La historia universal la escriben aquellas mujeres y hombres quea lo largo del tiempo, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han ocasionado quela sociedad, de un modo u otro,prospere.
Comprender las luces y las sombras de las personas relevantes como Ernesto Cardenal, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es una cosa esencial para que podamos valorar no sólo la vida de Ernesto Cardenal, sino la de todas aquellas personas que fueron inspiradas por Ernesto Cardenal, personas a quienes de de una u otra forma Ernesto Cardenal influyó, y indudablemente, conocer y descifrar cómo fue vivir en la época y la sociedad en la que vivió Ernesto Cardenal.
Las biografías y las vidas de personas que, como Ernesto Cardenal, atraen nuestro interés, tienen que servirnos en todo momento como punto de referencia y reflexión para conferir un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Tratar de comprender la biografía de Ernesto Cardenal, el motivo por qué Ernesto Cardenal vivió del modo en que lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo en su vida, es algo que nos ayudará por un lado a vislumbrar mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que avanza, de forma inevitable, la historia.
(Granada, Nicaragua, 1925) Poeta nicaragüense. Poeta innovador y sacerdote católico, se dio a comprender con la obra El corno emplumado. Comprometido políticamente con los enfrentamientos sociales de su país, desde 1954 participó en las luchas contra el dictador Anastasio Somoza, y más tarde fue ordenado sacerdote, tras lo que radicó en el transcurso de un tiempo en un monasterio de Estados Unidos. Esta reclusión religiosa supuso para el poeta un oasis de tranquilidad en frente de la deslumbrante localidad actualizada. De regreso en Nicaragua creó una red social en la isla de Solentiname. Su poesía, reflejo de su radicalismo personal, denunció el padecimiento y la explotación de las llamadas repúblicas bananeras, temática que centra su Canto nacional. También se acercó a las ideas de la teología de la liberación, las que se dejan entrever en sus poemarios Salmos, de 1964, y Oración por Marilyn Monroe y otros poemas, de 1965.
Ernesto Cardenal ingresó en 1935 en el Colegio Centro América de los Jesuitas en Granada, donde estudió el bachillerato. Cursó entonces filosofía y letras en la Universidad Nacional Autónoma de México, graduándose en 1947. Entre 1948 y 1949 logró el estudio en la Universidad de Columbia, Nueva York. Discípulo de José Coronel Urtecho, integró la llamada "Generación del 40" adjuntado con los versistas Ernesto Mejía Sánchez y Carlos Martínez Rivas. Viajó por Europa y en 1950 regresó a Nicaragua. Empezó a redactar sus poemas históricos y a traducir con Coronel Urtecho poesía de norteamérica, hasta conformar una grande antología.
En 1952 creó una editorial única del género, El hilo azul, y en 1954 participó en un movimiento armado que procuró asaltar el Palacio Presidencial, que fue popular como la Rebelión de Abril. En 1956 escribió su riguroso poema político "Hora cero". Pero ese año cambió el rumbo de su historia: resolvió profesar y también ingresó al Monasterio de Nuestra Señora de Gethsemani, en Kentucky, Estados Unidos, donde Thomas Merton fue su profesor y guía espiritual. Continuó sus estudios religiosos en México y en Colombia.
Ordenado sacerdote en Managua en 1965, viajó a Estados Unidos para planear la creación de una pequeña comuna contemplativa en Nicaragua, que creó por año siguiente en el archipiélago de Solentiname. En 1970 visitó Cuba, narrando su experiencia de la revolución de Fidel Castro y el Che Guevara en el libro En Cuba. También conoció los procesos del Perú y Chile. En octubre de 1977, en el momento en que se inició la primera ofensiva insurreccional, formaron parte de ella como guerrilleros un conjunto de jóvenes de Solentiname, que asaltaron el cuartel San Carlos, con lo que la Guardia somocista destrozó su red social y Cardenal fue culpado en sepa a varios años de prisión. En 1979, con el triunfo de la Revolución Sandinista, fue nombrado ministro de Cultura, cargo que desempeñó hasta 1988.
La obra de Ernesto Cardenal es coloquialista y al unísono intensamente lírica. Su poesía, entre las mucho más sólidas y identificables de América Latina, se sosten en el legado del modernismo estadounidense (más que nada Ezra Pound y William Carlos Williams), pero con otras influencias como la civilización habitual o las tradiciones religiosas y científicas, por medio de un verso claro pero de enorme encontronazo.
Correspondiente a un refulgente conjunto de versistas entre aquéllos que resaltan José Coronel Urtecho, Pablo Antonio Cuadra y Joaquín Pasos, ahora en sus primeros libros, La localidad desierta (1946) y El conquistador (1947), exhibe su inclinación hacía una poesía narrativa y épica. Fue definitiva, para su futura poesía, su lectura de Ezra Pound. En verso libre, con una ironía y un sentido mágico de lo diario, su mejor poesía capta la intensidad alucinante de la vida actualizada y se basa en fundamentos de su deber civil y en sus vivencias religiosas: Hora cero (1960), Epigramas (1961), Gethsemani Ky (1960) Salmos (1964), Oración por Marilyn Monroe y otros poemas (1965), El ajustado incierto (1966) y Homenaje a los indios americanos (1969).
Desde los años setenta su poesía se radicaliza y se regresa principalmente instrumento de la acción política: Canto nacional (1972), Oráculo sobre Managua (1973), Tocar el cielo (1981) y Vuelos de victoria (1984). Entre sus últimos libros de poesía están Cántico cósmico (1989), Los ovni de oro (1992), Telescopio en la noche obscura (1993), Antología novedosa (1996) y Vida en el cariño (1997). Como ensayista son interesantes el volumen destinado a La poesía nicaragüense de Pablo Antonio Cuadra (1973) y Cristianismo y revolución (1974). En 1998 se publicó el primer volumen de su autobiografía.
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