La historia de la civilización la narran aquellas personas queen el paso de los años, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han originado quela humanidad, de una forma u otra,prospere.
Apreciar las luces y las sombras de las personas destacadas como Duccio di Buoninsegna, personas que hacen rotar y transformarse al mundo, es una cosa básica para que seamos capaces de poner en valor no sólo la existencia de Duccio di Buoninsegna, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Duccio di Buoninsegna, gentes a quienes de de una forma u otra Duccio di Buoninsegna influenció, y indudablemente, conocer y descifrar cómo fue vivir en la época y la sociedad en la que vivió Duccio di Buoninsegna.
(Siena, de hoy Italia, h. 1260-id., h. 1318-1319) Pintor italiano. Durante los siglos XIII y XIV, Siena rivalizó con Florencia por ser el centro primordial y mucho más dinámico del arte italiano. Y de igual forma que Giotto revolucionó por esas datas el arte florentino, Duccio ingresó aires nuevos en el arte sienés, del que fue la figura mucho más destacable.
De su historia solo se conoce que fue multado en múltiples oportunidades por delitos inferiores. Su creación artística no está mejor documentada que su trayectoria escencial, pero consta con seguridad su autoría de una obra capital, que define sus características plásticas y su estilo: Maestà, encargada para la catedral de Siena en 1308 y también instalada con enorme fasto en su rincón de destino en 1311.
Hablamos de una tabla de notables dimensiones (213 X 396 cm) pintada por los dos lados. La parte de adelante está ocupada por la Virgen María y el Niño en majestad, cercada de sendos conjuntos de ángeles y santurrones; en la base había una predela, y un friso remataba la región superior. En la parte de atrás aparecen veintiséis capítulos de la Pasión de Jesucristo.
En esta época, la obra se guarda en su mayor parte en la catedral de Siena, pero varios cuadros del friso han desaparecido y ciertos, particularmente de la predela, están en museos de prestigio, como la National Gallery de Londres. Aunque la obra indica todavía evidentes influencias del arte bizantino, piensa un auténtico cambio de estilo.
No está documentada con plena seguridad ninguna otra obra del artista, pero se le asigna la Virgen de Rucellai y asimismo ciertos retablos, si bien no hay ninguna prueba de que pintase al fresco como la otra enorme figura de su tiempo, Giotto. Ejerció una predominación fundamental en la escuela sienesa, donde tuvo acólitos de la talla de Simone Martini, y los ecos de su arte llegaron asimismo a otros países, particularmente Francia.
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