La historia de las civilizaciones la escriben aquellos hombres y mujeres queen el transcurrir de los siglos, gracias a su forma de actuar, sus ideales, sus hallazgos o su arte; han hecho quela sociedad, de un modo u otro,prospere.
Ya sea inspirando a otros o tomando parte de la acción. Francisco Javier Sáenz de Oiza es una de esas personas cuya vida, en verdad, merece nuestra consideración por el nivel de influencia que tuvo en la historia.Conocer la biografía de Francisco Javier Sáenz de Oiza es conocer más sobre una época concreta de la historia del ser humano.
Si has llegado hasta aquí es porque sabes de la importancia que atesoró Francisco Javier Sáenz de Oiza en la historia. La manera en que vivió y aquello que hizo durante el tiempo que estuvo en el mundo fue decisivo no sólo para las personas que frecuentaron a Francisco Javier Sáenz de Oiza, sino que a lo mejor dejó una huella mucho más insondable de lo que logremosimaginar en la vida de gente que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya jamás a Francisco Javier Sáenz de Oiza personalmente.Francisco Javier Sáenz de Oiza fue un ser humano que, por alguna causa, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.
Conocer lo bueno y lo malo de las personas significativas como Francisco Javier Sáenz de Oiza, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es algo sustancial para que seamos capaces de apreciar no sólo la existencia de Francisco Javier Sáenz de Oiza, sino la de todos aquellos y aquellas que fueron inspiradas por Francisco Javier Sáenz de Oiza, gentes a quienes de un modo u otro Francisco Javier Sáenz de Oiza influenció, y sin duda, entender y comprender cómo fue el hecho de vivir en la época y la sociedad en la que vivió Francisco Javier Sáenz de Oiza.
Las biografías y las vidas de personas que, como Francisco Javier Sáenz de Oiza, cautivan nuestro interés, deben valernos en todo momento como punto de referencia y reflexión para ofrecer un marco y un contexto a otra sociedad y otra etapa de la historia que no son las nuestras. Intentar entender la biografía de Francisco Javier Sáenz de Oiza, porqué Francisco Javier Sáenz de Oiza vivió del modo en que lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo durante su vida, es algo que nos ayudará por un lado a conocer mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que avanza, de forma implacable, la historia.
(Cáseda, Navarra, 1918 - Madrid, 2000) Arquitecto español, una de las considerables figuras de la arquitectura de españa moderna. Proyectó, en grupo, los distritos residenciales de Calero, Erillas y Batán, próximos a Madrid, con planteamientos funcionales. Su obra más esencial son las Torres Blancas de Madrid, de las que solo se llegó a crear una; en ella logró disolver el espacio unificado de los edificios y entablar alguna independencia entre las distintas casas. Otras proyectos son el edificio del Banco Bilbao-Vizcaya (en el centro AZCA de Madrid), la villa Fabriciano (Torrelodones, Madrid) y los pabellones del recinto ferial Juan Carlos I (1989-1991), en Madrid. En 1989 recibió la medalla de oro del Consejo Superior de Arquitectos de España y en 1993 fue premiado con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes.
Francisco Javier Sáenz de Oiza cursó estudios secundarios en Sevilla y Madrid; entre 1934 y 1936 efectuó los 2 tutoriales precisos de ciencias precisas para lograr ingresar en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid. En 1946 se graduó con un refulgente expediente académico que le valió el Premio Aníbal Álvarez, y por año siguiente viajó a Estados Unidos merced a la beca Conde de Cartagena, brindada por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En ese país ahondó en el estilo de la enorme arquitectura urbana actualizada.
A su regreso a Madrid en 1949 se incorporó como enseñante a la Escuela de Arquitectura de Madrid, primero como instructor de salubridad y también higiene de la edificación (hasta 1952) y más tarde como responsable del ámbito de Proyectos Arquitectónicos, del que llegó a ostentar la cátedra desde 1968 hasta 1983, año de su jubilación. De 1981 a 1983, además de esto, ocupó el cargo de directivo de nuestra escuela.
A lo largo de toda su historia profesional compaginó la actividad enseñante con el trabajo en su estudio madrileño, al que en los últimos años de su historia se incorporaron ciertos de sus hijos, 4 de los que fueron asimismo arquitectos. En 1989 recibió la medalla de oro del Consejo Superior de Arquitectos. El reconocimiento a su dilatada trayectoria arquitectónica tendría su punto culminante en 1993, con la concesión del Premio Príncipe de Asturias de las Artes.
En 1953 concibió, con Luis Laorga, la novedosa basílica de Nuestra Señora de Aránzazu (Guipúzcoa), donde se aprecia un distanciamiento del continuismo historicista propugnado en las salas. Laorga y Sáenz de Oiza desearon romper el aislamiento artístico y cultural del país acudiendo al magisterio del arquitecto alemán Dominikus Bohm y sus antiacadémicas y expresionistas concepciones sobre la arquitectura religiosa, en las que se inspiraron, por lo menos medianamente. Sáenz de Oiza recurrió a una arquitectura mucho más espacial, creando un volumen con el que procuraba absorber el modelo arquitectónico de Mies van der Rohe y también integrando líneas contemporáneas y materiales modernos (acero, hormigón) con elementos habituales (planta en cruz, campanario, capillas). El emprendimiento consiguió el Premio Nacional de Arquitectura de 1954; a lo largo de su construcción, Sáenz de Oiza conoció al escultor Jorge Oteiza, lo que dio comienzo a una amistad que se revelaría fecunda.
