Ya sea inspirando a más seres humanos o siendo parte de la actuación. Fernando I de Habsburgo es uno de esos seres humanos cuya vida, indudablemente, merece nuestra atención debido al grado de influencia que tuvo en la historia.Conocer la vida de Fernando I de Habsburgo es comprender más acerca de época determinada de la historia del género humano.
Si has llegado hasta aquí es porque eres consciente de la trascendencia que detentó Fernando I de Habsburgo en la historia. El modo en que vivió y lo que hizo en el tiempo en que estuvo en este mundo fue decisivo no sólo para aquellas personas que conocieron a Fernando I de Habsburgo, sino que a caso dejó una huella mucho más profunda de lo que logremosconcebir en la vida de gente que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Fernando I de Habsburgo de forma personal.Fernando I de Habsburgo ha sido una de esas personas que, por algún motivo, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.
Conocer lo bueno y lo malo de las personas relevantes como Fernando I de Habsburgo, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es una cosa sustancial para que seamos capaces de poner en valor no sólo la existencia de Fernando I de Habsburgo, sino la de todas aquellas personas que fueron inspiradas por Fernando I de Habsburgo, gentes a quienes de de una u otra forma Fernando I de Habsburgo influyó, y indudablemente, conocer y descifrar cómo fue el hecho de vivir en el periodo histórico y la sociedad en la que vivió Fernando I de Habsburgo.
(Alcalá de Henares, España, 1503 - Viena, 1564) Emperador de Alemania (1556-1564). Hermano menor de Carlos I de España, se formó en Castilla y fue visto con determinada simpatía por la nobleza castellana. Tras la decisión de Carlos como emperador, Fernando se transformó en uno de sus mucho más fiables ayudantes, y le fueron concedidos extensos territorios, como Austria, Estiria, el Tirol y Alsacia, tal como el título de Rey de Romanos. Tras la guerra de Mohács, en 1526, donde murió el último rey Jagellón, Fernando logró hacerse con la Corona húngara, incrementando de esta manera sus dominios en el centro de Europa, lo que lo dejó en la primera línea en frente de la presión turca, que llegó a amenazar Viena en 1529. En el enfrentamiento con los protestantes, Fernando se mostró mucho más maleable que su hermano. Cuando este abdicó, en año 1556, la Corona imperial pasó a Fernando y quedó socia en lo sucesivo a su línea familiar.
Segundo hijo de Felipe el Hermoso y de Juana la Loca, Fernando continuó en España en el momento en que en 1504 su madre partió a Flandes en pos de su marido. Tras la desaparición ese año de la reina Isabel la Católica, su abuela materna, el noble Pedro Núñez de Guzmán, clavero de Calatrava, se encargó de su custodia como ayo y gobernador de la vivienda del infante. En 1506, exactamente el mismo día en que murió su padre, los caballeros Diego de Guevara y Felipe Daula procuraron secuestrarle en su vivienda de Simancas (Valladolid), acción que fue eludida por Núñez de Guzmán y por el hermano de este, el obispo de Catania, quienes brindaron parte a los oidores de la Cancillería de Valladolid; estos ordenaron el traslado del pequeño Fernando a esta localidad, donde continuó hasta el momento en que Juana la Loca solicitó que lo llevaran al lado de ella en la aldea de Hornillos (Valladolid).
En la época de 1508, con cinco años de edad, acompañó en un viaje por Andalucía a su abuelo Fernando el Católico, quien mostró por él enorme predilección, hecho avalado por el testamento concedido en 1512 en Burgos, en el que le confiaba el gobierno de los reinos y los maestrazgos hasta la llegada del nuevo rey (el futuro Carlos I). Este archivo, que había sido ratificado en un nuevo testamento dado en Aranda de Duero (Burgos) en 1515, quedó invalidado por otro definitivo elaborado en Madrigalejo (Cáceres) en 1516, en el que la regencia quedó asignada al cardenal Cisneros y a Alonso de Aragón; Fernando, en compensación, recibió una renta de forma anual del reino de Nápoles, si bien preservó alguna popularidad que despertó el cuidado de su hermano, Carlos I de España y V de Alemania.
