La historia de la civilización la escriben las mujeres y hombres quea lo largo del tiempo, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han ocasionado quela sociedad, de un modo u otro,prospere.
Las biografías y las vidas de personas que, como Emmanuel Levinas, seducen nuestra curiosidad, tienen que servirnos en todo momento como referencia y reflexión para conferir un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Hacer un esfuerzo por comprender la biografía de Emmanuel Levinas, porqué Emmanuel Levinas vivió del modo en que lo hizo y actuó del modo en que lo hizo en su vida, es algo que nos impulsará por un lado a entender mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que se mueve, de forma inevitable, la historia.
(Kaunas, 1905 - París, 1996) Filósofo lituano de origen judío, naturalizado francés en 1930. Realizó sus primeros estudios de filosofía en Estrasburgo. En 1928 se trasladó a Friburgo, donde descubrió la fenomenología de Husserl y el pensamiento de Heidegger. En Francia asistió a los tutoriales de Leon Brunschvicg en la Sorbona. Al terminar la Segunda Guerra Mundial, tras un periodo de reclusión en los "lager" nazis, regresó a París. Allí dio de forma regular charlas en el Collège Philosophique de Jean Wahl, y más tarde fue directivo de la Escuela judía. En 1973 fue nombrado instructor honorario de la Sorbona.
Levinas logró una síntesis entre la fenomenología de Husserl, el existencialismo de Heidegger y el pensamiento judío, desde la como realizó una filosofía de la experiencia ética sostenida en la subjetividad y la alteridad. Asimismo, las medites de Levinas sobre puntos de la significación y el lenguaje tuvieron una enorme predominación en otros pensadores franceses, como Jacques Derrida.
Sus primeros estudios detallan la predominación de la fenomenología de Husserl, cuya obra difundió en Francia por medio de sus escritos y con la traducción de las Meditaciones cartesianas, en colaboración con G. Peiffer, en 1930. En La teoría de la intuición en la fenomenología de Husserl (1930), Emmanuel Levinas reconoce en la filosofía de Husserl, interpretada más que nada desde la lectura de El ser y el tiempo de Heidegger, un análisis que detalla la constitución de la verdad por la parte de la conciencia, y que se abre al inconveniente del ser. El creador se alejó más tarde de Husserl, a quien acusó de intelectualismo, si bien le reconoció siempre y en todo momento el mérito de haber aportado un procedimiento a la filosofía.
Desde sus primeros contenidos escritos filosóficos personales, De la evasión (1935), De la presencia a lo que existe (1947) y El tiempo y el otro (1949), comenzó a proponer la necesidad de una interrogación filosófica que se centrara en la verdad que existe y no en un comienzo neutro. El creador criticó el pensamiento de Heidegger y defendió la primacía de la ética en frente de la ontología. El eje de De la presencia a lo que existe lo forma la noción de "hay" (il y a). Con ella destina Levinas la presencia sin que existe, lo que hay todavía en el momento en que no hay ente; lo que, en sepa de todo objeto, continúa como ser y se impone como perseverancia del ser. Cuando se niega todo, persiste el ser en sentido verbal.
Al opuesto que el Es gibt heideggeriano, que evoca abundancia, el "hay" de Emmanuel Levinas remite a algo impreciso, que no duda en calificar de "lo obsesivo y horrible" del ser. Se trata de algo neutro, anónimo, a eso que está inevitablemente sometido el sujeto, anónimo por su parte. Por eso es menester sacudirse el "hay". El sujeto debe aseverarse en el punto donde se trabaja el paso de la presencia a lo que existe. Esta clase de irrupción del sujeto es lo que Emmanuel Levinas llama la "hipóstasis". En virtud de ésta aparece la conciencia del sujeto pensante, que forma para él un cobijo, un retraerse. De esta forma el sujeto se muestra frente sí mismo como algo que hay en el ser. Una vez "localizada" su base, el sitio adonde el sujeto puede retirarse para situar su conciencia, ese sujeto inicia un análisis de sí que va a tener como resultado el advenimiento pleno de esa conciencia.
La experiencia de un sujeto en su acercamiento con el "rostro" del otro es frente todo una experiencia ética. Según el creador, es imposible entender ni intuir "el otro" como "alter ego" por medio de una representación analógica como en la fenomenología de Husserl, sino es lo desconocido y lo trascendente que penetra en el campo del yo. El acercamiento con el otro es la experiencia más especial a la luz de una reinterpretación efectiva de la iniciativa cartesiana del infinito, consistente en el "meditar mucho más de lo que se piensa". Así, el infinito del rostro de los otros no actúa como una representación, sino más bien como el imperativo de una compromiso sin limites cuyo último sentido radica en el meditar el yo como una pasividad absoluta, como substitución por el otro.
En escritos siguientes, esta substitución, interpretada como "opción alternativa a la presencia", es el primer elemento para modificar una salida a la ontología. Entre sus sobrantes proyectos resaltan El hallazgo de la presencia en Husserl y Heidegger (1949), Totalidad y también infinito (1961), Difícil independencia (1963), Cuatro lecturas talmúdicas (1968), Humanismo del otro hombre (1972), De otro modo que ser o alén de la esencia (1974) y De Dios que viene a la iniciativa (1982).
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