Ernestine Schumann-Heink

La historia del mundo la escriben aquellas personas quea lo largo del tiempo, gracias a sus obras, sus pensamientos, sus creaciones o su talento; han originado queel mundo, de un modo u otro,progrese.

Ya sea inspirando a otras personas o tomando parte de la acción. Ernestine Schumann-Heink es uno de esos sujetos cuya vida, sin duda alguna, merece nuestra consideración debido al grado de influencia que tuvo en la historia.Conocer la vida de Ernestine Schumann-Heink es conocer más sobre periodo preciso de la historia de la humanidad.

Las biografías y las vidas de personas que, como Ernestine Schumann-Heink, atraen nuestro interés, tienen que ayudarnos siempre como punto de referencia y reflexión para ofrecer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Tratar de comprender la biografía de Ernestine Schumann-Heink, el motivo por el cual Ernestine Schumann-Heink vivió de la forma en que lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo durante su vida, es algo que nos ayudará por un lado a comprender mejor el alma del ser humano, y por el otro, la manera en que se mueve, de forma inevitable, la historia.

Vida y Biografía de Ernestine Schumann-Heink

(Ernestine Rössler; Lieben, 1861 - Hollywood, 1936) Contralto y mezzosoprano austriaca nacionalizada estadounidense. A la edad de trece años, su profunda voz de contralto impresionó a la artista retirada Marietta von LeClair, quien le dio enseñanzas gratis a lo largo de 4 años. Entre sus instructores estuvo asimismo G. B. Lamperti. A los quince años comenzó cantando la una parte de contralto de la Novena Sinfonía de Beethoven en la localidad austriaca de Graz. Su debut operístico se causó en la ciudad alemana de Dresde, donde interpretó el papel de Azucena en Il Trovatore verdiano el 15 de octubre de 1878, y fue tan exitoso que se sostuvo en letrero a lo largo de 4 semanas.

En 1882, y tras casarse con Ernst Heink, secretario de la Ópera de Dresde, consiguió un contrato para cantar en Hamburgo bajo la dirección de Bernard Pollini. Allí continuó hasta 1897, y allí asimismo dio a luz a sus hijos August (1883), Charlotte (1884) y Henry (1886). En estos primeros años consiguió un enorme éxito cantando la una parte de contralto en la Rapsodia Op. 53 de Brahms con Hans von Bülow como directivo y nuestro Brahms entre el público. Von Bülow deseó que Ernestine cantase en un período mozartiano que se encontraba programando, pero ella, frente a la llegada de su cuarto hijo Hans, decidió no admitir.

Sus papeles mucho más relevantes en esa etapa fueron los de Orsini en Lucrezia Borgia de Donizetti, el papel estelar en Carmen de Bizet o el de Adriano en Rienzi de Wagner. Asimismo viajó a Londres dentro en una da un giro que efectuó la compañía en 1892 bajo la dirección de Gustav Mahler. En esa ocasión fueron muy jaleados sus permisos wagnerianos de Erda (El oro del Rin), Fricka y Waltraute (La Valquiria), y Brangäne (Tristán y también Isolda). En 1893, una vez divorciada de su primer marido, se casó con el actor Paul Schumann, y aceptó los apellidos de los dos cónyuges. Con él tuvo otros tres hijos, Ferdinand (1893), Marie (1896) y George (1898).

Asistió al festival wagneriano de Bayreuth entre 1896 y 1914, donde recalcaron sus interpretaciones de Erda, Waltraute y Mary (El holandés errante). Durante ese intérvalo de tiempo tomó parte en 4 temporadas sucesivas del Covent Garden londinense (1897-1901) y llegó a cantar regularmente en la compañía del Metropolitan de Nueva York a lo largo del intérvalo de tiempo comprendido entre 1898 y 1903. En febrero de 1905, Ernestine logró la nacionalidad de norteamérica y ese año contrajo su tercer matrimonio, en esta ocasión con William Rapp Jr., letrado y manager de la artista.

En 1909 volvió a Dresde para cantar el papel de Clytemnestra en el estreno de Elektra de Richard Strauss. En esa temporada empezó una secuencia de giras por Norteamérica que la transformaron en una enorme historia de historia legendaria en Estados Unidos, no solo de la ópera sino más bien asimismo de la comedia musical, radio y cine. Schumann-Heink tenía una situación vocal muy gran, de prácticamente tres octavas, y un dominio técnico esencial para la ejecución de adornos y coloratura.

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