La historia universal la cuentan aquellos hombres y mujeres queen el transcurrir de los siglos, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han originado queel mundo, de una forma u otra,avance.
Las biografías y las vidas de personas que, como Emiliano Figueroa Larraín, cautivan nuestra atención, tienen que servirnos en todo momento como referencia y reflexión para conferir un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Tratar de comprender la biografía de Emiliano Figueroa Larraín, el motivo por el cual Emiliano Figueroa Larraín vivió de la forma en que lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo a lo largo de su vida, es algo que nos impulsará por un lado a entender mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que avanza, de forma inexorable, la historia.
(Santiago de Chile, 1866 - id., 1931) Político chileno, presidente de la república entre 1925 y 1927, cuyo orden se vio coartado en sus atribuciones por el estamento militar. Emiliano Figueroa Larraín recibió educación secundaria en el Instituto Nacional, y cursó entonces estudios de leyes en la Universidad de Chile, por la que consiguió el título de letrado en 1889. Inmediatamente recibido el título profesional, se le designó como secretario de la intendencia de la provincia de Santiago. Inició sus ocupaciones en la política siendo escogido diputado por Victoria (1900-1903), y después fue nombrado diputado por Melipilla (1905-1906). Entre 1906 y 1909 fue escogido diputado suplente por Rere y Puchacay y, entre 1909 y 1912, por Itata.
En la administración del presidente Pedro Montt fue designado ministro de Justicia y también Instrucción Pública (1907-1909). En 1910 ejercitó la cartera de Interior, en calidad de subrogante. Por su condición de ministro mucho más viejo del gabinete le correspondió asumir la vicepresidencia de la República entre septiembre y diciembre de 1910, al fallecer Elías Fernández Albano, vicepresidente en ejercicio. Emiliano Figueroa entregó el poder a Ramón Barros Luco, que logró ser escogido tras un convenio de todos y cada uno de los partidos.
Desarrolló después además de esto ocupaciones diplomáticas, representando a Chile frente al gobierno de España (1914). A su regreso se le designó ministro de Chile frente al gobierno de Argentina (hasta 1920). Siendo componente del Partido Liberal Democrático fue nombrado candidato a la presidencia de la República, una vez que el presidente en ejercicio, Arturo Alessandri, decidiese renunciar al cargo.
Resultó escogido presidente el 24 de octubre de 1925 y aceptó el cargo el 23 de diciembre de ese año, transformándose en el primer gobernante que rigió con la novedosa constitución difundida en 1925, tras un periodo de enorme efervescencia política que incluyó golpes de estado y juntas de gobierno de corta duración.
Más allá de que su gobierno alcanzó a cumplir los un par de años, entre 1925 y 1927, no estuvo exento de adversidades con los militares, que habían alcanzado esencial figuración en las resoluciones políticas, siguiendo el ejemplo de las juntas militares que se desarrollaban coetáneamente en España. Emiliano Figueroa Larraín se vio sometido a las demandas de los cuerpos castrenses, lo que se manifestó, por servirnos de un ejemplo, en el hecho de tener que admitir el ascenso en el cargo de ministro de Guerra del coronel Carlos Ibáñez del Campo, quien había tenido una señalada participación en los movimientos militares de 1924 y 1925.
Precisamente, tras la renuncia del presidente Alessandri, era el coronel Ibáñez quien detentaba el poder político real: desde el Ministerio de Guerra proseguía siendo el hombre fuerte del gobierno, situación que quedó clara en 1927 con su ascenso como ministro del Interior. Bajo su dirección, el gobierno no aceptó ni oposición ni críticas, censuró a la prensa y deportó y exilió a las figuras mucho más esenciales de los partidos, a integrantes del poder judicial, a sindicalistas y a militares críticos. Así, en el instante en que Ibáñez decidió solicitarle la renuncia al presidente de la Corte Suprema, hermano del presidente Figueroa, este no tuvo mucho más opción que renunciar.
Las profundas presiones que recibió de su partido y de los partidos de la oposición, sumadas a una secuencia de intrigas políticas que se urdían en contra suya, impulsaron a Emiliano Figueroa a llevar a cabo dejación momentánea de la presidencia, siendo subrogado por Ibáñez. Esta suplencia tuvo una duración de un par de meses. En abril de 1927 Emiliano Figueroa decidió enseñar la renuncia y también Ibáñez del Campo aceptó la vicepresidencia de la República.
En 1928 fue nombrado embajador de Chile frente al Perú. Terminado el servicio de ese cargo, regresó a Chile, siendo designado presidente del Banco Central. Su legado de mayor trascendencia como presidente del país fue la creación de la Contraloría General de la República.
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