La historia del mundo está escrita por aquellas personas quea lo largo de los siglos, gracias a sus obras, sus pensamientos, sus creaciones o su talento; han hecho quela humanidad, de un modo u otro,prospere.
Ya sea inspirando a otros seres humanos o siendo una pieza esencial de la acción. Frank Capra es una de las personas cuya vida, realmente, merece nuestra atención debido al grado de influencia que tuvo en la historia.Conocer la existencia de Frank Capra es comprender más sobre periodo preciso de la historia del ser humano.
Vida y Biografía de Frank Capra
(Palermo, Italia, 1897 - La Quinta, Estados Unidos, 1991) Director cinematográfico estadounidense de origen italiano, máximo gerente de la comedia de america de los años 30, a la que dotó de un áureo optimismo humanista. Cuando tenía seis años de edad su familia emigró a Estados Unidos. Cursó estudios en el California Institute of Technology, y, tras su graduación (1918), consiguió un empleo como instructor en el ejército. En 1921 inició su trayectoria cinematográfica, y en 1931 logró su primer enorme éxito como directivo con La mujer milagro.
La década de 1930 sería en verdad la mucho más valorada de su trayectoria, y a ella forman parte piezas maestras como Sucedió una noche (1934), interpretada por Clark Gable y Claudette Colbert. El largometraje cuenta la crónica de una muchacha heredera llamada Ellie Andrews (Claudette Colbert), muy elegante y algo terca, que se ha casado con un donjuán. Su padre, que rechaza el matrimonio, la ordena a divorciarse, pero la joven escapa del yate paterno para regresar a Nueva York en pos de su marido. Ellie se va con lo puesto, con lo que debe tomar un autobús de línea en el que asimismo viaja Peter Warne (Clark Gable), un corresponsal de prensa que vuelve de efectuar un trabajo. Aunque al comienzo la relación entre ellos es tensa, de a poco la indiferencia va abriendo paso a los sentimientos cariñosos.
A medio sendero entre los primeros trabajos de Capra como escritor de guiones, realizador y gagman para el cómico Harry Langdon y sus enormes comedias políticas de finales de los años 30, Sucedió una noche es una soberbia comedia sentimental muy próxima a las alocadas y libertinas screwball comedies de Gregory La Cava o Leo McCarey, y supuso para el directivo un aplastante reconocimiento por la parte de la Academia de Hollywood, que dio cinco Oscar a la cinta: mejor película, mejor directivo, mejor actor (Clark Gable), mejor actriz (Claudette Colbert) y mejor guion amoldado, que firmó Robert Riskin, coartífice de las mejores proyectos de Capra.
Sin olvidar otros títulos de la década como El misterio de vivir (1936, segundo Oscar a la mejor dirección), Caballero sin espada (1939) o Juan Nadie (1940, con Gary Cooper y Barbara Stanwyck), es necesario poner énfasis un largometraje que condensa las mejores esencias de su cinematografía y que se encontraba designado a transformarse en un tradicional de la comedia de america: Vive como desees (1938). A la alegría por su tercer Óscar debe añadirse la satisfacción que, como productor del largometraje, supuso para Capra ser el depositario del premio concedido a la mejor película del año. Vive como desees, redactada por Robert Riskin y magníficamente interpretada por Lionel Barrymore, Jean Arthur y James Stewart, forma quizás la mucho más correcta comedia hasta hoy de un directivo experto en el género.
Exactamente la misma sus 2 films previamente oscarizados, Vive como desees exhibe el triunfo de la amabilidad elemental del espíritu humano sobre las adversidades. La vida excéntrica pero en último término feliz del amable instructor Vanderhof (Lionel Barrymore) choca frontalmente con las imposiciones sociales, en la manera de una deuda con el fisco que amenaza con truncar su porvenir y el de su familia. Como ahora hiciese en El misterio de vivir, Capra encara una actitud escencial principalmente individualista (pero totalmente en sintonía con los que podríamos denominar valores habituales, como la sinceridad, la amabilidad o la solidaridad con el prójimo) con un ambiente gobernado por la trascendente presencia de las instituciones y su riguroso código de conducta.
No resulta bien difícil obtener del razonamiento de la película una reivindicación de una manera muy de america de comprender la democracia y sus mecanismos. El ambiente popular se nos muestra irremisiblemente corrompido en la medida en que, al distanciarse de la esfera del sujeto, se deshumaniza y pierde su legitimidad. Las referencias políticas y sociales presentes en Vive como desees resultan un eco de las que ocuparon El misterio de vivir, y tienen la posibilidad de interpretarse, al unísono, como la defensa de varios de los principios protegidos por la administración de Franklin D. Roosevelt en el marco del New Deal (particularmente, la solidaridad con el prójimo que promueven los varios programas económicos de asistencia popular) y como un toque de atención frente a un aparato estatal poco a poco más crecido y susceptible de olvidar su propósito último, la alegría del sujeto.
Como otros enormes cineastas de la época, Frank Capra puso su talento al servicio de su país a lo largo de la Segunda Guerra Mundial, haciendo distintos reportajes para el ejército de Estados Unidos. Reincorporado a su profesión una vez terminada la contienda, dirigió poco después otro de sus mejores grabes, ¡Qué hermoso es vivir! (1946), que no obstante no consiguió el aplauso del público.
El personaje principal de la historia es George Bailey (James Stewart), que ha heredado de su padre una suerte de banco que se ocupa de contribuir a los vecinos con inconvenientes de su pequeño pueblo. Pero debe realizar en frente de Henry Potter (Lionel Barrymore), un ambicioso hombre de negocios que desea conseguir el poder de su banco y adueñarse del pueblo. La víspera del día de Navidad, y frente su derrota contra Potter, Bailey procura suicidarse. En ese instante, su ángel de la almacena toma forma humana y lo salva, haciéndole ver lo que podría haber sido de su localidad sin él: una red social desgraciada, maltratada por la codicia de Potter, el único dueño del pueblo. Tras persuadirse de que fué importante para muchas personas que lo desea, Bailey regresa a combatir contra Potter y recibe la solidaridad de todo el pueblo.
Considerada la última pieza maestra del directivo italoamericano, ¡Qué hermoso es vivir! responde a todas y cada una de las peculiaridades del "estilo Capra": rebosa optimismo, idealismo y inocencia, y también procura enseñar de nuevo la amabilidad de la naturaleza humana y el beneficio de la vida social. Aunque el idealismo y la ingenuidad del cine de Capra hayan pasado algo de moda, absolutamente nadie duda de que fue con la capacidad de hacer un estilo propio de generar joyas como esta película, destinada a ser vista constantemente sin perder su aptitud para emocionar al espectador. A partir de los años cincuenta, no obstante, su fórmula pareció agotarse, y se retiró tras rodar la que sería su última película, Un gángster para un milagro (1961), con Glenn Ford, Bette Davis y Peter Falk en el reparto. En 1982 recibió el homenaje del American Film Institute por el grupo de su obra, y, en 1985, el de Hollywood, en un acto que reunió a un alto número de personalidades del cine, la civilización y la política.
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