Apreciar lo bueno y lo malo de las personas destacadas como Enrique Granados, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es algo fundamental para que seamos capaces de valorar no sólo la vida de Enrique Granados, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Enrique Granados, gentes a quienes de de una forma u otra Enrique Granados influyó, y ciertamente, comprender y entender cómo fue vivir en el periodo histórico y la sociedad en la que vivió Enrique Granados.
Vida y Biografía de Enrique Granados
(Enrique o Enric Granados y Campiña; Lérida, 1867 - en el canal de la Mancha, 1916) Pianista y compositor español. Era hijo de padre cubano y de madre gallega. Su predisposición para la música se descubrió ahora en su niñez; estudió los primeros elementos de solfeo y teoría en su localidad natal con José Junceda. Niño aún, pasó a Barcelona, donde entró en la Escolanía de la Merced, apuntada por Francisco Jurnet; entonces recibió enseñanzas de Juan Pujol (piano) y Felipe Pedrell (armonía).
A los diez años de edad comenzó a ofrecer recitales públicos. En 1887 pasó a París, donde estudió con C. de Bériot; en la ciudad más importante francesa vivió con su amigo y coterráneo, el pianista Ricardo Viñes. Regresó a Barcelona en 1889, donde dio un inolvidable concierto en el Teatro Lírico. En 1892 consiguió un nuevo triunfo como concertista y como compositor al anunciar sus tres primeras Danzas.
Como pianista fue increíble colaborador de enormes violinistas como Joan Manén, Eugène Ysaye, Mathieu Crickboom y Jacques Thibaud. También actuó a la vera de Édouard Risler, Camille Saint-Saëns y Joaquín Malats en la interpretación pública de proyectos escritas para 2 pianos. En entre las primeras "Festes de la Música Catalana", consiguió el primer premio; su Allegro de concierto fue laureado en un certamen nacional.
En 1910 envió sus creaciones para piano Goyescas al pianista Montoriol Tarrés, que radicaba en París. Tarrés estudió la obra y se entusiasmó con ella. La difundió y próximamente, ganado el acompañamiento de Vuillermoz, logró que la Société Musicale Independante organizara el 4 de abril de 1914 un concierto completamente destinado a Enrique Granados. El éxito fue rotundo y formó la consagración del joven compositor. A raíz de este concierto le fue concedida la Legión de Honor y recibió de Rouché, directivo de la ópera parisiense, el encargo de transformar las Goyescas en ópera, para su representación en París.
Enrique Granados puso manos a la obra y concluyó la partitura sobre un libreto de F. Periquet; pero revienta la Primera Guerra Mundial y el emprendimiento se regresa irrealizable. Así las cosas, Schirmer, el editor neoyorquino, enterado de la contrariedad, se apura a realizar proposiciones a Granados. Schirmer está presto a modificar la obra y la va a hacer representar en Nueva York; Granados admite y se traslada a América con su mujer.
La representación de Goyescas, realizada en el Metropolitan el 28 de enero de 1916, formó un éxito, y Granados fue invitado por el presidente de los Estados Unidos para tocar en la Casa Blanca. Esta situación fue causa de que el compositor perdiese el transatlántico que debía volverle a España. Cumplido su deber, no deseó aguardar la salida de otro buque español y embarcó para Inglaterra; allí, en Folkestone, tomó el "Sussex", el que, a poco de zarpar, fue torpedeado y hundido por un submarino alemán. Granados y su mujer fallecieron ahogados. La novedad ocasionó sensación; en Barcelona, en Lérida, en París, en Nueva York, se le tributaron homenajes póstumos.
Aparte de las partituras citadas se tienen que a Granados, por ejemplo, las próximas proyectos: Bocetos, 12 Danzas españolas, Piezas sobre cantos populares, Valses poéticos, Madrigal, la ópera María del Carmen (1898), Follet, Picarol, Liliana (sobre contenidos escritos de Apel·les Mestres), una exclusiva serie de Danzas españolas, Sardana, Rapsodia aragonesa, El Pelele y El canto de las estrellas (para piano, coro y órgano). Para canto y piano compuso Canciones amatorias, Tonadillas, Elegía eterna, el poema sinfónico Dante, etcétera.
Enrique Granados fue además de esto destacable pedagogo; de la academia de música que en Barcelona llevaba su nombre salieron varios de los más destacados pianistas catalanes de esos últimos tiempos. Nuestro creador fue un increíble intérprete de la música habitual hispánica, a la que estilizó con su prominente sentido poético y su fina intuición.
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