Por su lado, su abuelo paterno, el emperador Maximiliano I de Habsburgo, preparó el matrimonio de Fernando con Ana Jagellón (1521), hermana de Luis II de Hungría, link que le garantizaba la doble sucesión de Bohemia y Hungría. Los consejeros de Carlos I, miedosos de la relevancia creciente de la facción fernandina, eligieron alejarle de la Corte, medida que fue ejecutada por el entonces regente, el cardenal Cisneros, quien en exactamente el mismo año en que se causó el acercamiento de los 2 hermanos en las cercanías de Valladolid (1518), le envió a Flandes.
Tras la desaparición en 1519 de Maximiliano I de Habsburgo, Carlos I cedió a Fernando territorios patrimoniales que entendían la Alta y Baja Austria, Carintia, Estiria y Carniola (Dieta de Worms, 1521), y más tarde el Tirol, la Alta Alsacia y el ducado de Württemberg (convenciones de Bruselas, 1522). En 1526, tras la desaparición en la guerra de Mohács de su cuñado, el rey húngaro Luis II, Fernando I de Habsburgo fue escogido rey de Bohemia, donde se le aceptó sin contrariedad, y de Hungría, donde tuvo que vencer la oposición del pretendiente Juan I, de la nobleza nacionalista y de los socios otomanos. En 1531 fue escogido en Colonia rey de romanos y recibió en Aquisgrán las emblemas de semejante título.
En los años siguientes Fernando I de Habsburgo procuró frenar la ofensiva turca que, remontando el río Danubio, conminaba Viena, localidad que ha podido poner seguro en 1532 con el apoyo de Carlos I, pero no ha podido evitar que Solimán el Magnífico, utilizando la confusa situación, se apoderara de Buda y de una gran parte de Hungría; estos sucesos le forzaron en 1545 a firmar una tregua a cambio del pago de un tributo de forma anual y del reconocimiento de la dinastía de los Zápolya en Transilvania. En 1547 vinculó la Corona húngara a su familia.
Fernando I de Habsburgo recibió el título imperial en 1556, tras la abdicación de Carlos I, si bien la decisión no se festejó hasta un par de años después. Para la sucesión del imperio y para las coronas de Austria y Bohemia-Hungría designó a su hijo Maximiliano, el futuro Maximiliano II de Habsburgo (1564-1576).
La política interior de Fernando I de Habsburgo estuvo marcada por la pelea contra los protestantes; en este sentido, Fernando secundó la actitud de su hermano, si bien la capacitación conseguida en Flandes, en contacto con el ámbito erasmista y humanista, le logró adoptar una posición conciliadora y condescendiente, opuesta a la intervención armada. Esta actitud quedó ejemplificada en la reunión de Ratisbona (1524), donde se acordó una primera reforma católica que afectó a la disminución de fiestas de precepto y a la distribución a los príncipes laicos de un quinto de las rentas eclesiásticas.
Otras acciones llevadas a cabo por Fernando de Habsburgo en materia religiosa fueron la constitución en 1529 de la Unión Cristiana, formada por los cinco primitivos cantones católicos suizos y destinada a batallar el protestantismo; la firma de la paz de Kadan (1534) con la Liga de Esmalcalda, por la que se impedía a la Reichkammergericht seguir contra sus integrantes; la protección a la Compañía de Jesús; la opresión de una revuelta estructurada en Bohemia en 1547 que pretendía algunas reformas eclesiásticas; la negociación del tratado de Passau (1552); los sacrificios para hallar que Roma autorizase la comunión bajo ámbas especies (1554); distintas acciones dirigidas a atenuar el enfrentamiento espiritual a través de la paz de Augsburgo (1555), a la que se oponía su hermano Carlos I; y la defensa de la independencia de conciencia llevada a cabo en la reapertura del Concilio de Trento (1562). Llevó a cabo asimismo la reforma del sistema capital y la reorganización del consejo áulico.
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Indudablemente llegar a comprender a Fernando I de Habsburgo es algo que está reservado a pocas personas, y que pretender recomponer quién fue y cómo fue la vida de Fernando I de Habsburgo es una especie de puzzleque con toda probabilidad alcancemos a reconstruir si colaboramos todos a la vez.
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Las sutilezas y las peculiaridades que llenan nuestras vidas son siempre imprescindibles, ya que marcan la diferencia, y en el tema de la vida de alguien como Fernando I de Habsburgo, que tuvo su trascendencia en una época concreta, es vital tratar de ofrecer una perspectiva de su persona, vida y personalidad lo más precisa posible.
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