La historia de la civilización la cuentan las personas quea lo largo de los siglos, gracias a sus obras, sus pensamientos, sus creaciones o su talento; han hecho queel género humano, de una forma u otra,progrese.
Ya sea inspirando a más seres humanos o siendo parte de la actuación. Enrique Rodríguez Larreta es una de esas personas cuya vida, en verdad, merece nuestra consideración debido al grado de influencia que tuvo en la historia.Conocer la existencia de Enrique Rodríguez Larreta es conocer más acerca de etapa determinada de la historia del ser humano.
(Buenos Aires, 1875-1961) Narrador argentino, considerado entre los mucho más esenciales exponentes del modernismo en la prosa de ficción. Proveniente de una acomodada familia uruguaya, estudió derecho y se graduó en 1897 con una proposición llamada Apuntes sobre el estanco de tabaco. Fue un enorme viajero, diplomático en París entre 1910 y 1919 y instructor de historia medieval en el Colegio Nacional Buenos Aires. Durante los años que radicó en España adquirió piezas de arte y moblaje para sus viviendas argentinas.
Se inició en el periodismo en 1896, escribiendo en las páginas de La Nación. Publicó su primer relato, Artemis, de estilo modernista, en la gaceta La Biblioteca que dirigía Paul Groussac. En 1908, y tras cinco años de viajes y tareas de documentación, dio a saber en Madrid su obra mucho más célebre, La gloria de don Ramiro, subtitulada Una vida en tiempos de Felipe II. La novela está ambientada en la España del siglo XVI y redactada en una refinada prosa de estilo impresionista; Larreta consigue el efecto arcaizante a través de una cuidadosa decisión del léxico y de las creaciones sintácticas. En 1919 se bautizó con el nombre del escritor a una calle de la región de españa de Ávila, puesto que en ella comienza la acción de esta novela.
Prácticamente 2 décadas estuvo sin difundir otro título, hasta la aparición de Zogoibi (1926), donde cambia radicalmente la ambientación, ya que avanza en el campo de su tierra natal; el creador combina entonces el dialecto castizo con la lengua informal argentina. Su producción no volvió a lograr las cumbres de su primera obra en Orillas del Ebro (1949) ni en Gerardo o la torre de las damas (1953).
Como dramaturgo, su primera parte, redactada en francés, se estrenó en París en 1917, La lampe dargile, a la que sucedieron La luciérnaga (1923), El linyera (1932), Santa María del Buen Ayre (1935) considerada la mejor y Tenía que ocurrir (1943). Recogió su poesía en La calle de la vida y la desaparición (1941), al paso que Tiempos alumbrados (1939) es un libro de memorias. Fue asimismo creador de guiones cinematográficos y televisivos, compendiados en Tres largometrajes (1951). Entre su ensayística cabe refererir Las 2 fundaciones de Buenos Aires (1933) y La naranja (1947). Miembro pertinente de la Real Academia Española, integró además de esto la Academia Nacional de Historia en Argentina.
Larreta, el enorme prosista del modernismo hispanoamericano, busca a España en Castilla y el espíritu español en los tiempos de Felipe II, y no interpreta después el alma y la tierra argentinas sin la presencia o el recuerdo de España. No es un caso apartado en Hispanoamérica del mismo modo; pero sí que es un caso singular en su prosa y en su creación literaria, con Reyles y pocos mucho más, al lado de otras figuras mucho más "verdaderamente" americanas, pero no mucho más literariamente consagrados, como Güiraldes, Rivera, Gallegos, Azuela y ciertos otros. Los últimos años de su historia radicó en un palacete de la ciudad más importante argentina, en el que quedó depositada su biblioteca personal y una esencial compilación de arte hispánico. En 1962 las autoridades platenses transformaron la vivienda del escritor en el Museo de Arte Español Enrique Larreta.
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