Firdusi

Si has llegado hasta aquí es porque tienes consciencia de la relevancia que detentó Firdusi en la historia. El modo en que vivió y aquello que hizo mientras estuvo en este mundo fue determinante no sólo para quienes trataron a Firdusi, sino que posiblemente dejó una señal mucho más vasta de lo que podamosconcebir en la vida de personas que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya nunca a Firdusi de forma personal.Firdusi fue una de esas personas que, por algún motivo, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.

Las biografías y las vidas de personas que, como Firdusi, cautivan nuestra atención, tienen que servirnos siempre como referencia y reflexión para ofrecer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Hacer un esfuerzo por comprender la biografía de Firdusi, el motivo por qué Firdusi vivió como lo hizo y actuó del modo en que lo hizo en su vida, es algo que nos ayudará por un lado a comprender mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que se mueve, de forma inevitable, la historia.

Vida y Biografía de Firdusi

(Abú al-Qasem o Abu l-Qasim Mansur, llamado asimismo Firdawsi, Ferdowsi o Ferdousi; Tus, c. 930 - id., 1020) Poeta persa. Es creador de una enorme epopeya histórica y también histórica, el Shahnameh o Libro de los Reyes, dedicada al sultán Mahmud de Gazni. Esta epopeya, la más esencial de la literatura persa, se apoya en las leyendas orales y las fuentes históricas de la temporada y cuenta la narración de cincuenta reyes en tres ciclos; se relatan combates, visualizaciones de diablos y otros hechos reales o fabulosos, en un ámbito monumental que comprende China, Persia y también India. La composición de sus sesenta mil dísticos le llevó treinta y cinco años. Por su versificación de la crónica de Yusuf y Zuleica, que cuenta, siguiendo el Corán, el intento de seducción de la mujer de Putifar sobre José, se le considera asimismo el principal creador de la epopeya libresca.

Pocas y vagas son las novedades que sobre su historia tenemos, y también dudoso resulta hasta su mismo nombre (Firdusi, "el paradisíaco", no es sino más bien el literario). Pertenecía a una familia de la pequeña nobleza rural, es decir a la categoría de los "dihqàn", que eran la élite popular y los depositarios de la tradición poética y religiosa del viejo Irán. La islamización de semejante conjunto de la sociedad y de las masas a él enlazadas se había efectuado ahora extensamente en el lapso del siglo X; ni tan solo exactamente el mismo Firdusi puede ser considerado de ninguna manera un musulmán falso o indiferente.

No obstante, la aceptación de la novedosa fe iba unida, tanto en Firdusi como en todo el ámbito cortesano y popular donde vivió, al aprecio y el interés hacia la tradición nacional, donde la poesía épica y libresca y la historia, presentada aproximadamente bajo la manera de epopeya, se confundían entre sí. Ello induce a estimar como espontáneo afán del poeta (y no pura ejecución de una orden superior) la recopilación y versificación de las viejas tradiciones épicas persas que Firdusi debió hacer todavía joven, tras la desaparición del otro creador poético, Daqiql, el que le antecedió en tal actividad.

La investigación actualizada logró poner en claro la adopción por el poeta, como guía en la composición de una gran parte de su obra, de una trama en prosa: la versión en neopersa llevada a cabo antes del Khudainame, clase de "corpus" oficial de la historia y la mítica protohistoria nacionales redactado bajo los Sasánidas. A este esquema primordial añadió entonces Firdusi varios capítulos que proceden de otras fuentes, escritas y orales; y de este modo, logró de su Libro de los reyes el poema épico más especial de la novedosa Persia (el título original, Shahname o Shahnameh, no es sino más bien la traducción, en términos mucho más correctos a los usos lingüísticos contemporáneos, del Khudainame previamente mencionado). La enorme obra debió ser efectuada en Tus y requeriría no menos de treinta o treinta y cinco años de tarea.

Una vez terminada, el poeta marchó a Gazni en torno al 1010, para ofrecerla al sultán turco Mahmud, a cuyo círculo literario perteneció probablemente a lo largo de cierto tiempo. Aquí la historia de historia legendaria hace aparición mezclada indisolublemente a la historia: se charla, de hecho, de una compensación prometida consistente en una moneda de oro por todos los sesenta mil versos, reemplazada en el momento de la realidad por una remuneración eficaz en plata o bajo otra forma humillante, que ocasionó la indignación del poeta y su fuga una vez caído en desgracia al sultán. Todo ello solo deja asegurar con seguridad que Firdusi no debió lograr con su prolongada tarea la protección ni las mercedes aguardadas; antes bien, gracias a las intrigas de contrincantes o oponentes, ha podido quedar mal ubicado frente Mahmud, quizá bajo la acusación de simpatías hacia los chiítas, acusación que le habría alienado el favor del receloso sultán sunnita.

