los libros X y XI poseen un diccionario, y el XII muestra la conquista de México en su versión indígena. Obra metódica y de relevancia inusual, representa un tesoro de entendimientos etnográficos, arqueológicos y también históricos que forma una contribución primordial al conocimiento de los indígenas en su primitivo género de vida. Las excavaciones arqueológicas efectuadas desde el siglo XX han corroborado varios puntos de la obra de Sahagún.
No tuvieron mejor suerte otros contenidos escritos salidos de la pluma de este ilustre franciscano. Las Pláticas o Coloquios se dieron a conocer en la Biblioteca Vaticana y se han publicado en 1924; de la Psalmodia cristiana, que contenía una parte de los cánticos traducidos y reinterpretados en náhuatl, han quedado tres ejemplares muy incompletos; y tampoco se halló jamás un Arte (gramática) de la lengua mexicana, escrito en 1569. También se le atribuyen distintas proyectos doctrinales en lengua náhuatl, no localizadas hoy en día.
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