La historia de las civilizaciones la cuentan las mujeres y hombres queen el transcurrir de los siglos, gracias a sus obras, sus pensamientos, sus creaciones o su talento; han ocasionado quela humanidad, de una forma u otra,prospere.
Las biografías y las vidas de personas que, como Familia de La Cierva, seducen nuestra curiosidad, deben ayudarnos siempre como punto de referencia y reflexión para ofrendar un marco y un contexto a otra sociedad y otra etapa de la historia que no son las nuestras. Tratar de entender la biografía de Familia de La Cierva, el motivo por el cual Familia de La Cierva vivió del modo en que lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo a lo largo de su vida, es algo que nos impulsará por un lado a comprender mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que se mueve, de forma inexorable, la historia.
Esta familia de la oligarquía local de Mula (Murcia) dio al sistema político de la Restauración uno de sus caciques mucho más propios: Juan de la Cierva y Peñafiel (1874-1938). Prestigioso letrado criminalista afiliado al Partido Conservador, Juan de la Cierva recorrió entre 1892 y 1896 todo el escalafón político del régimen, pasando de diputado provincial y concejal a alcalde de Murcia y a diputado nacional. Tras ocupar puestos como el de directivo general de Registros o el de gobernador civil de Madrid, en 1904-05 fue nombrado ministro por vez primera, ocupando la cartera de Instrucción Pública.
Entonces fue ministro de Gobernación bajo la presidencia de Antonio Maura (1907-09), intérvalo de tiempo en el que creó el Instituto Nacional de Previsión, impulsó la reforma electoral y actualizó la policía. Desde aquel puesto dirigió la opresión contra los participantes de la manifestación que se oponían al envío de tropas a Marruecos, desatando la Semana Trágica de Barcelona (1909), que desacreditó al gobierno hasta ocasionar su caída.
A lo largo de la posterior escisión de los conservadores entre los incondicionales de Eduardo Dato y los de Antonio Maura, Juan de la Cierva continuó leal a este último, si bien terminó por conformar una minoría propia en el partido, transformado ahora en el enorme cacique de la zona murciana (1914). Su inclinación déspota y ultraconservadora le logró simpatizar con el movimiento de rebeldía militar de las Juntas de Defensa, razón por la que el liberal Manuel García Prieto le llamó a ocupar el Ministerio de la Guerra como concesión para inhabilitar el movimiento (1917-18).
Entonces fue de nuevo ministro de Hacienda (1919), de Fomento (1921) y de Guerra (1921-22). Tras la dictadura de Primo de Rivera (1923-30), Juan de la Cierva aceptó ser parte como ministro de Fomento del último gobierno de Alfonso XIII, encabezado por el almirante Juan Bautista Aznar (1931). Ante la victoria republicana en las selecciones municipales de aquel año, Juan de la Cierva fue el único integrante del gabinete partidario de soportar por la fuerza y sostener la monarquía a toda costa. Al proclamarse la Segunda República escapó a Francia, de donde solo regresó tras la victoria electoral de la derecha en 1933.
Su hijo Juan de la Cierva y Codorníu (1895-1936) fue asimismo diputado, si bien mucho más por predominación de su padre que por verídica vocación política. Se logró ingeniero de Caminos en Madrid (1919) y se orientó hacia la investigación aeronáutica. Siendo aún muy joven diseñó un bombardero trimotor con el que pensaba equipar a la aviación de españa, pero éste se estrelló a lo largo de las pruebas, empujando a Juan de la Cierva y Codorníu a interesarse por otros aparatos de vuelo.
Fue tal como inventó el autogiro, clase de avión sostenido por unas alas giratorias horizontales afines a las del helicóptero, pero autopropulsadas por efecto del avance del aparato, sin precisar motor agregada (1920-23). Apoyado por el Ejército del Aire, Juan de la Cierva continuó mejorando el autogiro, lo dio a saber en el extranjero y creó una compañía para fabricarlo; pero los éxitos iniciales se verían enseguida frustrados por la rivalidad del helicóptero. En 1936 cooperó con los militares que se sublevaron contra la Segunda República dando rincón a la Guerra Civil (1936-39), en la que actuó como agente de los rebelados en el extranjero. Murió en un incidente de aviación en el momento en que retornaba de Inglaterra.
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