Conocer las luces y las sombras de las personas relevantes como Francisco de Figueroa, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es algo sustancial para que seamos capaces de apreciar no sólo la existencia de Francisco de Figueroa, sino la de todos aquellos y aquellas que fueron inspiradas por Francisco de Figueroa, gentes a quienes de un modo u otro Francisco de Figueroa influenció, y ciertamente, entender y comprender cómo fue el hecho de vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió Francisco de Figueroa.
Las biografías y las vidas de personas que, como Francisco de Figueroa, seducen nuestra atención, tienen que servirnos en todo momento como referencia y reflexión para ofrendar un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Tratar de comprender la biografía de Francisco de Figueroa, el motivo por el cual Francisco de Figueroa vivió de la forma en que lo hizo y actuó del modo en que lo hizo a lo largo de su vida, es algo que nos impulsará por un lado a comprender mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que se mueve, de forma inexorable, la historia.
(Alcalá de Henares, 1536 - id., ¿1617?) Poeta español. Viajó por Italia y logró absorber la lengua y el espíritu de la poesía italiana. Soldado y cortesano, desempeñó ciertas metas diplomáticas. Poco antes de su muerte condenó a las llamas su obra poética, una gran parte de la que fue obtenida por Luis Tribaldos de Toledo, quien la editó en Lisboa (1625). Su poesía, centrada primordialmente en la pasión cariñosa, se alimenta de Petrarca y de Garcilaso. Es creador de canciones, escogías, glosas y sonetos, en los que consigue su mucho más intensa calidad lírica.
Francisco de Figueroa radicó a lo largo de cierto tiempo en Roma, Bolonia, Siena y, probablemente, Nápoles, donde asimiló la lengua y la civilización italianas. Después de intervenir en distintas metas diplomáticas y militares en Italia al servicio de Carlos V y Felipe II, regresó a su localidad natal para casarse con María de Vargas (1575). En 1579 viajó a Flandes con Carlos de Aragón, I duque de Terranova; regresó entonces a España y se retiró a su localidad natal para ocuparse al estudio. Figueroa sostuvo relación con otros escritores contemporáneos, como Montesclaros, Pedro Laynez y Francisco de la Torre. Tradicionalmente se le ha incluido en la escuela salamanquesa o castellana, si bien tiene mucho más concomitancias con el estilo de Garcilaso de la Vega (al que recrea desde su petrarquismo) que con la poética de Fray Luis de León.
Antes de fallecer ordenó abrasar su producción poética, si bien merced a Antonio de Toledo, señor de Pozuelo, una parte de ella (unos setenta poemas compuestos en su mayor parte de antemano a 1573) ha podido salvarse y fue editada en Lisboa (1625) por Luis Tribaldos de Toledo, quien añadió a las Poesías una semblanza biográfica del creador. Con posterioridad otros estudiosos descubrieron y dado a entender nuevos poemas de Francisco de Figueroa; es la situacion de R. Foulché-Delbosc (quien los publicó en Revue Hispanique, 1911), Ramón Menéndez Pidal (en Boletín de la Real Academia Española, 1915) y Ángel Lacalle Fernández (en Revista Crítica Hispanoamericana, 1915).
En sus creaciones resulta visible la predominación de Horacio (Cuitada navecilla, 1579), Petrarca y Garcilaso de la Vega (Entre doradas flores y Thirsi, pastor del mucho más popular río), autores con los que Figueroa se encontraba muy familiarizado desde su etapa italiana. De su producción resaltan los sonetos, en los que logra una mayor perfección formal y un contenido lírico mucho más profundo, y las liras pastoriles (como Los amores de Damón y Galatea), llenas de versos fluidos y también imaginativos. Se le asigna el Epitafio de Diego de Espinosa, presidente del Consejo Real y obispo de Sigüenza (Guadalajara).
Prueba de su conciencia humanística y de su preocupación por los inconvenientes de la lengua es la carta apuntada desde Chartres (Francia) al erudito Ambrosio de Morales, llamada Sobre el charlar y vocalizar la lengua castellana (1560, reeditada en Memorias de la Real Academia Española, 1943). Miguel de Cervantes mostró su admiración por Francisco de Figueroa en La Galatea (1585) y descubrió su seudónimo (Thirsi) y el de su querida (Fili), dama a la que en teoría conoció en Italia y cuyo amor contrariado evocó Figueroa con melancolia. Sus contemporáneos le brindaron el sobrenombre de El Divino, muy habitual en la temporada.
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Obviamente conocer en profundidad a Francisco de Figueroa es algo que se reserva a un grupo limitado de personas, y que intentar reconstruir la persona que fue y el modo en que vivió la vida de Francisco de Figueroa es una especie de rompecabezasque probablemente alcancemos a reconstruir si cooperamos todos juntos.
Debido a esto, si eres de aquellos que confían en que colaborando se puede elaborar algo mejor, y conservas información acerca de la biografía de Francisco de Figueroa, o acerca de algún elemento de su personalidad u obra que no hayamos observado en esta biografía, te pedimos que nos lo envíes.
Los matices y las sutilezas que ocupan nuestras vidas son decididamente importantes, ya que perfilan la diversidad, y en el tema de la vida de un ser como Francisco de Figueroa, que detentó su importancia en un momento concreto de la historia, es esencia tratar de brindar un aspecto de su persona, vida y personalidad lo más precisa posible.
Sin dudarlo, contacta con nosotros para referirnos qué conoces sobre Francisco de Figueroa. Estaremos ilusionados de ultimar esta biografía con más información.