La historia del mundo la escriben aquellas mujeres y hombres quea lo largo de los siglos, gracias a sus obras, sus pensamientos, sus creaciones o su talento; han originado quela sociedad, de un modo u otro,progrese.
Si has llegado hasta aquí es porque tienes consciencia de la relevancia que tuvo Eugenio María de Hostos en la historia. La manera en que vivió y lo que hizo durante el tiempo que estuvo en la tierra fue determinante no sólo para las personas que frecuentaron a Eugenio María de Hostos, sino que a lo mejor legó una huella mucho más vasta de lo que logremosimaginar en la vida de personas que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya jamás a Eugenio María de Hostos de modo personal.Eugenio María de Hostos ha sido una persona que, por algún motivo, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.
Conocer lo bueno y lo malo de las personas destacadas como Eugenio María de Hostos, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es una cosa esencial para que seamos capaces de apreciar no sólo la existencia de Eugenio María de Hostos, sino la de todas aquellas personas que fueron inspiradas por Eugenio María de Hostos, personas a quienes de de una forma u otra Eugenio María de Hostos influenció, y sin duda, conocer y descifrar cómo fue el hecho de vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió Eugenio María de Hostos.
(Eugenio María de Hostos y Bonilla; Mayagüez, Puerto Rico, 1839 - Santo Domingo, 1903) Político, pedagogo y escritor puertorriqueño. Hombre austero y de ideas liberales, cuyo pensamiento recibió influencias del krausismo y del positivismo, Eugenio María de Hostos consagró su historia a un doble ideal: la independencia de su patria y la educación de los pueblos.
Hostos soñó con una confederación antillana libre como base de una América libre y unida, y a ello se dedicó con ahínco desde sus tiempos de estudiante en España; vio en la optimización de la educación habitual el fundamento de un futuro de independencia y justicia, y, durante una vida itinerante que lo llevó a recorrer toda el conjunto de naciones, prodigó por todos lados su tarea de renovación pedagógica.
Biografía
Tras haber cursado estudios primarios en la ciudad más importante de su país natal, Eugenio María de Hostos viajó en 1852 a España para llenar su capacitación académica. Estudió en Bilbao y en Madrid, donde se licenció en leyes y tomó contacto con los distintos conjuntos de acólitos de Karl Krause que en la segunda mitad del siglo XIX animaban la vida cultural madrileña.
El krausismo determinó, desde entonces, los caminos filosóficos, pedagógicos y políticos por los que habría de discurrir su actividad intelectual; y de este modo, partidario de la independencia de las colonias antillanas, creyó viable una enorme federación ultramarina que instaurase la república en esos lares. Convertido en adalid del independentismo antillano, Eugenio María de Hostos pronunció en el Ateneo de Madrid múltiples sonadas charlas que quedarían plasmadas por Benito Pérez Galdós en la novela histórica Prim (1906), correspondiente a la cuarta serie de sus Episodios nacionales. Confió en que la Primera República de españa (1873-1874) daría la independencia a su país, y abandonó España en el momento en que vio frustradas sus esperanzas.
Comenzó entonces para el ilustre puertorriqueño una vida de peregrinación, de publicidad, de pelea por sus idóneas. Vuelto a Hispanoamérica, formó una parte de la Junta Revolucionaria Cubana construída en Nueva York y dirigió su órgano periodístico, La Revolución. Posteriormente, Eugenio María de Hostos recorrió América del Sur extendiendo sus ideas liberales, dirigió en Venezuela el Colegio Nacional de Asunción y creó en Santo Domingo la llamada Escuela Normal, para volcarse de lleno en una incesante actividad pedagógica (1879-1888) que entonces extendió por Chile entre los años 1889 y 1899.
Fruto, en parte, de esta sacrificada tarea, fueron los 2 tratados de sociología que publicó en 1883 y 1901. Hostos planteaba una educación liberal que llevara a un avance ética y también hiciese viable el avance de la democracia y las instituciones representativas en Hispanoamérica. De regreso a su patria, fue nombrado jefe de la comisión encargada de reclamar en Estados Unidos la independencia de Puerto Rico en una confederación de las tres enormes islas antillanas. Pero la dominación de españa había sido reemplazada por la de norteamérica, y, rota la ilusión de ver a su país libre, emigró nuevamente a Santo Domingo, donde consagró el resto de sus días a su obra pedagógica y cultural.
