Fiódor Tiútchev

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Si has llegado hasta aquí es porque tienes consciencia de la relevancia que detentó Fiódor Tiútchev en la historia. Cómo vivió y las cosas que hizo en el tiempo en que estuvo en este mundo fue decisivo no sólo para las personas que conocieron a Fiódor Tiútchev, sino que quizá dejó una huella mucho más insondable de lo que podamosimaginar en la vida de personas que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya jamás a Fiódor Tiútchev de modo personal.Fiódor Tiútchev fue un ser humano que, por alguna causa, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.

Vida y Biografía de Fiódor Tiútchev

(Fiódor Ivánovich Tiútchev o Tjutcev; Ovstug, cerca de Briansk, 1803 - Tsarskoe Selo, 1873) Poeta ruso. Fue funcionario de la diplomacia y la cancillería del Imperio (1822-1857). En Alemania conoció a Schelling y Heine, del que tradujo varios poemas. En su obra Rusia y la revolución (1849), expuso un sistema político-espiritual en el que reservaba el primer papel a Rusia. En 1854, con el apoyo de Turguéniev, publicó un volumen de Poesías, en las que, como acólito de Pushkin, evocó la naturaleza rusa.

Refulgente poeta ruso del siglo XIX y eslavófilo componente, Fiódor Tiútchev publicó sus primeros poemas a los dieciséis años. En 1833 quemó todo cuanto había escrito, de forma que el total de su obra solo se constituye de unos cuatrocientos poemas breves, de los que los mucho más visibles corresponden al periodo entre 1848 y 1872, en el momento en que se despojó de determinados artificios arcaístas para pasar a redactar una poesía mucho más directa, natural y de enorme hondura sicológica.

Nativo de el seno de una familia correspondiente a la vieja nobleza, recibió en su casa, y bajo la guía del poeta Raich, una increíble capacitación; frecuentó entonces la Universidad de Moscú, y en 1822 inició la carrera diplomática, que le debía sostener lejos de Rusia a lo largo de mucho más de veinte años, singularmente en Munich (Alemania), donde contrajo matrimonio y ha podido tener relaciones con Friedrich Schelling y Heinrich Heine.

Ningún otro poeta o pensador ruso conoció y entendió el romanticismo tan intensamente como Tiútchev. El primer reconocimiento oficial a su obra lírica le llegó de Pushkin, que en 1836 lo acogió en su gaceta El contemporáneo. En el curso del periodo 1836-38 se dieron a conocer en esta publicación, bajo las iniciales F. T., unas 40 poesías líricas suyas. A pesar de la elevada categoría de su asegurador, la crítica de la temporada no concedió atención alguna al creador, quien guardó silencio a lo largo de largos años. Cuando en 1854 publicó en un tomo la primera compilación de versos, mucho más bien que reaparecido se le consideró un poeta totalmente nuevo, correspondiente al ámbito de la entonces viva escuela del arte por el arte.

Hasta entonces, habían ocurrido ciertos cambios en la vida de Tiútchev, el que, fallecida su primera mujer, había contraído segundas nupcias con una bávara. Su actividad le llevó a Turín, al lado de la corte sarda; si bien Italia le inspirara alguna poesía, el creador no estaba en este país tan bien como en Baviera, y, para lograr regresar a su patria adoptiva, abandonó arbitrariamente su puesto y fue dado de baja del servicio. Establecido en Munich, continuó en tal localidad hasta 1844, año en el que decidió regresar a Rusia. Allí procuró una colocación cómoda, que halló como funcionario de la censura. Su increíble preparación filosófica, histórica y política le indujo a encargarse de los hechos de europa y a adoptar en 1848 una actitud claramente antirrevolucionaria, retrógrada y paneslava. Sus productos de esos años preservan aun de una forma retrospectiva su relevancia histórica.

El amor a la poesía y una beligerante pasión por la institutriz de su hija, M. A. Denisova, le distanciaron de semejantes inclinaciones. La edición nueva de las Poesías, de 1868, dejó entender que el poeta no se había fatigado en el curso del prolongado silencio, y que en su poesía se habían introducido, ajeno de las concepciones del romanticismo alemán, notas de una humanidad mucho más simple y genuina, probablemente, en parte, como consecuencia de los sufrimientos que le ocasionara su amor a Denisova. El poeta le subsistió, y, según el testimonio de los contemporáneos, superó su desesperación, más que nada, a través de el retorno a la actividad y a la poesía políticas, y reiniciando supuestamente la vida popular para esconder su vacío de adentro.

Poeta inusual en los principios de su tarea y también en su "retorno", Fiódor Tiútchev ejercitó enorme predominación en la capacitación de las concepciones filosófico-poéticas rusas del primer decenio del siglo de hoy. Por el carácter de su obra fué por norma general considerado, al lado de Alexander Pushkin, como el exponente de una poesía rusa realmente tradicional, al tiempo que otros críticos vieron en él al iniciador del simbolismo. Sus poesías, publicadas por vez primera en edición completa en 1868, son en su mayor parte de tema filosófico, con unas cincuenta de inspiración política. En estas últimas el creador se dirige a los pueblos eslavos, incitándolos a sumarse a su madre, la Gran Rusia, o canta los mucho más enormes hechos históricos de su temporada, así como las convulsiones del 1848 o la guerra francoprusiana de 1870.

En la lírica de Tiútchev se puede ver la predominación de su contemporáneo y amigo Heinrich Heine, y más que nada la de Goethe; un extenso panteísmo, una sin límites adoración a la naturaleza y el desprecio por las vanidades de todo el mundo, visto como elemento que "desentona" en la creación, son sus primordiales peculiaridades. "El hombre es un sueño de la naturaleza", afirma el poeta, y, consecuentemente, recomienda condenar nuestro Yo, intentando encontrar la fusión con el alma universal. En todo ello es visible una anticipación de las corrientes de la filosofía india que después inundarían Europa. De su deseo de traspasar en el cosmos cósmico nace en el creador la aspiración al Caos constructor, que es el espíritu de la naturaleza, y del que hay asimismo alguna partícula en el fondo del alma humana, algo que recuerda al inconsciente freudiano. El poeta piensa la pasión como una tempestad imprevisible de este inconsciente, como un despertar de este elemento inconsciente que tiende hacia su Caos originario, la desaparición.

Asimismo en esta nota Tiútchev una hermosura especial; no se debe olvidar que ámbas mujeres a quien mucho más amó fallecieron entre sus brazos. "Mi corazón quiere la tempestad", escribió; las muertes y las considerables conmociones de la historia son fuentes de novedosa y elevada inspiración. A menudo rompe el poeta las barreras entre el caos primero que duerme en el fondo del alma y el caos que reina en el Universo, enriqueciendo su poesía con singulares efectos de lo que el día de hoy llamaríamos "impresionismo". Algunas de estas imágenes, como "De una corriente etérea me llena el cielo las venas", "Sigilosas olas del mar meritan mis sueños" o "Mi amor vibra en el aire", han entrado en la lengua hablada rusa.

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