Así, el poeta abandonó la corte de Gazni, lanzó contra el soberano una beligerante sátira llena de amargura por el desengaño sufrido, y procuró protección y cobijo en otra sección. Parece haberlos encontrado en primer lugar al lado de un príncipe local del Tabaristán, en el litoral sur del Caspio, y después en Irak o el Khuzistán, donde habría compuesto para el buwaihida Bahà ad-dawla el poema Yusuf y Zuleica.

Quizá como expiación por haber cantado los héroes paganos, Firdusi dio en este poema novelesco forma artística a la historia de historia legendaria musulmana del José bíblico y de la mujer de Putifar, como había sido antes contada en el Corán (sura XII) en forma algo modificada por predominación talmúdica. José (Yusuf), vendido por sus envidiosos hermanos, llega a Egipto y es nombrado tesorero en la casa del Gran Visir Putifar, cuya mujer Zuleica se conquista de él. Sigue el interesante episodio coránico de las mujeres egipcias convidadas por Zuleica a contemplar la hermosura de José, frente a la como quedan todas y cada una fascinadas hasta el punto de no avisar en el banquete que se cortan sus manos con el cuchillo en lugar de recortar la fruta.

Lo demás prosigue, con amplificaciones librescas, la historia bíblica. Zuleica, echada al destierro con su marido al descubrirse la inocencia de José, le ve en el colmo de la gloria en el momento en que ella ahora ha enviudado y está avejentada; pero por intercesión de Jacob es rejuvenecida y puede casarse con el hombre a quien tanto había amado. Por Yusuf y Zuleica se considera a Firdusi como el iniciador en la tradición iraní de la epopeya libresca.

Viejo y fatigado, Firdusi regresó al final a su localidad natal y murió en Tus hacia el 1020, antes que pudiese comprender la tardía reparación de Mahmud. También aquí participa la historia de historia legendaria, que apunta la entrada en la población de la embajada reparadora mandada por el sultán exactamente en el momento en que por otra puerta salía el ataúd con los restos de Firdusi.

La popularidad de Firdusi fué siempre y en todo momento muy grande en Persia y conoció una resurrección en la Europa romántica y orientalista una vez que J. Mohl hubo efectuado, bajo el Segundo Imperio, una primera traducción al francés del Libro de los reyes. El Romanticismo vio en el poeta de Tus el último superviviente de la Persia "aria" y el inspirado cantor de las espléndidas leyendas del viejo Irán, antes que la novedosa civilización musulmana cambiara radicalmente el alma y el semblante de su patria. Ello es exacto solo en parte, puesto que, por otra parte, no tienen la posibilidad de ser ignorados los vínculos artísticos y espirituales que unen a Firdusi exactamente con la novedosa poesía y la sociedad neopersas, de las que cabe juzgarle entre los representantes mucho más consagrados.

Como un Jano bifronte, Firdusi se encuentra, al tiempo, en los inicios de la novedosa literatura neopersa y en el final de la elaboración de la épica irania mucho más vieja, que se remonta hasta el Avesta, el libro sagrado del mazdeísmo de Zoroastro. Poco entendemos sobre su personalidad real, cubierta en la anécdota y la historia de historia legendaria; sea como fuere, tenemos la posibilidad de atisbar una figura dulce y buena, si bien no exenta de una fuerte conciencia de su valor poético. La tierna y dolorosa elegía a un hijo fallecido joven es el único atisbo que nos introduce algo en su historia íntima y nos asegura la reflexiva elegancia del sentimiento que emite de otros capítulos de su poema. Aun sin llegar a un inoportuno parangón con los mayores genios poéticos de la raza humana, cabe ver en Firdusi un noble temperamento de artista y una simpática figura de hombre.

El Libro de los reyes de Firdusi

El Shahnameh o Libro de los reyes de Firdusi de Tus es el máximo monumento de la epopeya nacional iránica. Su composición, por un lado, representa la codificación en un cuerpo único de la tradición épica persa, que se había elaborado por un desarrollo milenario desde el Avesta hasta los tiempos de la literatura neopersa; por otra parte, el Shahnameh imprime prominente valor de arte a esta literatura incipiente, proporcionándole además de esto un modelo ejemplar para el poema épico y novelesco en sus ulteriores desarrollos.

La epopeya iránica se había exhibido ahora en capacitación, todavía en su etapa primitiva indoeuropea, en hermosos extractos de los himnos avésticos ("yasht"), que festejan la gesta de héroes ciertos y capítulos de la cosmogonía; se desarrolló y enriqueció entonces en formas para nosotros oscuras, en los siguientes periodos de historia del Irán, bajo Aqueménides, el helenismo y los partos, y fue objeto, por último, de una primera colección oficial (donde, naturalmente, mito y también historia están puestos en un mismo chato) bajo los Sasánidas (siglos III-VII).

