La historia universal la escriben aquellas mujeres y hombres queen el paso de los años, gracias a sus obras, sus pensamientos, sus creaciones o su talento; han originado queel género humano, de una forma u otra,prospere.
Ya sea inspirando a otros seres humanos o siendo una pieza esencial de la acción. Eugène Ionesco es uno de esos sujetos cuya vida, sin duda alguna, merece nuestra consideración por el grado de influencia que tuvo en la historia.Comprender la vida de Eugène Ionesco es comprender más acerca de una época concreta de la historia del ser humano.
Las biografías y las vidas de personas que, como Eugène Ionesco, cautivan nuestra curiosidad, tienen que valernos en todo momento como referencia y reflexión para conferir un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Tratar de entender la biografía de Eugène Ionesco, porqué Eugène Ionesco vivió del modo en que lo hizo y actuó del modo en que lo hizo a lo largo de su vida, es algo que nos ayudará por un lado a vislumbrar mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que avanza, de forma inevitable, la historia.
Vida y Biografía de Eugène Ionesco
(Slatina, 1909 - París, 1994) Autor teatral francés de origen rumano que fue el constructor y mucho más distinguido gerente, adjuntado con Samuel Beckett, del teatro del absurdo.
De padre rumano y madre francesa, su niñez transcurrió en París. Reclamado por su padre, regresó a los trece años a Rumania, donde efectuó estudios y trabajos distintos y continuó hasta 1938, en el momento en que regresó a París. Inició su actividad periodística en distintos medios rumanos y provocó, en 1934, un fuerte escándalo por su ataque sarcástico a los valores establecidos en la literatura rumana (T. Arghezi, I. Barbu, M. Eliade).
Aún volvió a su país tras declararse la Segunda Guerra Mundial, pero regresó a Francia (Marsella) en 1942 y fue añadido cultural de Rumania en Vichy. Acabada la guerra y nuevamente en París, trabajó como corrector de pruebas y traductor. En 1950 se representó su primera obra, El Juego, que más allá de no ser un éxito le granjeó la amistad de intelectuales como André Breton, Luis Buñuel, Mircea Eliade, Raymond Queneau y otros.
En 1970 fue escogido integrante de la Academie Francaise y consiguió distintos premios literarios, que de ahora en adelante serían usuales, como sería furiosa asimismo su actividad en defensa de sus convicciones intelectuales y artísticas por toda Europa y América hasta el día de hoy de su muerte.
La obra de Ionesco
Compuesto desde un trasfondo fatalista, el teatro del absurdo quiere poner de manifiesto la futilidad de la presencia humana en un planeta impredecible, adjuntado con la imposibilidad de verídica comunicación entre la gente; con todo, la obra de Ionesco no está exenta de humor y de sentido de la raza humana. Entre las técnicas propias de su dramaturgia aparecen el non sense (juegos verbales sin ningún sentido o sin ningún sentido aparente), la creación de entornos sofocantes y las ocasiones carentes de lógica con el objetivo de destacar el extrañamiento y la alienación; en cualquier caso, su principio fundamental es subvertir los métodos de transposición así de la verdad.
La producción teatral de Ionesco es muy gran, y entre sus primordiales piezas se cuentan La artista calva (1950), una sátira establecida en la vida diaria; La lección (1950), sobre un instructor que asesina a sus estudiantes; Las sillas (1952), donde los individuos charlan con seres que no hay; Amadeo o de qué manera escapar del paso (1953), una parábola contra el matrimonio, y El nuevo inquilino (1956).
El rinoceronte (1959) es indudablemente su obra mucho más famosa; en ella, frente a la resistencia y el desconcierto del personaje principal, los pobladores de una villa se transforman en rinocerontes. Otras proyectos tráficas suyas son La sed y el apetito (1964) y El rey se muere (1962). Escribió asimismo rebosantes contenidos escritos sobre teatro, libros de memorias y una novela, El solitario (1974).
Ionesco fue entre los dramaturgos mucho más singulares y también renovadores del siglo XX, de un humor mordaz y agudo, que logró mover al medio escénico las técnicas expresivas procedentes del surrealismo. De ese modo abrió nuevos caminos al teatro en una sociedad fragmentada y paulativamente dividida en compartimentos estancos, caminos que fueron seguidos por otros autores. Sus aportaciones durante medio siglo son transcendentales, si bien aún no sean apreciadas en su justa medida.
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