Fernando de los Ríos

Ya sea inspirando a otras personas o siendo una pieza esencial de la acción. Fernando de los Ríos es uno de esos sujetos cuya vida, realmente, merece nuestro interés por el grado de influencia que tuvo en la historia.Comprender la biografía de Fernando de los Ríos es conocer más sobre época determinada de la historia del ser humano.

Si has llegado hasta aquí es porque eres sabedor de la importancia que atesoró Fernando de los Ríos en la historia. El modo en que vivió y las cosas que hizo durante el tiempo que permaneció en este mundo fue determinante no sólo para aquellas personas que frecuentaron a Fernando de los Ríos, sino que a caso legó una señal mucho más profunda de lo que logremosimaginar en la vida de personas que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Fernando de los Ríos de forma personal.Fernando de los Ríos ha sido una persona que, por alguna razón, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.

Vida y Biografía de Fernando de los Ríos

(Fernando de los Ríos Urruti; Ronda, 1879 - Nueva York, 1949) Político y escritor español. Militante del Partido Socialista Obrero Español desde 1918, fue diputado y ministro en múltiples legislaturas.

Tras llenar una capacitación académica firmemente anclada en los capitales académicos de la Institución Libre de Enseñanza, Fernando de los Ríos consiguió en 1911 la plaza de catedrático de Teoría Política en la Universidad de Granada. En 1913 Ortega y Gasset formó la Liga para la Educación Política Española como sección del Partido Reformista al que Fernando de los Ríos pertenecía. Desde su situación del intelectual liberal, se adhirió entusiásticamente a la Liga, confiando en regenerar con su tarea didáctica a las desnortadas masas. El fracaso de la agrupación en sus animosos fines, sin embargo, inclinó a Fernando de los Ríos hacia las proposición del socialismo, convencido de que la regeneración deseada solo se conseguiría desde un cambio en las construcciones de poder y, principalmente, en las económicas.

En 1918 ingresó en el PSOE; en el Partido Socialista, de los Ríos se alineó con esos (Julián Besteiro, Luis Araquistain) que impulsaron una línea moderada en su acción política; no obstante, los esquemas y programas de Fernando de los Ríos prosiguieron siendo en decisión correcta esos propuganados por la Liga, con la consiguiente desconfianza de las bases socialistas. Su infatigable tarea de conferenciante frente auditorios obreros no dejó, sin embargo, de granjearle popularidad y hasta importancia -por su calidad de intelectual- en las filas de partido. En las selecciones de 1919 consiguió su primer acta de diputado a Cortes; ese año y con ocasión de la primera Conferencia del Trabajo, que sucedió en Washington, fue designado para representar a España en sus sesiones.

Frente a la creación de la III Internacional se abrió en el PSOE, de la misma en el resto partidos obreros y organizaciones sindicales, un enfrentamiento a propósito de la afiliación o no a la Internacional Comunista. Fernando de los Ríos se situó en oposición a esa entrada, sugiriendo en el Congreso Extraordinario (que a dicho efecto festejó el PSOE en el mes de julio de 1920) que el ingreso se realizara de manera condicional.

En pugna con los incondicionales incondicionales de la adhesión terminó imponiéndose la fórmula protegida por de los Ríos y su ambiente. La resolución determinante dependería del informe que 2 encargados trajesen de la URSS. Fernando de los Ríos, integrante en aquel año de la ejecutiva del partido, fue escogido (al lado de Anguiano) para el viaje. Sus conclusiones, expuestas a su regreso en un nuevo Congreso Extraordinario, festejado en el mes de abril de 1921, abogaron por el no ingreso, método que fue adoptado por mayoría. Un libro que se titula Mi viaje a la Rusia soviética, anunciado en 1922 y reeditado en 1970, dio cuenta de su experiencia en el país de la revolución del proletariado.

El golpe militar de Primo de Rivera en 1923 llevó a Fernando de los Ríos a abandonar su cátedra universitaria y, además de esto, a negar toda colaboración con el régimen desde las filas del PSOE. La mayoría del partido, con Julián Besteiro a la cabeza, acordó no obstante explotar las opciones que ofrecía la dictadura, dejando en minoría a Fernando de los Ríos y también Indalecio Prieto, quien llegó a renunciar de la ejecutiva por este motivo. De los Ríos, más allá de sus manifestaciones, continuó en su cargo.

