La historia de las civilizaciones está contada por los hombres y mujeres queen el paso de los años, gracias a su forma de actuar, sus ideales, sus hallazgos o su arte; han hecho quela sociedad, de un modo u otro,progrese.
Si has llegado hasta aquí es porque eres consciente de la relevancia que detentó Emilio Aguinaldo en la historia. Cómo vivió y las cosas que hizo durante el tiempo que permaneció en el mundo fue determinante no sólo para las personas que trataron a Emilio Aguinaldo, sino que quizá legó una huella mucho más vasta de lo que logremosconcebir en la vida de personas que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya jamás a Emilio Aguinaldo de modo personal.Emilio Aguinaldo ha sido uno de esos seres humanos que, por alguna causa, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.
Apreciar lo bueno y lo malo de las personas relevantes como Emilio Aguinaldo, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es algo sustancial para que seamos capaces de valorar no sólo la vida de Emilio Aguinaldo, sino la de todos aquellos y aquellas que fueron inspiradas por Emilio Aguinaldo, personas a quienes de de una forma u otra Emilio Aguinaldo influyó, y ciertamente, entender y comprender cómo fue el hecho de vivir en la época y la sociedad en la que vivió Emilio Aguinaldo.
Vida y Biografía de Emilio Aguinaldo
(Cavite, 1869 - Manila, 1964) Político filipino que lideró el primer intento de independencia de las Filipinas. Hijo de padre chino y madre tagala, Emilio Aguinaldo estudió en la Universidad de Santo Tomás de Manila; fue profesor de escuela y después fue nombrado alcalde de Cavite Viejo (Kawit). Al reventar la sublevación de agosto de 1896, contribuyó a la capacitación de una sociedad segrega llamada Katipunan, formada por unos 40.000 hombres, que combatió ferozmente contra el dominio español. Al año siguiente firmó con España la Paz de Byak-Na-Bató, por la que accedía a exilarse en lugar de la promesa de reformas liberales y también inversiones en el archipiélago.
Radicó en Hong-Kong hasta el momento en que los Estados Unidos lo demandaron a fin de que reanudase la guerra, a cambio del reconocimiento de la independencia; el 19 de mayo de 1898 desembarcó con un conjunto de insurgentes en Cavite, bajo la protección de la flota del almirante George Dewey; tras la desaparición de Andrés Bonifacio, el otro líder filipino señalado, a manos de los propios tagalos, Emilio Aguinaldo se erigió en el caudillo primordial de la causa. Desempeñó un considerable papel en la derrota de España; sin embargo, la reina regente María Cristina de Borbón le concedió la distinción de la Cruz Roja por su humanitario trato hacia los presos españoles.
El 12 de junio de 1898 se proclamó la independencia de la República (provisional) de Filipinas, y Aguinaldo fue escogido presidente. Pero, tras el Tratado de París, su territorio fue puesto bajo dominio de los Estados Unidos, que, en verdad, ahora ocupaban militarmente el país. En enero de 1899 se reunió una exclusiva reunión de patriotas, encabezada por él mismo, que, en razón de las promesas recibidas a lo largo de la guerra contra España, aprobó la constitución de Malolos y, ahora (4 de febrero de 1899), se levantó en armas contra las tropas norteamericanas más allá de su evidente inferioridad.
Aguinaldo dirigió y incitó sin reposo la guerra en frente de los ocupantes, hasta el momento en que en el mes de marzo de 1901 fue tomado en su cuartel de Palanan por las fuerzas del general Frederick Funston; obligado a firmar una declaración de lealtad a los Estados Unidos, se retiró de la vida pública con una pensión de por vida. Este hecho supuso un duro revés para los patriotas, que por último fueron derrotados en 1906 tras novedosas sublevaciones. El dominio estadounidense se extendió múltiples décadas.
En el momento en que por último en 1934 fue concedida la autonomía, Aguinaldo se presentó a las primeras selecciones de presidentes de 1935, y las perdió en frente de Manuel L. Quezón. Durante la II Guerra Mundial (1939-1945), los invasores nipones lo devolvieron a la vida pública para usarlo como símbolo de la pelea antiamericana, temporada donde fue célebre el episodio de su llamamiento a la rendición de las fuerzas del general MacArthur recluidas en Corregidor (mayo de 1942).
Tras el desenlace de la contienda fue acusado de colaboracionismo y encarcelado en la prisión de Bilibid, donde continuó múltiples meses. Una vez liberado, el gobierno filipino lo rehabilitó en reconocimiento a su pelea a favor de la independencia del país. En 1950 fue nombrado integrante del Consejo de Estado por el presidente Elpidio Quirino. En sus últimos años reclamó los derechos de los veteranos de guerra y también procuró prosperar las relaciones con los Estados Unidos.
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