Enrique de Villena

Si has llegado hasta aquí es porque tienes consciencia de la importancia que tuvo Enrique de Villena en la historia. La manera en que vivió y las cosas que hizo durante el tiempo que permaneció en el mundo fue determinante no sólo para quienes trataron a Enrique de Villena, sino que posiblemente dejó una huella mucho más profunda de lo que podamossospechar en la vida de personas que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya jamás a Enrique de Villena de forma personal.Enrique de Villena fue un ser humano que, por algún motivo, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.

Conocer las luces y las sombras de las personas relevantes como Enrique de Villena, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es algo esencial para que podamos apreciar no sólo la vida de Enrique de Villena, sino la de todos aquellos y aquellas que fueron inspiradas por Enrique de Villena, aquellas personas a quienes de de una forma u otra Enrique de Villena influyó, y ciertamente, comprender y entender cómo fue el hecho de vivir en el periodo histórico y la sociedad en la que vivió Enrique de Villena.

Vida y Biografía de Enrique de Villena

(Enrique de Aragón o de Villena; Torralba, de hoy España, 1384 - Madrid, 1434) Escritor español. Absolutamente incomprendido en su época, fue entre los primeros humanistas españoles.

Nieto bastardo de Enrique II de Castilla por la parte de madre y integrante de la vivienda de Aragón por vía paterna, quedó huérfano a temprana edad. Vivió en su niñez en la corte de su abuelo Enrique, quien le crió, y después en la de Enrique III, que le nombró maestre de la orden de Calatrava, título del que fue despojado en 1415. Su matrimonio con María de Castilla no fue feliz y terminó en separación.

Su desinterés por las cuestiones militares y de Estado se había hecho patente desde su juventud. Su afición a la teología, la medicina y la astronomía lo separaban de sus menesteres rutinarios y no tardó en labrarse alguna popularidad como erudito, más allá de que su conducta extravagante y su amplitud de miras, muy desprejuiciada para la época, despertaron mucho más de una sospecha entre las gentes de la orden, quienes lo consideraban poco menos que un brujo. Tras ayudar a la liturgia de coronación de Fernando I de Aragón (1412-1416), se retiró a Valencia para vivir de las rentas y ocuparse a la literatura.

Antes de 1417 empezó a elaborar Los 12 trabajos de Hércules, obra compuesta en un comienzo en catalán y que después vertió al español y donde aplica a los cuentos mitológicos los métodos frecuentes en la exégesis bíblica. En ellos, Villena cuenta la historia de historia legendaria de todas las compañías o trabajos para rematarlos con una interpretación alegórica y una explicación desde el criterio histórico.

Otra de las proyectos preservadas, más allá de que de forma fragmentaria, es el Arte de trovar (1430), que se dedica al marqués de Santillana y en el que se conjugan algunas visualizaciones sobre la poesía, muy influidas por la tradición trovadoresca provenzal y catalana, con disquisiciones mucho más lingüísticas. Sus traducciones de la Retórica novedosa de Tulio de Cicerón, de la Eneida de Virgilio (la primera en una lengua romance y muy apreciada por Juan de Mena) y de la Divina Comedia de Dante tienen la posibilidad de considerarse, si cabe, entre los primeros rastros del cambio en el gusto que llevaría, ahora adelantado el siglo XV, al avance de un ámbito mucho más proclive a la aparición del humanismo.

El resto de su producción se distancia de la literatura para centrarse en otras áreas de conocimiento por las que indudablemente sentía mayor interés, como la medicina (Tratado de la lepra, 1417), la teología (Tratado de la consolación, 1423), la magia (Tratado del aojamiento, 1422-1425; Libro del Ángel Raziel, destruido en la hoguera por considerarse impío), la astrología (Tratado de astrología, h. 1426, deturpado por el copista) y la gastronomía (Arte cisoria, 1423). Pese a sus descalabros políticos y militares, escribió una Epístola a Suero de Quiñones (c. 1428) y el Libro de la guerra (c. 1430), una versión bastante leal de la obra de Vegecio De re militaria.

Pese a la pluralidad de materias tratadas, es muy aventurado estimar a Enrique de Villena un creador disperso o diletante, especialmente si se tiene presente que, a su muerte, el obispo Lope de Barrientos, parece ser siguiendo la intención de Juan II (1419-1454), ordenó expurgar su biblioteca y abrasar cuantos libros atentasen contra el dogma. No obstante, su popularidad como nigromante pervivió a lo largo de varios siglos hasta el punto de transformarse en personaje principal de varias anécdotas o cuentos populares de tema fabuloso que inspiraron a Ruiz de Alarcón, Rojas Zorrilla, Quevedo o Hartzenbusch.

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Sin duda alguna conocer en profundidad a Enrique de Villena es algo que se reserva a pocas personas, y que tratar de recomponer quién fue y cómo fue la vida de Enrique de Villena es una especie de rompecabezasque posiblemente alcancemos a reconstruir si colaboramos conjuntamente.

Por ese motivo, si eres de esas personas que confían en que de forma colaborativa existen posibilidades de hacer algo mejor, y tienes información con respecto a la existencia de Enrique de Villena, o con respecto a algún detalle de su personalidad u creación que no hayamos contemplado en esta biografía, te solicitamos que nos lo hagas llegar.

Los matices y las sutilezas que ocupan nuestras vidas son en todos los casos determinantes, ya que perfilan la diversidad, y en el caso de la vida de alguien como Enrique de Villena, que tuvo su importancia en un momento concreto de la historia, es vital tratar de mostrar un panorama de su persona, vida y personalidad lo más precisa posible.

Sin titubeos, contacta con nosotros para relatarnos qué sabes tú en relación con Enrique de Villena. Estaremos complacidos de perfeccionar esta biografía con más información.