La historia de la civilización está contada por aquellas mujeres y hombres quea lo largo de los siglos, gracias a su forma de actuar, sus ideales, sus hallazgos o su arte; han ocasionado quela civilización, de una forma u otra,prospere.
Ya sea inspirando a más seres humanos o siendo una pieza esencial de la acción. Eusebio de Cesarea es uno de esos seres humanos cuya vida, sin duda alguna, merece nuestra atención por el grado de influencia que tuvo en la historia.Comprender la existencia de Eusebio de Cesarea es comprender más sobre una época concreta de la historia del ser humano.
Si has llegado hasta aquí es porque sabes de la importancia que detentó Eusebio de Cesarea en la historia. Cómo vivió y lo que hizo mientras estuvo en este mundo fue decisivo no sólo para aquellas personas que trataron a Eusebio de Cesarea, sino que quizá dejó una señal mucho más vasta de lo que podamossospechar en la vida de personas que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya nunca a Eusebio de Cesarea personalmente.Eusebio de Cesarea fue una de esas personas que, por alguna razón, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.
Apreciar las luces y las sombras de las personas relevantes como Eusebio de Cesarea, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es una cosa básica para que podamos poner en valor no sólo la vida de Eusebio de Cesarea, sino la de todas aquellas personas que fueron inspiradas por Eusebio de Cesarea, gentes a quienes de de una u otra forma Eusebio de Cesarea influenció, y ciertamente, comprender y entender cómo fue vivir en el periodo histórico y la sociedad en la que vivió Eusebio de Cesarea.
Vida y Biografía de Eusebio de Cesarea
(Palestina, c. 265 - id., 339) Escritor y prelado católico heleno. Favorito del emperador Constantino, fue escogido obispo de Cesarea en 313 y también intervino en las luchas entre ortodoxos y arrianos. Llevado por su espíritu conciliador, se encaró múltiples ocasiones con Atanasio. Fundó la historiografía eclesiástica, fijó las bases de la cronología hasta 323 en su Crónica y escribió una historia del cristianismo hasta esa fecha. Es creador asimismo de 2 proyectos apologéticas: Preparación evangélica y Demostración evangélica.
Llamado el padre de la historia eclesiástica, Eusebio nació entre los años 260 y 265 en Palestina, probablemente en Cesarea, donde estudió (en la escuela establecida y en la biblioteca dejada por Orígenes) al lado del sacerdote Pánfilo, cuyo nombre añadió Eusebio al propio (Eusebius Pamphyli: posesivo, no patronímico); con él fue encarcelado en el curso de la persecución del 303. Después del calvario de su amigo, ha podido escapar a Tiro y a Egipto, donde conoció el cautiverio. Vuelto a la patria, llegó al sacerdocio y, hacia el 313, al episcopado.
Eusebio de Cesarea se realizó popular por su doctrina, y en calidad de metropolitano de Palestina pronunció la enorme homilía de la inauguración de la novedosa basílica de Tiro (en el 1. X de su Historia eclesiástica). Compuso, adjuntado con Pánfilo, una apología de Orígenes y fue partidario de Arrio. En el Concilio de Nicea (325), no obstante, debió aceptar la fórmula de fe ortodoxa patrocinada por Constantino. Con todo, contribuyó a hacerle mudar de actitud, y combatió a Eustacio de Antioquía, a Marcelo de Ancira y a Atanasio de Alejandría, culpado en el Concilio de Tiro (335), en el que Eusebio participó. El mismo año asistió a la inauguración de la novedosa basílica constantiniana de Jerusalén y pronunció en Constantinopla el solemne panegírico del trigésimo aniversario de la ensaltación de Constantino al poder. Murió entre 337 y 341, probablemente en 339.
Contrincante de la ortodoxia (el segundo Concilio de Nicea le excluyó del número de los testimonios de la fe) y considerado prácticamente como el prototipo del obispo cortesano, Eusebio de Cesarea fue, sin embargo, célebre y apreciado y también imitado por su obra histórica y su amplia y multiforme actividad literaria. Entre los contenidos escritos exegéticos de San Eusebio cabe refererir los Cánones evangélicos, diez tablas indicadoras de los pasajes paralelos que aparecen respectivamente en todos y cada uno de los 4, en tres, en 2 o en uno solo de los evangelios y, además de esto, el Onomástico, sobre la toponimia de la Sagrada Escritura (un auténtico diccionario, una parte de una obra mucho más larga de geografía bíblica), traducido al latín y refundido por San Jerónimo.
