Edward Young

La historia de la civilización está escrita por las personas queen el transcurrir de los siglos, gracias a sus obras, sus pensamientos, sus creaciones o su talento; han hecho quela civilización, de un modo u otro,avance.

Si has llegado hasta aquí es porque tienes consciencia de la importancia que atesoró Edward Young en la historia. El modo en que vivió y las cosas que hizo durante el tiempo que permaneció en la tierra fue decisivo no sólo para aquellas personas que conocieron a Edward Young, sino que a lo mejor dejó una huella mucho más insondable de lo que logremosimaginar en la vida de personas que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya nunca a Edward Young de forma personal.Edward Young ha sido uno de esos seres humanos que, por algún motivo, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.

Vida y Biografía de Edward Young

(Upham, cerca de Winchester, 1683 - Welwyn, Hertfordshire, 1765) Poeta británico, uno de los más importantes predecesores del romanticismo. Estudió en el New College de Oxford. En el curso de su actividad aspiró a la obtención de distinciones, propósito que probablemente pensó lograr a través de la adulación, ya que en el grupo de sus primeras publicaciones aparecen una Epistle to Lord Lansdowne, el riguroso poema El último día (1713), destinado a la reina, y La fuerza de la religión o Júpiter vencido (1714).

La catástrofe Busiris (1719) apuntó su ingreso en el teatro y le dio alguna popularidad; no obstante, ciertos contemporáneos le criticaron el afán de exhibición y el estilo, altisonante, retórico y falto de inspiración poética. El mismo año, con un ex- compañero de estudios, el disoluto duque de Wharton, bienhechor de el, Edward Young realizó un viaje a Irlanda; sin embargo, las situaciones económicas pusieron fin a tal amistad. En 1721 el creador trabajó de nuevo para la escena con La venganza, otra catástrofe, en esta ocasión inspirada en Shakespeare (Otelo); el éxito, empero, resultó poco.

El fracaso en política amargó sensiblemente a Young, quien, al menos en parte, debió orientar su musa hacia la sátira; ejercitó este género, en dísticos heroicos, en siete creaciones publicadas entre 1725 y 1728, y tituladas según la última de ellas, The Universal Passion. Tales proyectos le valieron los encomios de S. Johnson y le dieron una destacable suma que mejoró la coyuntura económica del escritor. Mientras tanto, y merced a los buenos oficios de Sir R. Walpole, había logrado una pensión real de doscientas libras esterlinas cada un año, cuya insuficiencia lamentó siempre y en todo momento.

La popularidad de Young no era exactamente magnífica en el momento en que la frustración de sus ambiciones le sugirió el repliegue hacia la carrera eclesiástica, en la que, siquiera no destacase jamás, se comportó, al menos, con dignidad. Fue, de esta manera, capellán del rey (1728) y rector de Welwyn (1830); no obstante, no alcanzó nunca superiores cargos en la jerarquía de la Iglesia, lo que le desilusionó. En 1731 contrajo matrimonio con la rica lady Elizabeth Lee, hija del conde Litchfield y viuda con una hijita (que más tarde llegó a ser Mrs. Temple); de ella tuvo un hijo a quien estuvo a puntito de desheredar.

En el momento en que tendió a la poesía lírico-elegíaca dio Young una prueba muy mediocre de su aptitud. No obstante, y siquiera ello logre parecer extrañísimo, la obra mucho más destacable de nuestro creador, y en concreto la que le dio la categoría de jefe de escuela, es una de sus escogías: Las noches (1742-45). Fueron fundamento del poema las desventuras familiares (la desaparición de su mujer, de su yerno y de su hija natural, Narcissa), cuya viva emoción, francamente expresada, se revela mediante versos muy sociables, en los que la sensibilidad fatalista semeja tender a una búsqueda ética.

El título de "jefe de escuela", empero, resulta impropio, al menos cronológicamente, aplicado a Young, por cuanto sus temas (noche, pensamientos lúgubres, contraste entre la vida y la desaparición) habían encontrado ahora sus mucho más viejas expresiones en Milton, Pope, lady Winclesea y Thonison. En Young, no obstante, la naturaleza como fuente de penosas conmuevas, el "pathos" del género lacrimoso y el pesimismo se unen para constituir el principio prácticamente oficial de una literatura de la "sensibilidad", a la que tendía el gusto de la temporada. La elegía alcanzó instantaneamente un enorme éxito, particularmente fuera de Inglaterra.

En 1753 apareció la tercera obra trágica de Youn, Los hermanos, compuesta bastante tiempo antes, probablemente mientras que el poeta se disponía a recibir las órdenes sagradas; tal composición nada añade o resta a la popularidad del creador.

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