Felipe V

La historia del mundo la escriben las mujeres y hombres queen el paso de los años, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han originado queel género humano, de una forma u otra,prospere.

Si has llegado hasta aquí es porque eres consciente de la relevancia que detentó Felipe V en la historia. La forma en que vivió y lo que hizo en el tiempo en que permaneció en el mundo fue determinante no sólo para las personas que conocieron a Felipe V, sino que a lo mejor dejó una señal mucho más honda de lo que logremossospechar en la vida de gente que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya jamás a Felipe V en persona.Felipe V fue una de esas personas que, por alguna razón, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.

Las biografías y las vidas de personas que, como Felipe V, atraen nuestra atención, tienen que servirnos en todo momento como punto de referencia y reflexión para proponer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Hacer un esfuerzo por comprender la biografía de Felipe V, el motivo por qué Felipe V vivió del modo en que lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo en su vida, es algo que nos impulsará por un lado a conocer mejor el alma del ser humano, y por el otro, la manera en que avanza, de forma inevitable, la historia.

Vida y Biografía de Felipe V

(Felipe de Borbón o de Anjou, llamado el Animoso; Versalles, Francia, 1683 - Madrid, 1746) Rey de España (1700-1746). Segundo hijo del enorme delfín Luis de Francia y de María Ana Cristina de Baviera, fue designado heredero de la Corona de España por el último rey español de la dinastía de los Habsburgo, Carlos II, que murió sin descendencia. La coronación de Felipe de Anjou en 1700 como Felipe V de España supuso el advenimiento de la dinastía borbónica al trono español.

En su primera etapa, el reinado de Felipe V estuvo tutelado por su abuelo, Luis XIV de Francia, por medio de una camarilla de gobernantes franceses encabezada por la princesa de los Ursinos. Esta situación indignó a la alta nobleza y la oligarquía españolas y creó un tiempo de malestar que se complicó en el momento en que el archiduque Carlos de Austria (el futuro emperador Carlos VI del Sacro Imperio Romano Germánico) empezó a realizar funcionales sus metas a la Corona de españa, con el acompañamiento de los viejos reinos de la Corona de Aragón, ya que los catalanes sostenían su resentimiento hacia los franceses a causa de la pérdida del Rosellón y la Cerdaña transpirenaicos.

Tras casarse con Maria Luisa Gabriela de Saboya, Felipe V marchó a Nápoles en 1702 para batallar a los austriacos. Poco después regresó a España para llevar a cabo en frente de los asaltos de la coalición angloholandesa que apoyaba al archiduque Carlos de Austria y que antecedieron al estallido de la guerra de Sucesión en 1704. El largo enfrentamiento en todo el mundo adquirió en España un carácter de guerra civil donde se confrontaron las viejas Coronas de Castilla y Aragón.

En 1707, la situación se tornó crítica para el soberano español, ya que, más allá de que había logrado ciertas victorias esenciales, perdió el acompañamiento de Luis XIV de Francia, quien tuvo que retirarse de la contienda a causa de los reveses sufridos en el conjunto de naciones. Sin embargo, ajeno de las elecciones en el campo de guerra, la desaparición del emperador austriaco José I y la coronación como emperador del archiduque Carlos de Austria en 1711 brindaron un vuelco extremista a las cosas.

Si el origen del enfrentamiento había sido el riesgo de una unión de Francia y España, pese a la cláusula que lo impedía en el testamento de Carlos II, la novedosa situación dio sitio a que británicos y holandeses dejaran de respaldar a Austria, asimismo por causas geoestratégicas, y negociaran con España los tratados de Utrecht, de 1713, y de Rastadt, del año siguiente, por los que Felipe V cedía su soberanía sobre los Países Bajos, Menorca, Gibraltar, la colonia de Sacramento y otras pertenencias de europa y al tiempo renunciaba a sus derechos sucesorios en Francia, en lugar de lo que era reconocido como rey de España.

Los catalanes, que entretanto habían proseguido la guerra a solas, capitularon al final en 1715. El monarca emprendió entonces una profunda reforma administrativa del Estado de carácter centralista, cuyas líneas mucho más importantes fueron el fortalecimiento del Consejo de Castilla y el Decreto de Nueva Planta de la Corona de Aragón, por el que disolvía sus primordiales instituciones y reducía al mínimo su autonomía.

Tras enviudar, Felipe V se casó enseguida con Isabel de Farnesio, quien se transformó en su primordial consejera y, tras separar al conjunto francés, tomó las bridas del poder con el propósito de garantizar el futuro de sus hijos, Carlos y Felipe. A través del cardenal Alberoni, fomentó las campañas de Italia y de los Pirineos con la intención de recobrar los territorios perdidos a causa de la guerra, pero la intervención británica impidió su propósito.

En 1723, a la desaparición del regente francés, Felipe V abdicó a favor de su hijo Luis con la promesa de reinar por último en Francia. Sin embargo, la desaparición de Luis I ese año gracias a la viruela lo llevó nuevamente al trono español. Esta segunda etapa de su reinado estuvo señalada por el progreso de su patología mental y el control que su mujer ejercitaba sobre los temas del reino. Las guerras de Sucesión de Polonia y Austria produjeron los acuerdos de familia con Francia de 1733 y 1743, que clarificaron el futuro de los hijos de Isabel de Farnesio, al garantizar al infante Carlos el trono de España y al infante Felipe el Milanesado, Parma y Plasencia.

La ocupación de este territorio provocó el bloqueo naval por la parte de Gran Bretaña, cuyas graves secuelas económicas para España no llegó a conocer el rey Felipe. Le sucedió en el trono Fernando VI (1746-1759), último hijo de su primer matrimonio con Maria Luisa Gabriela de Saboya; al fallecer sin descendencia Fernando VI, el trono español recayó en Carlos III (1759-1788), primogénito del segundo matrimonio de Felipe V con Isabel de Farnesio.

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