La historia de la civilización la narran aquellos hombres y mujeres quea lo largo de los siglos, gracias a sus obras, sus pensamientos, sus creaciones o su talento; han hecho queel género humano, de una forma u otra,prospere.
Ya sea inspirando a otros o formando parte de la acción. Elizabeth Kenny es una de esas personas cuya vida, en efecto, merece nuestra atención por el nivel de influencia que tuvo en la historia.Conocer la vida de Elizabeth Kenny es conocer más sobre un periodo concreto de la historia de la humanidad.
Si has llegado hasta aquí es porque sabes de la trascendencia que tuvo Elizabeth Kenny en la historia. Cómo vivió y las cosas que hizo en el tiempo en que permaneció en este mundo fue determinante no sólo para quienes trataron a Elizabeth Kenny, sino que tal vez dejó una señal mucho más honda de lo que logremosimaginar en la vida de gente que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya nunca a Elizabeth Kenny en persona.Elizabeth Kenny fue una persona que, por alguna causa, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.
(Warrialda, 1886 - Toowoomba, 1952) Enfermera australiana, vanguardista en el régimen de la poliomielitis, famosa asimismo como Hermana Kenny. Su sistema para tratar la polomielitis provocó una enorme disputa en los entornos médicos de su época. Dicho procedimiento se fundamentaba en la rehabilitación de los órganos damnificados, en vez de la inmovilización que se había estado llevando a la práctica hasta el momento, lo que unido a la carencia de instrucción académica de Kenny no dejó hasta entrada la década de los 40 que la American Medical Association admitiera su forma de actuación.
Su interés por la composición y el desempeño de los músculos le vino desde pequeña, ya que a la edad de 13 años se rompió la muñeca y, con asistencia del médico que la atendía, se realizó con la bibliografía que se requiere para tomar especialización en el tema. En 1910 Kenny era enfermera y fue designada para contribuir a un niño que no podía desplazarse y que sufría un enorme mal, como consecuencia de una parálisis infantil, que el día de hoy se conoce con el nombre de poliomielitis.
El procedimiento terapéutico de Kenny consistía en contemplar las ubicaciones perjudicadas por la parálisis en bobinas de lana, que antes habían sido introducidas en agua ardiente y después escurridas; el régimen con calor húmedo tenía el objetivo de vencer el espasmo muscular que sucede a lo largo de la etapa aguda de la patología. Luego, una vez pasada la dolorosa etapa, Kenny practicaba la movilización pasiva de los músculos damnificados, hasta el momento en que el enfermo podía desplazar por sí solo estos músculos; ella les animaba a que se movilizaran a través de la realización de ejercicios gimnásticos.
Este régimen fue aplicado a otros pequeños con enorme éxito, no obstante, los médicos de la época rechazaron las virtudes de estos tratamientos y prosiguieron inmovilizando a los pacientes, todo lo opuesto de lo que planteaba Kenny, con la intención de eludir que la inmovilización de los músculos enfermos arrastraran en su contracción a los sanos.
Con la llegada de la Segunda Guerra Mundial los médicos lograron ver los increíbles desenlaces que se conseguían con el procedimiento aplicado por la enfermera Kenny a los hombre de la guerra, y el régimen de la poliomielitis cambió de la noche cada día. Cuando se aplicaba a lo largo de las primeras fases de la patología, se logré aun eludir las consecuencias paralíticas. En 1943 se formó el Instituto Elizabeth Kenny en Minneápolis (Minnesota), con la intención de conformar nuevos expertos que prosiguieran sus pasos en el régimen de esta dolorosa patología. Entre sus publicaciones resaltan Treatment of Infantile Paralysis in the Acute Stage (1941) y una obra autobiográfica que transporta por título And They Shall Walk (1943).
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Los matices y las sutilezas que ocupan nuestras vidas son decididamente fundamentales, ya que marcan la diferencia, y en el tema de la vida de alguien como Elizabeth Kenny, que detentó su relevancia en una época determinada, es imprescindible procurar brindar una perspectiva de su persona, vida y personalidad lo más rigurosa posible.
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