Ya sea inspirando a otros o formando parte de la acción. Francisco Pérez Bayer es uno de esos sujetos cuya vida, en efecto, merece nuestro interés debido al nivel de influencia que tuvo en la historia.Conocer la vida de Francisco Pérez Bayer es comprender más sobre un periodo concreto de la historia del ser humano.
Apreciar lo bueno y lo malo de las personas relevantes como Francisco Pérez Bayer, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es algo fundamental para que podamos valorar no sólo la vida de Francisco Pérez Bayer, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Francisco Pérez Bayer, gentes a quienes de un modo u otro Francisco Pérez Bayer influyó, y ciertamente, comprender y entender cómo fue vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió Francisco Pérez Bayer.
Vida y Biografía de Francisco Pérez Bayer
(Valencia, 1714 - id., 1794) Erudito y hebraísta español. Fue catedrático de hebreo en Valencia y Salamanca, preceptor de los infantes, canónigo de Barcelona y Valencia y directivo de la Biblioteca Real. Historiador, arqueólogo y filólogo, resaltó como entre los mucho más esenciales hebraístas de su temporada; escribió, por ejemplo proyectos, Damasus et Laurentius Hispanis (1756), Del alfabeto y la lengua de los fenicios (1772), Origen de las voces españolas derivadas de las voces hebreas y también Instituciones de la lengua hebrea. También es creador de un catálogo de la biblioteca de El Escorial, y resalta su reedición anotada de la Biblioteca de Nicolás Antonio.
Francisco Pérez Bayer estudió filosofía y teología en la Universidad de Valencia, por la que se graduó en 1731. Ordenado sacerdote ese año, su ascenso como beneficiado de la parroquia valenciana de San Nicolás no impidió que su atracción por el derecho lo resolviese a moverse a Salamanca, en cuya facultad empezó, además de esto, a interesarse por las lenguas griega y hebrea.
El cabildo salamanqués lo aconsejó como secretario del nuevo arzobispo de Valencia, Andrés Mayoral, y con ese cargo regresó a su localidad natal en 1738, donde tomó contacto tanto con el tomismo escolástico del círculo del arzobispo como con la erudición y el humanismo de su amigo Gregorio Mayans. Mientras leía, por obra de esta última predominación, a Erasmo de Rotterdam, Gerardus Vossius, Benito Arias Montano y Antonio Agustín, entre otros muchos autores, logró merced a las sugerencias de Mayoral la cátedra de Hebreo de la Universidad de Salamanca en 1746, un año tras hallar idéntico puesto en la de Valencia.
Allí se dedicó a la historia, la paleografía, la numismática y las lenguas orientales, y sostuvo varias divergencias con el claustro universitario, en las que fue apoyado siempre y en todo momento por el Consejo de Castilla. En 1749 fue designado a Madrid para ayudar con el jesuita Andrés Marcos Burriet en la comisión de ficheros, trabajo que plasmó en una disertación manuscrita (1752) sobre los ficheros de la catedral de Toledo, la que fue premiada por Fernando VI (1746-1759) con un canonicato en la catedral de Barcelona y una pensión de seiscientos ducados.
El monarca le envió entonces a Italia con el encargo de agarrar códices, monedas y también inscripciones viejas. Durante esta estancia no solo tomó contacto con los ilustrados italianos, sino publicó en Roma su Elogio de los españoles (1756) y Damasus et Laurentius Hispanis Asserti et Vindicati (1756), reivindicación respectiva de la civilización de españa de su temporada y del origen hispano de los santurrones Dámaso y Lorenzo, y se ganó el aprecio del rey Carlos VII de Nápoles y Sicilia, futuro Carlos III de España (1759-1788). En esta ocasión, y como premio a su tarea, el rey lo nombró canónigo, con dignidad de tesorero, de la catedral de Toledo.
Por esta temporada comenzó Pérez Bayer a estudiar la lengua árabe, que terminaría aprendiendo después merced al orientalista Miguel Casiri, directivo de la biblioteca de El Escorial (Madrid). A este monasterio fue enviado después por Carlos III para inventariar los manuscritos helenos, latinos y hebreos, tarea que plasmó en los cinco tomos de su Regiae Bibliothecae Escurialensis M.S.S. Codicum latinorum et Hispanorum (1763).
Durante su estancia escurialense se alineó con Mayans y Juan Bautista Pérez en el enfrentamiento que mantenían con Cristóbal Medina Conde sobre la vericidad de las láminas de Granada, polémica que está resumida en Razón del juicio seguido contra los falsificadores (1781). Asimismo, con el ingreso al trono de Carlos III y merced a la amistad que sostuvo con el secretario de Estado Ricardo Wall y con su sustituto, Jerónimo Grimaldi, alcanzó Pérez Bayer un colosal poder político que lo afianzó, tras la expulsión de los jesuitas, como el alma de la reforma de los institutos mayores.
La seguridad real le valió, además de esto, para ser nombrado preceptor de los infantes y, después, arcediano de la catedral de Valencia (1775), ministro del Consejo y Cámara del propio Carlos III (1781) y bibliotecario mayor de la Biblioteca Nacional (1783), cargo desde el que fomentó la publicación de la conocida Biblioteca Hispana Vetus (1788). Muy reconocido y relacionado en los círculos ilustrados de europa, Pérez Bayer era colega de la Academia de Ciencias de Gotinga (Alemania) y de la de Artes de San Petersburgo (Rusia), tal como académico de honor de la de San Carlos de Valencia.
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