Eduardo Santos

Las biografías y las vidas de personas que, como Eduardo Santos, cautivan nuestra atención, deben servirnos en todo momento como referencia y reflexión para ofrendar un marco y un contexto a otra sociedad y otra época de la historia que no son las nuestras. Tratar de entender la biografía de Eduardo Santos, el motivo por el cual Eduardo Santos vivió como lo hizo y actuó del modo en que lo hizo durante su vida, es algo que nos impulsará por un lado a comprender mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que avanza, de forma implacable, la historia.

Vida y Biografía de Eduardo Santos

(Eduardo Santos Montejo; Santafé de Bogotá, 1888-1974) Político colombiano, presidente de la República a lo largo del periodo comprendido entre los años 1938 y 1942, que fue llamado "gobierno de pausa" por el hecho de que frenó el impulso de la revolución instaurada por su antecesor, Alfonso López Pumarejo, si bien al tiempo dejó la consolidación de las conquistas revolucionarias alcanzadas por el gobierno de "la revolución en marcha".

Descendiente de la heroína santandereana Antonia Santos, Eduardo Santos Montejo efectuó sus estudios de derecho en la Universidad Nacional y complementó su capacitación en literatura y sociología en la Universidad de París, merced a lo que llegó a controlar con fluidez los lenguajes francés y también inglés. Su vida pública se desenvolvió entre el periodismo y la política; en el primer campo, se inició a la vera de Tomás Rueda Vargas en una publicación llamada La Revista, donde se exponían temas políticos, literarios y también históricos.

En 1913 adquirió el jornal El Tiempo, que, bajo su dirección, se transformó en entre los símbolos que identificaron el nuevo espíritu liberal. El periódico fue siempre y en todo momento una compañía familiar, ya que Eduardo Santos no deseó a ofrecer participación a absolutamente nadie en la compañía. Consideraba la independencia de pensamiento como lo más esencial de su periódico, lo que le logró distanciarse de cualquier deber que limitara esa independencia. En 1955 Gustavo Rojas Pinilla clausuró el jornal gracias a una crítica llevada a cabo en exactamente el mismo contra el gobierno, crítica que Santos no deseó corregir. Dos años después volvió a mostrarse el diario.

En el campo de la política, Eduardo Santos desplegó asimismo una actividad intensísima. Junto con Carlos Y también. Restrepo y Luis Cano, entre otros muchos, creó el Partido Republicano, que convocó a la Junta Conciliadora en Medellín al terminar la Guerra de los Mil Días (1904). Este movimiento, si bien de vida fugaz, jugó un considerable papel en las reformas constitucionales de 1910, que significó la firma determinante de un convenio entre conservadores y liberales tras muchos combates.

Fue directivo nacional de la campaña electoral que llevó a la presidencia en 1930 al liberal Enrique Olaya Herrera, a lo largo de cuyo gobierno ocupó los cargos de canciller de la República, encargado de Colombia frente a la Asamblea de la Sociedad de Naciones, ministro plenipotenciario frente todos y cada uno de los gobiernos de Europa, asesor municipal de Bogotá y gobernador de Santander, gerente a la Cámara y un par de veces presidente del Senado. Pero donde sus actuaciones fueron mucho más refulgentes fue en política en todo el mundo. Un caso digno de mención fue la forma como supo apretar la opinión en todo el mundo a favor de Colombia a lo largo del enfrentamiento de Leticia con el Perú.

Escogido presidente en 1938, su gobierno se caracterizó esencialmente por un giro moderado hacia la derecha, con relación a la "revolución en marcha" de López Pumarejo. Algunas de sus primordiales realizaciones fueron la creación del Instituto de Fomento Industrial (IFI), del Banco Central Hipotecario (BIC) y del Instituto de Crédito Territorial (ICT, transformado el día de hoy en el INURBE), el lugar del reposo dominical y festivo retribuido, la organización del Ministerio de Trabajo, la fundación de la Radiodifusora Nacional y la creación de la Escuela de Policía General Santander.

En política exterior se atuvo a la línea de Marco Fidel Suárez y Enrique Olaya Herrera de inclinar a Colombia hacia los Estados Unidos, alineándose al lado de este país en el contexto de la "guerra fría". Santos elevó a la categoría de embajadas las representaciones colombianas en múltiples países americanos; recibió la visita -de enorme significación en aquella temporada- del presidente peruano Manuel Prado Ugarteche; y firmó con el gobierno venezolano un tratado de amistad y límites.

Puede decirse que por su experiencia en este campo llegó a ser considerado como entre los mayores internacionalistas de todo el mundo de la posguerra. El resultado de sus gestiones en busca de los países americanos se plasmó en la firma del Acta de Chapultepec en 1945, iniciativa que fuera presentada por el gobierno colombiano, y firmada por diecinueve países del Nuevo Continente, y que pondría las bases para el Tratado de Asistencia Recíproca de Río de Janeiro.

Eduardo Santos desarrolló, además de esto, una esencial tarea en el campo intelectual. En 1942 fue nombrado integrante de la Academia Colombiana de Historia, cuya presidencia ocupó en 4 periodos, y en cuyo favor cedió su pensión como ex--presidente de la República; incentivó la publicación de varios libros, singularmente de la Historia amplia de Colombia. Recibió el título de doctor Honoris causa por las universidades de Rochester (Novedosa York) y de Cartagena.

Sus últimos años los empleó en la continuación de múltiples proyectos emprendidas por su mujer Lorencita Villegas, tal como en su tarea en el diario y en la Academia de Historia. Aunque no fué clasificado como un enorme ideólogo, la historia lo considera un óptimo guía, moderado, crítico con la izquierda socializante de un conjunto de liberales radicales, y enorme defensor de la modernización, de la justicia popular y de las libertades públicas y privadas. En la temporada de la crueldad liberada de la década de los 50, fue entre los promotores del Frente Nacional.

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Las sutilezas y las peculiaridades que llenan nuestras vidas son siempre fundamentales, ya que destacan la singularidad, y en la ocasión de la vida de un ser como Eduardo Santos, que tuvo su importancia en una época concreta, es vital tratar de mostrar una visión de su persona, vida y personalidad lo más rigurosa posible.

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