La preocupación de Eugenio María de Hostos por la ética quedó plasmada en el ensayo Moral popular (1888), y su temprana vocación legalista, en Lecciones de Derecho Constitucional (1887). También es creador de tres ensayos: Biografía de Plácido (1872), Cartas públicas sobre Cuba (1895) y Meditando (1909), obra póstuma que recopila su célebre ensayo sobre Hamlet. En el lote de la creación literaria, Hostos dio a la imprenta en 1863 la novela simbólica llamada La peregrinación de Bayoán, donde dejó plasmados sus postulados independentistas. En 1939 se publicó su obra completa (20 volúmenes).
Proyectos de Eugenio María de Hostos
La producción de Hostos, extensísima y diferente, entiende considerablemente más títulos que los previamente relevantes, y, más allá de tal variedad, se encuentra encabezada en su mayor parte por aquellos idóneas de independencia en el lote político y de humanismo en el educativo que siempre y en todo momento guiaron su trayectoria escencial. Ello puede aseverarse aun de las proyectos que, en su muy amplia bibliografía, tenemos la posibilidad de calificar de literarias.
Si en algún momento se ha considerado su obra literaria como de interés secundario, ello no hay que a falta de destrezas ni de calidad: su primer trabajo en prosa, la singular novela llamada La peregrinación de Bayoán, redactada en 1863 en España, tiene un atrayente contenido simbólico y poemático que anunciaba a un escritor de enorme futuro literario, en la corriente romántica. El relato representa la unión de las Antillas, personificadas en diferentes individuos que llevan nombres indígenas: Bayoán es Puerto Rico; Marién es Cuba; Guarionex es Santo Domingo. La hondura del pensamiento y la exposición de ideas revelan ahora en este artículo primerizo el acendrado amor de Hostos a América y su preocupación por el futuro de las Antillas.
Este primer conjunto de proyectos literarias incluye otras 2 novelas nuevas: La novela de la vida y La lona de araña. Eugenio de Hostos escribió además ciertas creaciones poéticas y un poema neoclásico que se titula El nacimiento del Nuevo Planeta. Después redactó ciertos cuentos y comedias para sus hijos (Cuentos a mi hijo, 1878), pero no pasó de ahí: sus ilusiones literarias de juventud serían próximamente consideradas por nuestro creador como ocios indignos del hombre llamado a mucho más altos menesteres patrióticos y humanos.
El abultado de la obra de Hostos lo constituyen ensayos de diversa temática: ética, sociología, derecho o literatura. En este campo su libro de mayor alcance se titula Moral popular (1888), fruto de las clases que dictó a lo largo de su permanencia en Santo Domingo, de 1879 a 1888. Hostos prosiguió las tendencias filosóficas actualmente en que se formó su pensamiento (el positivismo de Comte), pero a veces recuerda la corriente krausista, introducida en España por Julián Sanz del Río. En Moral popular, Hostos muestra, de todas maneras, una concepción propia y original de la ética en las relaciones del hombre con la sociedad.
Otras ensayos de tipo didáctico de Hostos, como el Tratado de Sociología (1901), tuvieron exactamente el mismo origen, ya que surgen de su tarea enseñante en Santo Domingo; son también dignos de mención títulos como En la exposición y La cuna de América. Por su sólida composición científica sobresalen sus Lecciones de Derecho Constitucional (1887), obra premiada en la Exposición Nacional de Guatemala en 1897; su Geografía Evolutiva (1895) y el mencionado Tratado de Sociología (1901).
Todo ello da un concepto de la relevancia del polígrafo puertorriqueño, pero su actividad comprende todavía mucho más puntos: recogió las impresiones de su largo viaje por Sudamérica en Mi viaje al Sur; es creador de una biografía del cubano Francisco Vicente Aguilera, que publicó en Caracas; de una Biografía de Plácido, publicada en Chile en 1872; de las Cartas públicas sobre Cuba (1895), de la letra y la música de un Himno a Borinquen y de otros varios trabajos.
Entre sus estudios de crítica literaria, para finalizar, sobresalen el destinado a Romeo y Julieta (Barcelona, 1867), la inmortal catástrofe de Shakespeare, y el mencionado sobre Hamlet (Santiago de Chile, 1872), uno de sus ensayos de mayor interés. La Confederación de Estados Americanos, reunida en Lima en 1938, proclamó póstumamente "Ciudadano de América" a Hostos, apreciado todavía el día de hoy como ilustre polígrafo y como el mucho más refulgente de los docentes de Hispanoamérica.
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Las sutilezas y las peculiaridades que ocupan nuestras vidas son decididamente importantes, ya que destacan la singularidad, y en la ocasión de la vida de alguien como Eugenio María de Hostos, que tuvo su relevancia en una época determinada, es imprescindible tratar de ofrecer un panorama de su persona, vida y personalidad lo más rigurosa posible.
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