La historia universal está contada por las mujeres y hombres queen el transcurrir de los siglos, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han ocasionado quela sociedad, de un modo u otro,avance.
Apreciar las luces y las sombras de las personas relevantes como Edmond Rostand, personas que hacen rotar y transformarse al mundo, es algo fundamental para que seamos capaces de poner en valor no sólo la vida de Edmond Rostand, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Edmond Rostand, aquellas personas a quienes de un modo u otro Edmond Rostand influyó, y por supuesto, comprender y entender cómo fue vivir en la época y la sociedad en la que vivió Edmond Rostand.
Las biografías y las vidas de personas que, como Edmond Rostand, seducen nuestra curiosidad, tienen que ayudarnos siempre como referencia y reflexión para conferir un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Tratar de comprender la biografía de Edmond Rostand, porqué Edmond Rostand vivió como lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo a lo largo de su vida, es algo que nos ayudará por un lado a conocer mejor el alma del ser humano, y por el otro, la manera en que avanza, de forma implacable, la historia.
Vida y Biografía de Edmond Rostand
(Marsella, 1868 - París, 1918) Autor dramático francés, recordado en especial como creador de Cyrano de Bergerac. Escribió frecuentemente para la actriz Sarah Bernhardt y se le dio el sobrenombre de "rey de la Belle Époque". Siguió estudios de derecho y al tiempo escribió una obra, Le Gant rouge (1888), tal como un cierto número de poesías, sin éxito.
No ejercitó jamás la abogacía y se consagró completamente a los trabajos literarios. En 1890 publicó un volumen de poemas: Les Musardises. Otra obra de 1891, Les Deux Pierrots, tuvo tan poca aceptación como la previo. Pero su comedia en verso Los noveleros, representada en 1894 en la Comédie Française, fue muy festejada. A continuación escribió 2 piezas para Sarah Bernhardt: La princesa lejana, representada en 1895, y La Samaritana, en 1897.
En diciembre de ese año se representó otra creación suya, Cyrano de Bergerac, inspirada en el precursor de la ciencia-ficción, al que transformó en un espadachín espléndido, dotado de una monstruosa nariz, que fue un triunfo de una influencia ocasionalmente igualada en los anales del teatro. Este drama en verso, pensado en la Francia del siglo XVII, muestra al poeta y espadachín que da título a la obra secretamente enamorado de su hermosa prima Roxana. Cyrano no se atreve a declararle su pasión por miedo a ser rechazado gracias a su fealdad, y se compone, en cambio, con ocultarse bajo el balcón de Roxana y dictar desde allí a Christian de Neuvillette las oraciones de amor que este (un joven y rudo cadete que viene de Gascuña) no adivina a regentar a la chica.
Un reconocimiento semejante consiguió su obra siguiente, El Aguilucho, construída en el mes de marzo de 1900, que tiene como personaje principal al hijo de Napoleón Bonaparte. Este doble éxito de público, más allá de que la crítica fue severa con las dos proyectos, influyó en su ingreso a la Academia Francesa (1901). Coronado por la popularidad a los veintinueve años y integrante de la Academia a los treinta y tres, vivió de forma alternativa en Cambo, en el País Vasco y en París, envuelto por la admiración y asistido por su mujer entusiasta y también incitadora, Rosemonde Gérard, mientras medraban las leyendas sobre su presunción y el fasto de su historia. Poseía, de todos modos, un carácter guardado, tendente a la tristeza y a la timidez, increíblemente inquieto, intolerante con las pequeñas adversidades y de manera fácil gobernado por el ámbito.
Enfermo de pulmonía, Rostand se retiró por último al país vasco-francés. Sólo en 1910 el público parisino ha podido ayudar a la representación de Chantecler; interpretada por Sacha Guitry, la novedosa obra desconcertó al auditorio y a los críticos por sus audacias formales. La última noche de don Juan, para bastantes su mejor parte, y los poemas que le inspiró la Primera Guerra Mundial (El vuelo de la Marsellesa), fueron publicados póstumamente en 1921.
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