La frialdad compositiva y la intención de lograr la lógica pura, prácticamente matemática, exenta de un emocionalismo inmediato, han quedado de manera perfecta reflejadas en el emprendimiento de Sáenz de Oiza para la delegación de Hacienda de Donostia-San Sebastián (Guipúzcoa), que consiguió el primer premio del certamen público en 1957. Entre 1954 y 1962 cooperó con el aparato de Romaní en la construcción de casas sociales en diferentes zonas de Madrid, como Fuencarral (1955), Entrevías, Calero y Batán. En el vecindario de Entrevías (1956) recurrió a los trabajos del arquitecto holandés J. J. P. Oud, integrante de De Stijl, para superarse en su radicalidad edificante, llevando el funcionalismo y la pureza de la elasticidad organicista a unos límites un poco forzados.
El diseño de casas de promoción oficial dio a Sáenz de Oiza una excepcional importancia profesional al ofrecer un nuevo modelo arquitectónico para los distritos periféricos de las enormes urbes. Sin duda, entre las creaciones mucho más impresionantes de Sáenz de Oiza fue el edificio Torres Blancas de Madrid, erigido entre 1962 y 1967. Construido en hormigón visto, de altura notable (21 pisos) y formas circulares, se considera entre las mucho más resaltadas producciones del organicismo. En el diseño de estas casas cooperaron sus asistentes Rafael Moneo y Juan Daniel Fullaondo, genuinos instigadores del acercamiento a la innovación formal que emprendió Sáenz de Oiza.
Otra de sus proyectos mucho más resaltadas es la sede del Banco de Bilbao en Madrid. Esta soberbia torre de vidrio y acero fue producto de un importante certamen privado y, más allá de que se proyectó entre 1969 y 1971, tuvo una ejecución muy tardía, ya que no se concluyó hasta 1981. En torno a una composición central se tienen dentro los consecutivos pisos de la torre en bandejas de distintas alturas, en una discontinuidad organicista que contrasta con una aparente simplicidad racionalista.
En 1986 Sáenz de Oiza efectuó nuevamente un emprendimiento para la construcción de un edificio de casas sociales: un bloque de ladrillo llamado El Ruedo, que se curva sobre sí mismo cerrándose a la estruendosa autopista madrileña M-30 y abriéndose a un jardín interior. El polémico diseño de este inmueble, riesgoso y moderno, le reportó en 1991 el Premio de Arquitectura y Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid. Quedaba lejos el arquitecto de los “pueblos liderados” completados a lo largo de la era de Franco y se abría paso un integrante señalado de las academias florecientes de arquitectura que estaban remodelando las afueras de Madrid y Barcelona.
Defensor de una arquitectura popular y anónima, Francisco Javier Sáenz de Oiza representó para la arquitectura de españa el peligro artístico persistente, la heterogeneidad y la modernidad sobre cualquier otra cuenta. Esta exigencia, a veces injuriada por incoherente e inclusive por frívola en sus desenlaces, es constatable a lo largo de toda su trayectoria hasta llegar a sus últimos trabajos: el Museo Contemporáneo de Las Palmas de Gran Canaria (1989), la Facultad de Ciencias de la Universidad de Córdoba, el Auditorio de los Festivales y la Música de Santander (1985-1991), la Universidad Pública de Granada, los pabellones del Recinto Ferial Juan Carlos I de Madrid (1991), el edificio de la Escuela de Administración Pública de Mérida (Badajoz), el Centro Cultural de Villaviciosa de Odón (Madrid), el edificio para las Consejerías de la Junta de Andalucía (1988-1993) en Sevilla y la Torre de Triana (1992), asimismo en la ciudad más importante andaluza. Con Jorge Oteiza y Rafael Moneo proyectó el Museo Metropolitano de Bilbao, y se ocupó de la tarea de conservación de la catedral de León (1981-1982). Meses antes de fallecer concluyó en su estudio su emprendimiento para el museo del escultor Jorge Oteiza.
¿Qué te ha parecido la biografía de Francisco Javier Sáenz de Oiza? ¿Has encontrado todo aquello que suponías que ibas a hallar?
Evidentemente conocer en profundidad a Francisco Javier Sáenz de Oiza es algo que se reserva a un grupo limitado de personas, y que tratar de recomponer quién y cómo fue la vida de Francisco Javier Sáenz de Oiza es una suerte de enigmaque tal vez podamos reconstruir si colaboramos conjuntamente.
Por ese motivo, si eres de esas personas que creen en que de forma cooperativa existen posibilidades de elaborar algo mejor, y conservas información sobre la existencia de Francisco Javier Sáenz de Oiza, o acerca de algún detalle de su figura u creación que no se observe en esta biografía, te solicitamos que nos lo envíes.
Las sutilezas y las peculiaridades que llenan nuestras vidas son siempre determinantes, ya que marcan la diferencia, y en la ocasión de la vida de alguien como Francisco Javier Sáenz de Oiza, que poseyó su trascendencia en un momento histórico concreto, es fundamental tratar de brindar un panorama de su persona, vida y personalidad lo más exacta posible.
Sin dudarlo, contacta con nosotros para contarnos qué sabes tú en relación con Francisco Javier Sáenz de Oiza. Estaremos muy contentos de completar esta biografía con más información.