La historia del mundo está escrita por aquellas personas quea lo largo de los siglos, gracias a sus obras, sus pensamientos, sus creaciones o su talento; han originado quela humanidad, de una forma u otra,avance.
Si has llegado hasta aquí es porque tienes conocimiento de la trascendencia que atesoró Enrico Ferri en la historia. La forma en que vivió y lo que hizo en el tiempo en que permaneció en este mundo fue determinante no sólo para las personas que trataron a Enrico Ferri, sino que a lo mejor legó una señal mucho más insondable de lo que podamossospechar en la vida de gente que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya jamás a Enrico Ferri en persona.Enrico Ferri fue una de esas personas que, por alguna razón, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.
Apreciar las luces y las sombras de las personas relevantes como Enrico Ferri, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es algo sustancial para que seamos capaces de valorar no sólo la existencia de Enrico Ferri, sino la de todas aquellas personas que fueron inspiradas por Enrico Ferri, aquellas personas a quienes de un modo u otro Enrico Ferri influyó, y por supuesto, conocer y descifrar cómo fue vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió Enrico Ferri.
(San Benedetto Po, 1856-Roma, 1929) Criminalista y político italiano. Es el máximo gerente italiano de la escuela positivista de derecho penal y se considera como el constructor de la criminología actualizada. Como fan del positivismo dominante a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, aceptó completamente las tácitas reacciones deterministas de semejante corriente. Ya en la proposición de su doctorado, La teoría de la imputabilidad y la negación del libre albedrío, resalta enteramente este aspecto de su capacitación espiritual y de sus ideas: piensa que el criminal actúa por causas extrañas a su intención y que tienen que buscarse en la sociedad. En 1878, un año tras su doctorado, Ferri publicó su proposición en Florencia, reelaborada y ampliada.
La sección primera de su proposición trata de contradecir en sentido filosófico los razonamientos que quieren mantener el libre albedrío, suponiendo un estricto determinismo que se aplica asimismo a las ocupaciones humanas: estas son espontáneas, pero siempre y en todo momento necesitadas de fundamentos que quitan la independencia. Aplicando estas premisas al derecho penal, Ferri asegura que el delito es imputable al criminal, pero no esperado libremente por este; de todos modos, actúa por causas que física o psíquicamente condicionan su intención. Por tanto, la sociedad no puede castigar, sino más bien tan solo defenderse contra el caos que el sujeto genera en una convivencia humana estructurada; la sociedad debe además impedir el delito, eludiendo las causas del mal y incrementando en distintas formas los del bien.
La teoría de la imputabilidad, examinada desde este criterio positivista, forma la segunda una parte de su proposición, donde son estudiadas las causas dirimentes y mitigantes de exactamente la misma imputabilidad, como la carencia de discernimiento, la patología mental, el sueño y la embriaguez, el impulso de los aprecios, etcétera., pues la amenaza legislativa con que la sociedad apremia para impedir, y la medida de su defensa, caso de que el delito se haya perpetrado, no tienen la posibilidad de accionar si no son previstas por la razón. En el aspecto filosófico, los razonamientos de que se vale Enrico Ferri para denegar el fundamento del libre albedrío son el día de hoy reconocidos como de poco valor y prácticamente tontos; no obstante, se le reconoce el mérito de haber dado a entender a los juristas la gravedad del inconveniente, en lugar de amoldar sus resoluciones a reglas habituales de forma gratuita admitidas.
Ferri enseñó en las Universidades de Turín, Siena y Roma y, siguiendo sus estudios, siempre y en todo momento inspirados en la escuela criminalista efectiva, publicó en 1900 Sociología criminal, indudablemente su mucho más ambiciosa y también influyente obra, donde resumió en forma orgánica su pensamiento. El agudo interés por la sociedad y su organización le logró estimar con simpatía el socialismo: militó en el partido socialista y dirigió el períodico Avanti! de 1900 a 1905. Sin embargo, interpretó del mismo modo el socialismo desde el ángulo positivista y lo juzgó derivación del darwinismo y del evolucionismo de Herbert Spencer en contenidos escritos como Socialismo y también criminalità y Socialismo y también scienza efectiva. Ello le indujo a distanciarse del partido socialista en el momento en que derivó hacia un mucho más estricto marxismo, y a arrimarse al fascismo.
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Las sutilezas y las peculiaridades que llenan nuestras vidas son siempre esenciales, ya que perfilan la diversidad, y en el tema de la vida de una persona como Enrico Ferri, que poseyó su relevancia en una época determinada, es fundamental intentar brindar un aspecto de su persona, vida y personalidad lo más rigurosa posible.
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