Si has llegado hasta aquí es porque eres sabedor de la importancia que atesoró Francisco José I en la historia. La manera en que vivió y lo que hizo mientras estuvo en este mundo fue determinante no sólo para las personas que conocieron a Francisco José I, sino que tal vez legó una señal mucho más vasta de lo que podamosfigurar en la vida de personas que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Francisco José I de forma personal.Francisco José I fue un ser humano que, por alguna razón, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.
Las biografías y las vidas de personas que, como Francisco José I, cautivan nuestra curiosidad, tienen que servirnos en todo momento como referencia y reflexión para ofrendar un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Hacer un esfuerzo por comprender la biografía de Francisco José I, el motivo por qué Francisco José I vivió como lo hizo y actuó del modo en que lo hizo en su vida, es algo que nos ayudará por un lado a entender mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que avanza, de forma implacable, la historia.
Vida y Biografía de Francisco José I
(Palacio de Schönbrunn, Viena, 1830-id., 1916) Emperador de Austria (1848-1916) y rey de Hungría (1867-1916). Hijo del archiduque Francisco Carlos, se definió a sí mismo como «el último monarca de la vieja escuela». A la edad de dieciocho años sucedió en el trono a su tío Fernando, obligado a abdicar a causa de la revolución liberal de 1848, que él aplastó ferozmente con asistencia del ejército. Convencido de que la supervivencia del imperio en frente de los nacionalismos dependía de la instauración de un régimen de forma plena autoritario, refrendó en un comienzo la Constitución de 1849, que abolía cualquier forma de representación habitual, y poco después terminó por derogarla.
Con el canciller Schwarzenberg, Francisco José I de Austria impulsó un ambicioso emprendimiento político, cuyo propósito era la construcción de la Gran Alemania bajo hegemonía austriaca, en una confederación que incluyese a todos y cada uno de los pueblos sometidos por el imperio. Con tal propósito organizó una administración poderosamente con una central, fortaleció la unidad del ejército y desarrolló una policía política encargada de controlar a nacionalistas y liberales; derogó además de esto las aduanas interiores y adoptó medidas económicas proteccionistas, al paso que cedía a la Iglesia toda la compromiso de la educación principal y de una gran parte de la secundaria.
No obstante, la política exterior que desarrolló desde este emprendimiento chocó, en el contexto de la Confederación germánica, con los intereses de Prusia. Los conjuntos liberales asimismo opusieron fuerte resistencia a sus designios, pero lo que determinó su fracaso fueron las derrotas de Magenta y Solferino de 1859 en frente de la coalición francoitaliana. Tras la pérdida de Lombardía y la caída del canciller Bach, sustituto de Schwarzenberg, nombró al liberal Golugowki, quien procuró ofrecer a los Estados austriacos una composición federal, plan que jamás llegó a seducir al emperador.
La constitución de una cámara de señores (designados y hereditarios) y otra de miembros del congreso de los diputados seleccionados provocó la reacción de húngaros, croatas, checos y transilvanos en 1861. Tiempo después, la anexión de Schleswig y la ocupación de Holstein por la parte de Prusia, en 1866, desencadenaron la catastrófica guerra austro-prusiana. La paz de Praga sancionó la pérdida de la predominación austriaca en el emprendimiento de unificación de Alemania, que pasó a la órbita prusiana, y la paz de Viena supuso la pérdida del Véneto. Esta situación forzó a Francisco José a reorganizar el imperio y, atendiendo a las reivindicaciones húngaras, lo dividió en 2 Estados, con lo que asimismo ajustó la corona del reino de Hungría.
En política exterior, aprobó la Triple Alianza con Prusia y Rusia en 1873, pero tras chocar en los Balcanes con los intereses rusos, Austria y Prusia firmaron la Doble Alianza de 1879. Un año antes, el congreso de Berlín había autorizado a Francisco José I a ocupar Bosnia-Herzegovina, acción que le indispuso con los partidos nacionalistas. El Partido Joven checo solicitó en 1893 el voto universal, pero la contestación del emperador consistió en destituir al ministro liberal Taaffe (que se encontraba presto a concederlo) y también imponer nuevamente un régimen absolutista.
Cinco años después, su mujer Isabel, popularmente llamada Sissi, murió asesinada en Ginebra (Suiza) por un anarquista, drama que se sumó a los del fusilamiento de su hermano Maximiliano I en México, en 1867, y el suicidio de su hijo Rodolfo junto con su apasionado, María Vetsera, en el palacio de Mayerling. Otra catástrofe familiar marcó el principio del fin del imperio: en el año 1914, su sobrino y heredero, el archiduque Francisco Fernando de Austria, y su mujer, Sophie Chotek, fueron asesinados en Sarajevo por un nacionalista serbio. El atentado llevó a Francisco José a declarar la guerra a Serbia con el acompañamiento de Alemania, lo que determinó que se accionara el dispositivo de coaliciones que sostenía en Europa la paz armada y estallara la Primera Guerra Mundial.
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