Ya sea inspirando a otros o siendo una pieza esencial de la acción. Dulce María Loynaz es una de las personas cuya vida, sin duda alguna, merece nuestro interés por el grado de influencia que tuvo en la historia.Conocer la existencia de Dulce María Loynaz es comprender más sobre periodo preciso de la historia del género humano.
Si has llegado hasta aquí es porque eres sabedor de la relevancia que detentó Dulce María Loynaz en la historia. El modo en que vivió y las cosas que hizo en el tiempo en que permaneció en este mundo fue determinante no sólo para aquellas personas que conocieron a Dulce María Loynaz, sino que tal vez dejó una huella mucho más vasta de lo que podamosfigurar en la vida de gente que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya nunca a Dulce María Loynaz en persona.Dulce María Loynaz fue una persona que, por alguna razón, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.
(Dulce María Loynaz y Muñoz; La Habana, 1902 - 1997) Poeta y narradora cubana cuya primera obra se anota en el posmodernismo insular, en el como fue la figura mucho más representativa de la línea purista. La lírica de Loynaz atrajo por su facilidad y naturalidad y el ritmo y la musicalidad de sus versos, en los que prevaleció una temática a veces fruto de la angustia y del misterio y alentada por el cariño.
Fue la mayor de 4 hermanos nacidos de la unión entre María de las Mercedes Muñoz Sañudo y el general Enrique Loynaz del Castillo. Última descendiente de una estirpe de creadores, sus ancestros procedían del País Vasco, y entre ellos se contaban múltiples individuos consagrados que habían señalado más que nada en el campo militar y espiritual. En su familia no existían, no obstante, antecedentes literarios, además de ciertas creaciones de su padre, escritas como aficionado.
Su niñez transcurrió en una vivienda del habitual vecindario cubano de El Vedado, donde había nacido y donde vivió la mayoría de su historia. Creció, adjuntado con sus hermanos Enrique, Carlos Manuel y Flor, cercada por un ámbito cultivado, en el que se promovía la expresión artística y que acogió con satisfacción la principiante sensibilidad poética que despertaba en ella. Se formó en su hogar bajo la atenta mirada y los cuidados de su padre, y ni ella ni sus hermanos fueron nunca a un instituto. Pese a ello, adquirió y asimiló en hondura una vasta cultura, que alimentaría su trayectoria literaria y que se reflejaría en todas y cada una de sus expresiones.
En 1919 publicó sus 2 primeros poemas, Vesperal y también Invierno de ánimas, en el períodico La Nación, que significaron la entrada de Loynaz en el planeta de las letras. Posteriormente estudió derecho civil en la Universidad de La Habana, y se doctoró en 1927. Fue doctor honoris causa por esta facultad. En 1928 comenzó a redactar su novela lírica Jardín, que acabaría siete años después y que no se publicaría en España hasta 1951.
Esta obra es una suerte de autobiografía poetizada donde son elementos escenciales la memoria, la imaginación y el sueño. Se alimenta de sentimientos y recuerdos de los años pasados en su casa de El Vedado y, más que nada, en el jardín que la rodeaba. La autora transforma lo que fue un espacio real, en el que transcurrieron varios instantes de su historia, en un planeta imaginario, ensoñador y simbólico, en su paisaje íntimo, a través del que siente, comprende y expresa los movimientos y recovecos de su alma. En esta obra, como en el resto de su producción poética y novelística, la autora expresa su deseo de comunión con el resto, con la naturaleza y con los elementos, en una suerte de unión mística con el planeta.
Es primordial en su estilo la predominación de Juan Ramón Jiménez. En las creaciones de Loynaz podemos encontrar una inocencia, elegancia y melancolía que recuerdan, sin ningún género de dudas, la expresión intimista de Platero y yo, la habitual obra del poeta. Él mismo reconoce estas similitudes entre los dos en un producto del año 1942, que publica en la gaceta semanal Buenos Aires. En 1929 viajó a Turquía, Siria, Libia, Palestina y Egipto. En este instante escribió su obra Cartas de amor al Rey Tut-Ank-Amen, inspirada por su visita a la tumba del popular faraón Tutankamon. Un año después conoció a Federico García Lorca, con el que sostuvo una entrañable amistad y que fue uno de los múltiples amigos que logró en España.
