La historia de las civilizaciones la escriben las personas quea lo largo del tiempo, gracias a sus obras, sus pensamientos, sus creaciones o su talento; han originado quela civilización, de una forma u otra,avance.
Comprender lo bueno y lo malo de las personas destacadas como Duque de la Palata, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es una cosa esencial para que podamos poner en valor no sólo la existencia de Duque de la Palata, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Duque de la Palata, gentes a quienes de un modo u otro Duque de la Palata influenció, y ciertamente, comprender y entender cómo fue vivir en la época y la sociedad en la que vivió Duque de la Palata.
Vida y Biografía de Duque de la Palata
(Melchor Navarra y Rocafull, duque de la Palata; Torrelacárcel, 1626 - Portobello, 1691) Administrador colonial español. Tras ocupar distintos cargos en los consejos de Nápoles y de Italia, fue nombrado virrey del Perú (1681-1689). Fortificó Lima y Trujillo para proteger las dos ciudades de los piratas, dio un nuevo impulso a la minería con la extensión de la mita y se esmeró por achicar algunos permisos eclesiásticos (inmunidad, protocolo, provisión de curatos, etcétera).
Estudió leyes en la Universidad de Zaragoza, fue alumno del Colegio Mayor en las universidades de Oviedo (instituto de San Salvador) y Salamanca, y ocupó más tarde distintos cargos tanto en España (decano del Colegio de Abogados de Zaragoza; vicecanciller del Consejo de Aragón; asesor de Estado y de Guerra en 1680, tras la desaparición de Juan José de Austria) como en Italia (asesor del Consejo de Nápoles, fiscal del Consejo de Italia).
En 1681 fue nombrado virrey y capitán general de Perú. Su combate con el previo virrey, el arzobispo de Lima Melchor de Liñán, por la reducción de determinados permisos eclesiásticos (inmunidad, protocolo, provisión de curatos, etcétera.) terminó con la prohibición decretada por Palata de que las autoridades civiles asistiesen a los sermones dados por el arzobispo en la catedral. La memoria de gobierno que dejó redactada se encuentra dentro de los documentos mucho más esenciales sobre el Perú colonial.
Ciertas acciones mucho más esenciales de su gobierno fueron la creación de una audiencia en Cuzco, paralela a la de Lima; la optimización de los estudios en la Universidad de San Marcos (Lima); la restricción de los abusos realizados contra los indígenas y el freno a la inmunidad eclesiástica (dispuso que a lo largo de su orden y en su eventual sepa no gobernara interinamente ningún prelado, sino más bien la Audiencia); y la persecución de los piratas que expoliaban las ciudades ribereñas. La reactivación de la economía de aquellas tierras se vio sensiblemente avanzada con la vuelta al sistema de mitas para alzar la producción del azogue en Huancavélica. Conocedor de la relevancia del desempeño minero y sus inconvenientes, ordenó una esencial recopilación sobre minas a Tomás Ballesteros. También restituyó la Casa de Moneda de Lima (1683), que había sido suprimida en 1572.
Atención particular dedicó también al campo militar. La proliferación de asaltos corsarios indiscriminados a las ciudades de las colonias españolas le indujo no solo a acrecentar la fabricación de cañones y apresurar la reparación de buques de guerra, sino más bien a la construcción de enormes murallas en Lima y Trujillo. La de Lima, terminada en 1687 tras prácticamente 4 años de trabajo, tenía mucho más de cinco metros de altura y espesor, prácticamente 12 km de perímetro, cinco puertas y treinta y 4 baluartes.
Su generosidad con la población asimismo se relata en varias glosas de la temporada; por ejemplo abundantes donaciones a la localidad de Lima se cuentan los 60.000 pesos que asistieron a reconstruirla y progresar las condiciones de vida tras el terremoto de 1687. En 1690 fue designado nuevamente vicecanciller en el Consejo de Aragón, pero murió inmediatamente antes de arrancar el viaje a España.
Melchor Navarra y Rocafull fue duque consorte de la Palata por su matrimonio con Francisca Toralto de Aragón, II princesa de Massalubrense y II duquesa de la Palata, con quien tuvo a Cecilia, mujer del conde de Belchite, y a Elvira, casada con el Marqués de Guadalest. Fue asimismo vizconde de la Torrecilla, príncipe de Marra y caballero de la Orden de Alcántara.
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