Ya sea inspirando a otros o formando parte de la acción. Ernst Heinrich Heinkel es una de esas personas cuya vida, en efecto, merece nuestra consideración por el nivel de influencia que tuvo en la historia.Comprender la existencia de Ernst Heinrich Heinkel es comprender más acerca de periodo preciso de la historia de la humanidad.
Conocer lo bueno y lo malo de las personas significativas como Ernst Heinrich Heinkel, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es una cosa fundamental para que podamos poner en valor no sólo la existencia de Ernst Heinrich Heinkel, sino la de todas aquellas personas que fueron inspiradas por Ernst Heinrich Heinkel, personas a quienes de un modo u otro Ernst Heinrich Heinkel influyó, y por supuesto, comprender y entender cómo fue vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió Ernst Heinrich Heinkel.
(Grünbach, 1888 - Stuttgart, 1958) Ingeniero aeronáutico alemán. Fue el primer constructor europeo que adoptó los principios escenciales de la aeronáutica estadounidense para aeroplanos rápidos de usuarios y los aplicó en el campo del Viejo Conjunto de naciones. Su relevancia en el planeta de la aviación radicó en el avance del primer motor de propulsión. Su carrera aeronáutica, que duró mucho más de medio siglo, estuvo marcada por distintos récords mundiales de agilidad en vuelo. Una de sus mayores características fue comprender de qué forma utilizar las novedosas tecnologías a su alcance a la investigación aeronáutica, merced a las que desarrolló una extensa variedad de elementos aerodinámicos eficientes y avanzados que brindaron a la aviación alemana una enorme virtud sobre sus oponentes.
La pasión de Ernst Heinkel por la construcción de aeroplanos se manifestó ahora en su juventud. Estudió ingeniería aeronáutica a lo largo de 4 años en el Instituto Técnico de la Universidad de Stuttgart. Su empeño le dejó gigantes consecuencias físicas, en tanto que a lo largo de las pruebas de vuelo de la primera aeronave que edificó (1910), en el momento en que solamente era un estudiante, padeció graves lesiones al estrellarse y también incendiarse el avión, que conducía él mismo.
A pesar de este contratiempo, no renunció en su deseo de ser ingeniero aeronáutico y continuó con su trabajo de diseño y construcción. Su tesón dio los frutos anhelados antes del estallido de la Primera Guerra Mundial, al conseguir un puesto de ingeniero jefe de la compañía Albatros de Berlín. Su carrera fue meteórica, en tanto que a fines de 1918 había creado de manera exitosa un sinnúmero de diseños para la compañía. Durante el conflicto armado varios de los aeroplanos concebidos por Heinkel fueron muy empleados por las tropas alemanas, en especial el hidroavión con flotadores Brandenburg (que edificó para la compañía Hansa-Brandenburg, puesto que para entonces había descuidado la Albatros).
Terminada la Primera Guerra Mundial, y pese a la galopante crisis que se cernía sobre la recién construída República de Weimar, Heinkel decidió fundar su firma. Poco después, inauguró en Warnemünde la compañía aeronáutica Ernst Heinkel Flugzeugwerke. La independencia de trabajar por su cuenta le dio a Heinkel la oportunidad de desarrollar sus ideas y, especialmente, una de sus obsesiones: la agilidad. De aquella factoría salieron varios de los aeroplanos mucho más veloces de la temporada. Esta búsqueda de la velocidad se plasmó en la aparición del avión He 70 que, a lo largo de la década de los años treinta, logró levantarse con ocho récords mundiales de agilidad. Heinkel logró, mucho más adelante, entre los inventos mucho más esenciales de la narración de la industria aeronáutica: el primer avión con motores de reacción, el He 176.
Sin rincón a inquietudes, la etapa mucho más productiva de la factoría de Heinkel sucedió a fines de la década de los treinta. Tras la ascensión al poder de Hitler en Alemania, Heinkel se incorporó de manera activa a la creciente fuerza aeronáutica que preparaba la Luftwaffe. En esa temporada se dedicó eminentemente al avance y construcción de aeroplanos con motores jet, de motores dobles que funcionaban con hélices sencillos y del primer motor de propulsión. En el año 1939 edificó el primer avión jet operativo, el He cien, que al poco tiempo iba a lograr el récord mundial de agilidad con una marca de 463,919 millas por hora.
Con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, el ámbito de la aeronáutica recibió un impulso definitivo y una de sus figuras primordiales fue Heinkel. Durante esta etapa, y de conformidad con las necesidades de las autoridades nazis, desarrolló distintas modelos de aeroplanos de ataque, como el He 59 y el He 115. Sin embargo, los que tuvieron un mayor éxito fueron sus bombarderos, entre aquéllos que estaban el He 162 y el He 111, que se usaron, singularmente el segundo, en los asaltos aéreos sobre Inglaterra. Pero el bombardero He 111 probó ser exageradamente vulnerable a la artillería contrincante, con lo que se le asignaron otras funcionalidades y fue sustituido en los asaltos contra Gran Bretaña por el He 177, con el que Heinkel tuvo mayor éxito (prueba de esto fue que la aviación alemana llegó a usar 1.000 entidades de tal aeroplano).
A partir de este prototipo logró actualizaciones que brindaron como resultado la aparición del He 178, el primer avión turbojet. Estar inmerso en pleno conflicto armado no impidió a Heinkel seguir con el diseño de motores que mejorasen la agilidad de los aeroplanos, y de esta manera fue como logró desarrollar el primer avión de propulsión a chorro, el popular como He 180, que asimismo fue empleado en los asaltos de la aviación nazi.
A finales de la Segunda Guerra Mundial, lo que había sido hasta el momento el matrimonio inseparable entre Heinkel y el gobierno nazi se rompió bruscamente. La razón primordial de este desencuentro fue la resolución de Hitler de requisar la factoría de Heinkel en 1942 para la utilización único de la Luftwaffe. Cuando concluyó la Segunda Guerra Mundial, estas disconformidades con el régimen nazi no salvaron a Heinkel de ser detenido por las tropas aliadas, ni de ser procesado por los tribunales de todo el mundo por crímenes de guerra. A pesar de esto, fue absuelto al comprobarse que no había sido mucho más que un instrumento a cargo de los jerarcas del nazismo.
En el turbio ámbito de la posguerra alemana, y a consecuencia de la disolución de su compañía en 1942, Heinkel decidió fundar una exclusiva compañía. Sin embargo, sus miras dejaron de estar centradas en la aviación para ocuparse al diseño y construcción de bicicletas, motos y pequeños turismos. Así fue como acabó la carrera aeronáutica de Ernst Heinkel, que murió al poco tiempo de fundar esta novedosa compañía.
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