En 1926 publicó El sentido humanista del socialismo, obra donde, con un vocabulario enteramente católico, sostuvo que la precisa redención ética de las masas trabajadoras debía preceder a la redención económica, y que los obreros alcanzarían el poder tras un largo periodo de educación. En 1927 publicó Estado y también Iglesia en la España del siglo XVI. En 1928 se sumó a la huelga académico. El reconocimiento de las titulaciones expedidas por los centros de enseñanza privada (principalmente centros de la Iglesia) que sancionó el gobierno desencadenó las manifestaciones de alumnos y instructores contra las prerrogativas de la Iglesia.

Fernando de los Ríos formó una parte del comité innovador salido del Pacto de San Sebastián el 17 de agosto de 1930. Fracasado el alzamiento republicano, fue encarcelado al lado de otros integrantes del movimiento en el mes de diciembre del mismo año. Al formarse con esos presos el que fue poco después primer gobierno de la Segunda República, Fernando de los Ríos se transformó en integrante del ejecutivo provisional; 14 de abril de 1931, tras la proclamación del nuevo régimen, ocupó el cargo de ministro de Justicia.

Escéptico antes de esta fecha frente a la oportunidad de terminar con la monarquía, la república, que había considerado lejana y complicada de instaurar, próximamente le demandó salir en su defensa; de este modo, exactamente el mismo 14 de abril, al lado de otros 2 ministros republicanos, fue enviado por el gobierno a Barcelona para realizar deponer su actitud a Francesc Maciá, quien, en el tiempo de euforia que antecedió a la caída de la monarquía, declaró Cataluña estado sin dependencia que viene dentro en una federación ibérica. Las gestiones de Fernando de los Ríos le persuadieron de lo poco responsable de su actitud, de manera que la creación de la Generalitat no tardaría en imponerse.

Desde el Ministerio de Gracia y Justicia negoció asimismo con los representantes de la Iglesia la salida al enfrentamiento desarrollado tras el desafío del cardenal Segura. La apología de la monarquía y su unión con la Iglesia llevada a cabo por el cardenal en la pastoral del 1° de mayo desencadenó una sucesión de accidentes que se procuraron agarrar con unas negociaciones que el talante humanista de Fernando de los Ríos asistió a encauzar.

En diciembre de 1931 pasó al Ministerio de Instrucción Pública, donde acometió un extenso programa de creación de academias públicas. Los datos del avance efectuado en esta materia por el gobierno de la República (en contraste con la parálisis que en exactamente el mismo tema caracterizó a las tres décadas precedentes) fueron hechos públicos por Fernando de los Ríos en 1932 y publicados después en El Sol el 1 de marzo de ese año. A partir de ellos, el ataque al monopolio educativo de la Iglesia contó con cantidades de la incontestable efectividad alcanzada por la tarea del gobierno. Durante su etapa en este ministerio creó asimismo la Universidad Internacional de Santander. En junio de 1933 y hasta el mes de septiembre del mismo año ocupó el Ministerio de Estado.

La despiadado opresión que prosiguió a la sublevación de Asturias de 1934 motivó al gobierno a mandar a la provincia un conjunto de parlamentarios a fin de agarrar datos sobre los excesos militares. Fernando de los Ríos formó una parte de dicho comité de investigación, que consiguió pruebas irrebatibles de las torturas practicadas por el ejército. Las conclusiones a propósito del respeto que los mineros tuvieron hacia los no implicados en el enfrentamiento a lo largo del lugar a que fueron sometidos contrastaron, además de esto, con el accionar inicuo de los militares.

En 1935 dimitió de su puesto en la comisión ejecutiva del PSOE a causa del combate con el campo dirigido por Francisco Largo Caballero en el campo de la política de coaliciones llevada a cabo por el partido. El 23 de julio de 1936, tras la sublevación militar que daría rincón a la Guerra Civil, Fernando de los Ríos llegó a París para hacerse cargo de la embajada de españa en Francia. El mismo puesto de embajador ocuparía desde octubre del mismo año en Estados Unidos.

En este país continuó a lo largo de en todo momento que duró el enfrentamiento armado abierto entre la República y el ejército rebelado. El gobierno republicano en el exilio, que encabezó José Giral desde 1945, incluyó a Fernando de los Ríos como ministro de Estado, cargo del que, no obstante, dimitió un año después, en el mes de marzo de 1946, por su situación contraria a ser parte de un gobierno que incluyó en esa fecha al Partido Comunista de España. Durante los últimos años de su historia fue gerente de la República en la ONU.

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