Ford Madox Ford

La historia universal está escrita por las personas queen el paso de los años, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han originado queel mundo, de una forma u otra,prospere.

Ya sea inspirando a otros o siendo una pieza esencial de la acción. Ford Madox Ford es uno de esos seres humanos cuya vida, sin duda alguna, merece nuestra consideración debido al nivel de influencia que tuvo en la historia.Comprender la existencia de Ford Madox Ford es conocer más sobre un periodo concreto de la historia de la humanidad.

Apreciar las luces y las sombras de las personas relevantes como Ford Madox Ford, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es algo sustancial para que podamos poner en valor no sólo la existencia de Ford Madox Ford, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Ford Madox Ford, personas a quienes de de una u otra forma Ford Madox Ford influyó, y indudablemente, comprender y entender cómo fue vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió Ford Madox Ford.

Vida y Biografía de Ford Madox Ford

(Nombre literario de Ford Herman Hueffer; Merton, 1873 - Deauville, 1939) Escritor británico. En 1908 creó la gaceta The English Review, donde publicó los primeros cuentos de D. H. Lawrence y escritos de Thomas Hardy, Henry James y H. G. Wells, y incitó a elevado número de escritores entonces conocidos; cooperó además de esto con Joseph Conrad. De su producción podemos destacar las novelas El buen soldado (1915) y El final del desfile (1924-28). En total publicó mucho más de setenta y cinco volúmenes de novela, poesía, crítica literaria y otros géneros.

Hijo de un crítico musical alemán y sobrino por la parte de madre del pintor perrafaelista Ford Madox Brown, vivió en un ámbito familiar artístico y también intelectual muy incitante. A los dieciocho años se transformó al catolicismo y por año siguiente publicaba su primera novela, The Shifting of the Fire. En 1896 dio a la imprenta una biografía de su abuelo; de este periodo data su amistad con Y también. Garnett, S. Crane, John Galdworthy, Joseph Conrad y Henry James, que van a tener un papel esencial en su capacitación: con Joseph Conrad, por poner un ejemplo, escribiría Los herederos (1900), Romance (1902) y La naturaleza de un delito (1923).

Ford Madox Ford creó 2 muy importantes gacetas literarias: The English Review (1908-1910), donde cooperaron D. H. Lawrence, Thomas Hardy, H. G. Wells, Joseph Conrad, Henry James, Ezra Pound y W. B. Yeats, y la Transatlantic Review (1924), donde se dieron a conocer contenidos escritos de Gertrude Stein, Pound, Ernest Hemingway, T. S. Eliot, James Joyce, John Dos Passos y Paul Valéry. En la primera década del siglo se dedicó a redactar las novelas históricas de la "trilogía Tudor": The Fifth Queen (1906), Privy Seal (1907) y The Fifth Queen Crowned (1908). Produjo entonces refulgentes novelas satíricas experimentales: The Call (1910), Ladies Whose Brigh Eyes (1911) y Mr. Fleight (1913).

Pero su pieza maestra es El buen soldado (The Good Soldier, 1915), considerada la summa de su madurez literaria. Esta novela, de atmósfera y técnica jamesiana, destapa la íntima fragilidad de los principios morales del hombre contemporáneo, escogiendo el matrimonio y las relaciones íntimas como campo de indagación. El narrador es el cincuentón John Dowell, estadounidense acomodado, hombre bueno y piadoso que con amor y dedicación se hizo enfermero de su mujer, Florence, enferma del corazón, y la ha acompañado a los balnearios mucho más distinguidos de Europa. Los Dowell conocen a los esposos Ashburnham, la quintaesencia de lo mucho más refinado que haya producido la civilización inglesa: ella, Leonora, es noble, interesante y espontánea, y él, Edward, es un especial gentleman, increíble deportista, buen soldado y vencedor de la cortesía. Durante nueve años los 2 matrimonios se marchan encontrando con cierta frecuencia, y solo la desaparición de la pobre Florence, previsible en cuanto al resto, pone fin a esta hermosa y extraña amistad.

Empieza entonces la auténtica experiencia del narrador: su etapa de conocimiento trágico, la serie de revelaciones que lo van a dejar horriblemente solo, sin promesa alguna de interpretar el corazón humano. Todo lo monstruoso que se marcha conociendo de a poco a los ojos del pobre Dowell bajo "esos nueve años de amistad apacible" forma la parte central del libro, y hace de su razonamiento un símbolo de la erupción de fuerzas malignas que se escondían después de las sosiegas apariencias de la Belle Époque.

Dowell presencia, primeramente, un embrollo morboso entre Edward y la huérfana Nancy que acaba, con la cooperación increíble de Leonora, en la disparidad de la chavala y en el suicidio del "buen soldado" Edward, seguido en el instante de un nuevo matrimonio de Leonora con un joven admirador. Dowell entiende la vida de infierno que los Ashburnham habían llevado bajo las apariencias de la respetabilidad: Edward era un monstruoso egoísta, un hombre fatuo y necio, un libertino inmoral, y Leonora una entusiasta con la capacidad de cualquier bajeza con tal de someter al compañero amado y detestado, y realizar de él "un óptimo marido" a toda costa. Los seres inocentes caídos en internet de la pareja modelo eran empujados a la desaparición o a la disparidad, y una de estas víctimas había sido Florence, apasionado de Edward.

La historia de El buen soldado se cuenta en fachada sin un plan preconcebido, con el trámite casual y tortuoso de quien, de a poco, ve hacerse la luz en un pasado que tenía absolutamente mal interpretado. Pero de esta novela se ha alabado exactamente el modo perfecto de narrar excepcionalmente moderno y su técnica, tan especial que forma prácticamente un fin en sí: Ford hace un empleo habilísimo del criterio y del aspecto, del montaje y de la correo simbólica, de la ironía y de la anticipación trágica. Su forma es, más que nada, la expresión de un planeta en el que todos y cada uno de los resortes de la armonía están rotos, y la realidad hace aparición como irrealizable. El libro es verdaderamente un caso inusual: una obra todavía vibrante de cadencias románticas que asimila en forma ejemplar las enseñanzas de Henry James y de Joseph Conrad, las funde en un lenguaje empapado de un "humour" inimitable y preconiza temas y atmosferas que van a ser propias de prosistas norteamericanos como Ernest Hemingway o Francis Scott Fitzgerald.

Tras la Primera Guerra Mundial, Ford Madox Ford escribió la tetralogía libresca El final del desfile, compuesta por Algunos no lo hacen (1924), No mucho más desfiles (1925), Un hombre podría soportar (1926) y La última situación (1928), sobre la civilización occidental que desemboca en la Gran Guerra. Del resto de su ingente producción literaria (mucho más de setenta y cinco proyectos) meritan destacarse sus libros de recuerdos: Ancient Lights (1911), Thus to Revist (1921), Return to Yesterday (1931), It was the Nightingale (1934) y Mightier than the Sword (1938). De sus ensayos hay que refererir The English Novel (1929) y The March of Literature (1938).

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