Apreciar las luces y las sombras de las personas significativas como Duque de Rivas, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es algo esencial para que seamos capaces de poner en valor no sólo la existencia de Duque de Rivas, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Duque de Rivas, personas a quienes de de una u otra forma Duque de Rivas influenció, y ciertamente, entender y comprender cómo fue el hecho de vivir en la época y la sociedad en la que vivió Duque de Rivas.
Las biografías y las vidas de personas que, como Duque de Rivas, atraen nuestra curiosidad, tienen que valernos en todo momento como referencia y reflexión para proponer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época de la historia que no son las nuestras. Hacer un esfuerzo por comprender la biografía de Duque de Rivas, porqué Duque de Rivas vivió del modo en que lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo a lo largo de su vida, es algo que nos ayudará por un lado a vislumbrar mejor el alma del ser humano, y por el otro, la manera en que se mueve, de forma inexorable, la historia.
(Ángel de Saavedra, duque de Rivas; Córdoba, 1791 - Madrid, 1865) Poeta y dramaturgo español cuya obra se considera simbólica del romanticismo hispano. De ideas liberales, luchó contra los franceses en la guerra de independencia y después contra el absolutismo de Fernando VII, con lo que debió exilarse a Malta. Estas vivencias inspiraron ciertos de sus poemas, como Con once lesiones fatales, al modo de los viejos romances pastoriles. Bajo la predominación de su amigo Manuel José Quintana y de la estética entonces dominante, sus primeros versos (reunidos en Poesías, 1813) y proyectos teatrales, como Ataúlfo (1814) y Lanuza (1822), se encuadraban en el orden neoclásico. Sin embargo, a lo largo de su exilio maltés conoció la obra de William Shakespeare, Walter Scott y Lord Byron y se adscribió a la corriente romántica con los poemas El desterrado y El sueño del proscrito (1824), y El faro de Malta (1828).
Vivió en Francia de 1830 a 1834, año en que ha podido regresar a España y heredar el título nobiliario y una enorme fortuna. Inició entonces su evolución hacia el ideario conservador. Tras los hechos de La Granja, renunció a su cartera de Gobernación y se exilió en Lisboa. De esta temporada son sus proyectos mucho más representativas: El moro expósito o Córdoba y Burgos en el siglo XI (1834), «historia de historia legendaria en 12 romances» sobre el tema de los infantes de Lara y el bastardo Mudarra que se considera parte fundacional del romanticismo en España, y el drama en prosa y verso Don Álvaro o la fuerza del sino más bien (1835), cuyo estreno conoció un estruendoso éxito que recuerda el que en Francia había logrado Victor Hugo con su Hernani.
Don Álvaro o la fuerza del sino más bien inauguró el teatro romántico español y con esto el teatro moderno en España. En esta obra se muestran todos y cada uno de los elementos habituales del romanticismo, como la melancolía o el pesimismo, y se lleva a cabo un tema característico: el del hombre arrastrado a la desgracia por un destino contra el que su intención nada puede realizar. Los principios románticos de fatalidad y rebeldía brotan, como en la catástrofe tradicional, como expresiones de un sistema popular y quizá cósmico preciso por la injusticia como trasunto del destino, el que, como fuerza irreprimible fruto de la enigmática combinación de azar y necesidad, rige los actos de los individuos.
Con posterioridad, el duque de Rivas fue embajador en Nápoles (1846) y en París (1859), y directivo de la Real Academia De españa. De su última etapa son la comedia Tanto vales cuanto tienes (1840), el drama El desengaño de un sueño (1842) y el estudio histórico Historia de la sublevación de Nápoles (1848). En 1841 publicó sus Romances históricos: resalta de esta compilación de sesenta y nueve romances un gusto por lo ornamental y descriptivo, por las experiencias prácticamente pictóricas en las que se reconocía su afición por este arte, del que llegó a ser un destacable profesor, tal como la pluralidad temática. De entre los de ámbito medieval meritan mentarse romances como Don Álvaro de Luna y Una antigualla en Sevilla; otros se ubican en la temporada de los Austrias: Un español leal, Una noche en Madrid, Recuerdos de un enorme hombre, El mayor desengaño y El Conde de Villamediana. Escribió asimismo por esos años ciertas leyendas románticas al estilo de Zorrilla, pero con menor soltura, como La azucena prodigiosa (1847).
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Evidentemente llegar a comprender a Duque de Rivas es algo que se reserva a un grupo limitado de personas, y que tratar de reconstruir la persona que fue y el modo en que vivió la vida de Duque de Rivas es una especie de rompecabezasque posiblemente lleguemos a reconstruir si colaboramos todos juntos.
Por ese motivo, si eres de aquellos que confían en que de forma cooperativa se puede elaborar algo mejor, y conservas información sobre la biografía de Duque de Rivas, o sobre algún característica de su persona u obra que no se observe en esta biografía, te solicitamos que nos lo envíes.
Los matices y las sutilezas que ocupan nuestras vidas son decididamente imprescindibles, ya que perfilan la diversidad, y en el caso de la vida de una persona como Duque de Rivas, que poseyó su importancia en una época determinada, es fundamental intentar mostrar un aspecto de su persona, vida y personalidad lo más exacta posible.
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