En el año 1937 se casó con su primo Enrique de Quesada y Loynaz, pero su matrimonio fracasó, y la pareja se divorció siete años después. En 1938 publica Versos, una recopilación de poemas escritos entre 1920 y 1938, y Canto a la mujer estéril. En 1946 contrajo matrimonio con el periodista Pablo Álvarez de Cañas, originario de las Islas Canarias. A partir de este instante inició una sucesión de viajes que la llevarían por una gran parte de América del Sur (Chile, Argentina, Uruguay y Brasil), y desde 1947 hasta 1958, asimismo por España, país con el que sostuvo una profunda relación y que visitó en varias oportunidades.
Dedicó a esta tierra una gran parte de su obra, que tuvo en ella una gran y cálida acogida. Su persona siempre y en todo momento fue recibida con honores, y fue premiada en distintas oportunidades por su talento poético. En 1947 recibió la Cruz de Alfonso X el Sabio, en 1951 ingresó como Miembro Correspondiente en la Academia Nacional de Arte y Letras, y fue honrada en las Islas Canarias, donde fue declarada Hija Adoptiva de Puerto de la Cruz. Un año después, Gabriela Mistral la ha propuesto como aspirante al Premio Nobel de Literatura. En 1953 la Universidad de Salamanca le dio en forma de homenaje la cátedra Fray Luis de León, y exactamente el mismo año asistió como encargada al Segundo Congreso de Poesía, encabezado por Azorín. Dos años después fue nombrada académica de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo.
De esta temporada son las proyectos Juegos de agua; versos del agua y del amor (1947); Mi poesía autocrítica (1951); Poemas sin nombre (1953); Obra lírica (1955), que junta sus versos precedentes; Últimos días en una vivienda (1958) y Un verano en Tenerife, anunciado exactamente el mismo año. También a lo largo de este periodo escribió distintas crónicas en las que dio a entender sus impresiones sobre sus viajes por América del Sur, Europa y España. Algunos de estos productos, que se muestran en periódicos como El País y Excélsior, son Impresiones de un cronista (1947), Crónicas de América del Sur (1947), El Succés de la semana (1948), Crónicas de ayer (1954) y Entre 2 primaveras (1954). Dio recitales de poesía por toda la Península, aparte de varias charlas, como Gertrudis Gomez de Avellaneda, La Gran Desdeñada; Poetisas de América; Mujer entre 2 islas y El último rosario de la reina, las dos de 1951, y Gabriela y Lucila (1957).
Un año después regresó a su tierra natal y a la paz de su casa de El Vedado para ocuparse desde allí a la literatura. También en Cuba se reconoció su valía, y se la tuvo en enorme cree, siendo escogida integrante de número de la Academia Cubana de la Lengua en 1959, condecorada con la Distinción Por la Cultura Nacional por el Ministerio de Cultura de Cuba en 1981, y proclamada integrante Emérito de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba en 1989.
Se puede destacar asimismo sus proyectos Nueve versistas cubanos del siglo XX; Fe de vida; La novia de Lázaro; Antología lírica; Poesías elegidas (1985); Bestiarium (1991), que recopila ciertos de sus poemas breves escritos en los años veinte, y Poemas náufragos (1991), por los que recibió el Premio de la Crítica en Cuba de 1992. Este mismo año se le dio el Premio Miguel de Cervantes de Literatura en España, siendo escogida entre aspirantes como Mario Vargas Llosa, Camilo José Cela y Rosa Chacel, entre otros muchos. Por la pureza de su voz lírica y su embriagadora expresividad, se la considera entre las representantes femeninas mucho más consagrados de la poesía sudamericana.
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