En cuanto a los varios comentarios a libros específicos, tenemos extensos extractos del de los Salmos y preservamos prácticamente entero el líder a Isaías. En estado fragmentario, y en una refundición posterior, llegó hasta nosotros el artículo Problemas evangélicos y sus resoluciones; de la obra Sobre la celebración de Pascua nos queda un largo fragmento.
San Eusebio fue asimismo (y prácticamente puede decirse que más que nada) un creador apologético: de esta forma lo prueban proyectos como Contra Hierocles. En Confutación y defensa, artículo en la actualidad perdido, se opuso al pensador Porfirio. La Preparación evangélica y la Demostración evangélica forman, de todos modos, solo una obra y son probablemente una refundición de otros muchos escritos que cita Focio con los títulos de Preparación eclesiástica y Demostración eclesiástica, prácticamente con toda seguridad ámbas unas partes de una Introducción general elemental cuyos libros VI-IX tenemos reunidos bajo el nombre Pasajes seleccionados de los profetas sobre Cristo.
Nada simple resulta el inconveniente de las relaciones entre estas proyectos (y otras siguientes) y la llamada Teofanía, que trata de la manifestación de Dios en Jesucristo y que llegó hasta nosotros en extractos helenos y en una versión siríaca. Eusebio de Cesarea recrimina a los hebreos su negativa a admitir las premoniciones y a admitir en el cristianismo la auténtica religión revelada, y advierte a los paganos que las opiniones cristianas no se encuentran fundadas únicamente en la fe ciega, sino más bien asimismo en la razón, con la capacidad de admitir de forma plena unas verdades que exactamente los mismos pensadores siguientes a Moisés atisbaron: con esto la sabiduría griega experimenta, al tiempo, una depreciación y una revalidación. Como religión verídica, asegura Eusebio, el cristianismo logró sobrepasar las persecuciones, tras un triunfo que coincide con la unificación del imperio bajo un solo soberano, y ver terminadas las guerras y divisiones entre los pueblos vinculados al monoteísmo.
Adjuntado con el tema de la tradición de las enseñanzas apostólicas fielmente preservadas (en frente de las herejías) en las distintas Iglesias (especialmente en las fundadas por los Apóstoles) mediante la sucesión regular de sus obispos y la obra de los escritores ortodoxos, los convocados temas apologéticos representan las causas escenciales de la Historia eclesiástica, la mayor producción de San Eusebio. En ella el creador cita un Repertorio de mártires asimismo por él compuesto y en la actualidad perdido; probablemente en su última redacción suprimiera lo que pasó a complementarse en otro artículo, Los mártires de Palestina.
La Historia eclesiástica se vio interrumpida desde el 324 y no llegó al vigésimo aniversario del advenimiento de Constantino; probablemente, Eusebio deseó de semejante suerte eludir cualquier referencia al Concilio de Nicea. En cambio, siguió probablemente hasta esta fecha su última obra histórica, donde, no obstante, podía realmente bien dejar de lado los hechos de la historia interna de la Iglesia: la Crónica, compuesta indudablemente en 303 y ampliada entonces en una segunda edición. Características de la Crónica son la aversión al milenarismo (habitual asimismo de la Historia eclesiástica) y la presentación de los cristianos como un pueblo exactamente, al igual, por servirnos de un ejemplo, que los caldeos, asirlos, hebreos, egipcios, helenos y romanos; este último método justifica asimismo su composición de una historia eclesiástica.
Objeto de vivas discusiones, relativas ahora a su carácter o a la vericidad de los documentos contenidos en la obra (que en la actualidad se tiende, generalmente, a revalidar), es la Vida de Constantino, artículo hasta un punto completado por los 2 opúsculos que tienen dentro el Elogio de Constantino, indudablemente el panegírico del trigésimo aniversario, y un alegato del mismo Constantino a una reunión de obispos llamado Oratio ad Sanctorum coetus.
Eusebio de Cesarea es precisamente un escritor que, aparte de regresar de manera continua sobre sus proyectos y repetirse, agrada de justificar sus declaraciones a través de extensas citas de sus fuentes. A tal práctica debemos no solo la importante documentación contenida en la Historia eclesiástica y los pasajes de autores viejos reproducidos en los contenidos escritos apologéticos, sino más bien asimismo la conservación de extractos de Marcelo de Ancira en el escrito polémico dirigido contra él (Contra Marcellum). En éste y en De ecclesiastica Theologia disponemos otra prueba de las tendencias arrianas de San Eusebio. Como escritor resulta mucho más bien prolijo y difícil, probablemente gracias a una viable preocupación por redactar "hermosamente". Son pocos los extractos de sus cartas llegados hasta nosotros.
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