La conquista árabe cerró la etapa de vida sin dependencia y original de Persia, y también inauguró en la fe, en la lengua y en la civilización un periodo nuevo; pero los vínculos con lo viejo no han quedado rotos completamente, y hacia el siglo X asistimos a un auténtico resurgimiento cultural persa que resguardan las dinastías de la Persia oriental de los Samánidas y los Gaznevidas. Uno de los puntos mucho más propios de este resurgimiento fue el interés por la epopeya nacional, a la que se deseó fijar en novedosa lengua neopersa, que se encontraba entonces exactamente en sus primeros pasos literarios. Una primera tentativa que había quedado interrumpida bajo los Sasánidas fue reanudada por Firdusi y llevada a cabo en decenios de trabajo; de este modo nació el Shahnameh o Libro de los reyes, que se dedica al sultán Mahmud de Gazni.

El Libro de los reyes canta la crónica de Irán y al tiempo de la raza humana en el esquema de los reinados de cincuenta reyes, desde el primer hombre-rey Garyumerth al último soberano histórico sasánida, Yezdegerd III, bajo el que se desmoronó el estado nacional iránico, que quedó bajo el dominio de los árabes y el Islam. Se exhibe en este esquema otro aspecto del altísimo término de la realeza, que domina asimismo, según testimonio de las fuentes tradicionales, toda la concepción histórica, popular y religiosa iránica.

La parte mucho más refulgente y poética de la obra es la primera, que canta los mitos sobre la protohistoria de la nación y sobre los héroes primigenios (resalta en especial Rustem, hijo de Zal y de Rudabe, cuyos amores se cuentan en ciertas mucho más reconocidas páginas del poema) en un magnífico ámbito, si bien para nosotros termina por ser algo monótono, de vida activa y guerrera, de peleas y convites. En una división del poder entre los hijos de Feridún se despedaza la unidad del reino y comienza la división territorial y el antagonismo entre Irán y Turán, que refleja la eficaz pelea entre alcurnias iránicas y turánicas (turcas) en el Asia central y previo.

A la dinastía del rey Pishdàf pasa la de Kay, en que campean las figuras de Kay Kavús, Kay Kobàd y Kay Khusrù, y bajo los que el paganismo naturalista de la edad heroica es sustituido, y no sin pelea, por la fe del reformador Zoroastro (aquí hay una duda histórica, dada la viable identidad entre un rey del Kay y el aqueménida Histaspes). Después viene la conquista de Alejandro Magno, contada de forma completamente fabulosa según la historia de historia legendaria oriental del héroe; el periodo helenístico y pártico solamente es citado al vuelo, mientras que toda la última una parte del poema, poco a poco más próxima a la historia, canta las gestas y aventuras de los soberanos sasánidas, hasta el objetivo de la dinastía y del Estado nacional.

Esta trama de vastísimo aliento fue puesta en verso por Firdusi en cerca de sesenta mil dísticos. El grandioso poema, habitual producto del exuberante genio oriental, es difícilmente satisfactorio en su grupo en una lectura seguida; es mucho más leído en capítulos sueltos, los que alcanzan desde la grandiosidad de la teogonía a las aventuras librescas de Zal y Rustem, las situaciones patéticos de Siyàvish y de Bizen, las trágicas contrariedades de Isfandiyàr y de Sohráb y las gestas de guerra y muestras de sabiduría de Anushirwàn. Firdusi infundió por su lado en la materia, donde bien poco inventó, un con pasión aliento de hermosura y de alabanza a la excelencia heroica de su patria, tanto mucho más destacable cuanto que él era, al final de cuenta, un devoto musulmán, y escribió para príncipes y cortes musulmanas. La Persia y el planeta entero han popular la Antigüedad iránica, a lo largo de largo tiempo, prácticamente de forma exclusiva bajo la luz en que él la cantó.

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Obviamente descubrir en lo más recóndito a Firdusi es algo que se reserva a escasas personas, y que intentar reconstruir la persona que fue y el modo en que vivió la vida de Firdusi es una especie de puzzleque a lo mejor logremos reconstruir si colaboramos todos en conjunto.

A causa de esto, si eres del tipo de personas que confían en que de modo colaborativo existen posibilidades de hacer algo mejor, y tienes información con respecto a la biografía de Firdusi, o sobre algún peculiaridad de su figura u creación que no se observe en esta biografía, te pedimos que nos lo hagas llegar.

Las sutilezas y las peculiaridades que llenan nuestras vidas son decididamente esenciales, ya que marcan la diferencia, y en el tema de la vida de alguien como Firdusi, que detentó su trascendencia en un momento concreto de la historia, es imprescindible tratar de ofrecer un aspecto de su persona, vida y personalidad lo más precisa posible.

No lo dudes y contacta con nosotros para contarnos qué sabes en relación con Firdusi. Estaremos encantados de perfeccionar esta biografía con más información.