Francisco de Toledo Herrera

La historia de la civilización está escrita por las personas queen el paso de los años, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han ocasionado quela civilización, de un modo u otro,avance.

Si has llegado hasta aquí es porque eres consciente de la relevancia que tuvo Francisco de Toledo Herrera en la historia. Cómo vivió y lo que hizo durante el tiempo que permaneció en este mundo fue decisivo no sólo para aquellas personas que conocieron a Francisco de Toledo Herrera, sino que a lo mejor produjo una señal mucho más honda de lo que logremosfigurar en la vida de gente que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Francisco de Toledo Herrera de modo personal.Francisco de Toledo Herrera fue uno de esos seres humanos que, por alguna razón, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.

Conocer las luces y las sombras de las personas destacadas como Francisco de Toledo Herrera, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es algo básica para que podamos valorar no sólo la existencia de Francisco de Toledo Herrera, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Francisco de Toledo Herrera, personas a quienes de de una forma u otra Francisco de Toledo Herrera influyó, y por supuesto, comprender y entender cómo fue el hecho de vivir en la época y la sociedad en la que vivió Francisco de Toledo Herrera.

Vida y Biografía de Francisco de Toledo Herrera

(Córdoba, 1532 - Roma, 1596) Prelado español. Jesuita en 1558, gracias a su popularidad como orador sagrado fue nombrado predicador del papa (1559) y participó en varias metas diplomáticas. Fue el primer jesuita alto a cardenal (1593). Entre sus proyectos cabe rememorar Summa de instructione sacerdotum (1599).

Descendiente de una familia judía, Francisco de Toledo Herrera cursó estudios en Zaragoza. En 1556 se documenta su presencia en la Universidad de Salamanca como alumno de Domingo Soto; un par de años después ingresó en la Compañía de Jesús y hace aparición ahora como instructor de artes y estudiante de teología. Durante su estancia en Simancas (Valladolid) fue llamado por el general de la Compañía al Colegio De roma.

En Roma dio las disciplinas de metafísica, dialéctica, lógica y física; a lo largo de los siete años en que desempeñó su cátedra se hicieron muy insignes sus comentarios a Aristóteles y a Santo Tomás. Su inclinación al empleo sistemático de fuentes del propio Estagirita, de pensadores medievales y eruditos árabes, y sus organizados y lógicos comentarios y explicaciones motivaron la resolución de modificar sus enseñanzas para empleo del alumnado. No obstante, sus clases sobre la Summa de Santo Tomás no pasaron por la imprenta hasta el siglo XIX.

El pensamiento de Francisco de Toledo Herrera fluctuó entre el escolasticismo, el tomismo y el escotismo, y logró un eclecticismo de manera perfecta equilibrado en sus interpretaciones del sistema metafísico-teológico. En 1569 fue nombrado teólogo de la Inquisición y de la Sagrada Penitenciaría, tal como predicador del Sacro Palacio. Poco después ejercitó como consultor de un elevado número de congregaciones romanas. Su predominación en el Vaticano y su fuerte ascendencia sobre los consecutivos papas al lado de los que estuvo asistieron a proyectar sobre él una imagen de poder, si bien no de despotismo.

Durante el desarrollo al arzobispo Carranza en Toledo (1570), despertó la desconfianza de parte de la curia eclesial de españa, que estimó que los orígenes judíos de Francisco de Toledo habían condicionado su situación con en comparación con acusado. En 1571 emprendió un viaje por Europa central en el lapso del que se le propuso el inconveniente del interés de los préstamos, tema que acuciaba a varios católicos alemanes, ya que comúnmente consideraban como pecado de usura todo beneficio en ese género de tratos monetarios. El problema se causó en el momento en que el papa Pío V (1566-1572) se mostró conveniente al beneficio. De vuelta a Roma, Francisco de Toledo se puso adelante de la comisión de jesuitas que estudió la forma de afrontar la situación.

Mucho más complejo fue el capítulo de su actuación en el inconveniente de la teología bayanista, base doctrinal del jansenismo. En 1580 Gregorio XIII (1572-1585) le encargó que lograra la sumisión de su inspirador, Michel de Bay (Miguel Bayo). En esta ocasión Toledo recurrió a su aptitud de elocuencia para argumentar a Bayo la bula condenatoria Ex omnibus afflictionibus, redactada en su instante por Pío V y apoyada por Gregorio XIII. Tras múltiples días de entrevistas, regresó a Roma con la sensación (relativamente equivocada) de haber reorientado de forma positiva el inconveniente.

Más tarde cooperó en la elaboración de las biblias de Sixto V (1585-1590) y, más que nada, de Clemente VIII (1592-1605), cuya Vulgata fue en buena medida trabajo del cordobés. En 1593 se transformó en el primer cardenal de la Compañía de Jesús. A partir de entonces su actuación como diplomático fue definitiva para establecer nuevamente las relaciones entre Francia y Roma. Sus trabajos publicados mucho más esenciales son las diferentes interpretaciones a la obra de Aristóteles, publicadas en vida, y los comentarios a Santo Tomás (1869).

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