La historia de la civilización la cuentan los hombres y mujeres quea lo largo del tiempo, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han originado quela civilización, de un modo u otro,progrese.
Apreciar las luces y las sombras de las personas significativas como Ezequiel Martínez Estrada, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es algo básica para que podamos poner en valor no sólo la vida de Ezequiel Martínez Estrada, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Ezequiel Martínez Estrada, personas a quienes de un modo u otro Ezequiel Martínez Estrada influyó, y sin duda, conocer y descifrar cómo fue el hecho de vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió Ezequiel Martínez Estrada.
Las biografías y las vidas de personas que, como Ezequiel Martínez Estrada, cautivan nuestra curiosidad, tienen que servirnos en todo momento como referencia y reflexión para ofrendar un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Tratar de comprender la biografía de Ezequiel Martínez Estrada, porqué Ezequiel Martínez Estrada vivió del modo en que lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo durante su vida, es algo que nos ayudará por un lado a comprender mejor el alma del ser humano, y por el otro, la manera en que se mueve, de forma inexorable, la historia.
Vida y Biografía de Ezequiel Martínez Estrada
(San José de la Esquina, 1895 - Bahía Blanca, 1964) Escritor argentino, entre las figuras mucho más destacables del género ensayístico en América Latina. El grupo de la obra de Ezequiel Martínez Estrada lo ubica en entre las cumbres del pensamiento argentino contemporáneo. Sus agudas medites sobre la verdad nacional, elaboradas en su mayor parte desde los años treinta, forman una fuente insaciable de enfrentamiento y discusión, al paso que de irradiación de ideas y proposiciones para entender el país y su complicada situación.
Nativo de el seno de una familia humilde, fue un auténtico autodidacta. Trabajó como usado en Correos y dio clases de literatura en el Colegio Nacional de la Universidad de La Plata. Se inició en el campo literario como poeta, con la publicación de Oro y piedra (1918), Nefelibal (1922), Motivos del cielo (1924), Argentina (1927) y Humoresca (1929), de clara predominación modernista. Leopoldo Lugones lo saludó desde las páginas de La Nación con el poema Laureado en Gay entender. En la década siguiente abordó el ensayo con Radiografía de la pampa (1933), y después inició un silencio literario que se alargó hasta 1940, en el momento en que publicó La cabeza de Goliath.
En 1945 abandonó los cargos públicos por su definitiva oposición al gobierno de Juan Domingo Perón. Luego de una patología que lo sostuvo postrado entre 1950 y 1955, Ezequiel Martínez Estrada reanudó la escritura con Coplas del ciego (1959), un grupo de aforismos; ese año viajó a México, donde se dedicó a la enseñanza, y en 1960 marchó a Cuba. Allí continuó un año haciendo un trabajo en una monumental obra sobre José Martí.
Su vivienda en ese país (en el que había triunfado en 1959 la revolución encabezada por Fidel Castro y el Che Guevara) y el alegato que pronunció con ocasión del aniversario de la gaceta Cuadernos Hispanoamericanos le valieron críticas desfavorables en Argentina. Martínez Estrada respondió desde la gaceta uruguaya Marcha, explicando que no era comunista sino más bien defensor de la revolución cubana, un católico ajeno de la Iglesia, partidario de la independencia y la dignidad de los hombres. Pensador sin dependencia, ha dicho lo que creía justo, sin realizar concesiones, pero su feroz antiperonismo y su defensa de la Cuba de Fidel Castro lo habían dejado apartado. Cuando murió tenía dactilografiadas ochocientas páginas del libro sobre Martí, que se publicó más tarde en la isla.
La capacitación intelectual de Ezequiel Martínez Estrada se alimentó de lecturas incontables, entre aquéllas que figuraron Sigmund Freud, George Simmel y Oswald Spengler; un espacio primordial ocupó en este sentido la obra de Keyserling, que contribuyó a la consolidación de su visión telúrica y determinista, según la que la geografía es un aspecto fundamental en la capacitación de la personalidad humana.
Este "fatalismo telúrico" se asienta en la iniciativa de una América excluida de la historia, de la acción y del tiempo por su pertenencia al planeta de la naturaleza. De ahí que para Martínez Estrada la historia argentina sea menos historia que etnología, o sea, la narración de los pueblos sin historia. El hombre argentino sería de esta forma un ser natural, primitivo, salvaje, preso de la naturaleza y el paisaje. Al serles negada la oportunidad de la genuina historia, los argentinos, según el creador, se ven en la necesidad de inventar otra, artificial y falsa.
Su ensayo Radiografía de la pampa resulta una insuperable exposición de los males argentinos, de las fallas éticas y espirituales y de la falta de vericidad de la vida nacional. Escrito en 1933, a lo largo de la llamada "década infame" argentina, su profundo pesimismo indudablemente no es indiferente a esas aciagas situaciones históricas. La cabeza de Goliath, continuación del previo, examina el ámbito urbano.
Otros ensayos del creador en una línea afín son ¿Qué es esto? (1956), Cuadrante del pampero (1956), Las 40 (1957) y Exhortaciones (1957), a los que tienen que sumarse sus importantes estudios sobre 2 autores clave en la forja de la literatura nacional, Domingo Faustino Sarmiento y José Hernández: Sarmiento (1946), Invariantes históricos en el Facundo (1947) y Muerte y transfiguración de Martín Fierro (1948). De su obra narrativa se puede destacar Tres cuentos sin amor y Sábado de gloria (las dos de 1956), Examen sin conciencia (1956) y La tos y otros entretenimientos (1957).
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