La historia universal está contada por aquellas personas queen el paso de los años, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han ocasionado quela humanidad, de un modo u otro,progrese.
Ya sea inspirando a más seres humanos o tomando parte de la acción. Donald Rumsfeld es uno de esos seres humanos cuya vida, en efecto, merece nuestra consideración debido al grado de influencia que tuvo en la historia.Conocer la biografía de Donald Rumsfeld es comprender más sobre época determinada de la historia del género humano.
Apreciar lo bueno y lo malo de las personas relevantes como Donald Rumsfeld, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es una cosa fundamental para que podamos apreciar no sólo la existencia de Donald Rumsfeld, sino la de todas aquellas personas que fueron inspiradas por Donald Rumsfeld, gentes a quienes de de una forma u otra Donald Rumsfeld influyó, y sin duda, conocer y descifrar cómo fue el hecho de vivir en el periodo histórico y la sociedad en la que vivió Donald Rumsfeld.
Las biografías y las vidas de personas que, como Donald Rumsfeld, cautivan nuestro interés, tienen que servirnos siempre como punto de referencia y reflexión para ofrendar un marco y un contexto a otra sociedad y otra etapa de la historia que no son las nuestras. Hacer un esfuerzo por comprender la biografía de Donald Rumsfeld, el motivo por el cual Donald Rumsfeld vivió de la forma en que lo hizo y actuó del modo en que lo hizo durante su vida, es algo que nos impulsará por un lado a vislumbrar mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que se mueve, de forma inevitable, la historia.
(Chicago, 1932) Político estadounidense que fue secretario de Defensa con Gerald Ford (1975-1977) y en la administración de George W. Bush (2001-2006). Donald H. Rumsfeld nació en Chicago el 9 de julio de 1932, en el seno de una familia de origen alemán. Estudió con una beca en la Universidad de Princeton, donde se licenció en ciencias políticas en 1954. Sirvió en la Marina como aviador y también instructor de vuelo (1954-1957) y pasó a la reserva con el nivel de capitán.
Inicios en la política
Su carrera política se inició en 1957, en el momento en que llegó a Washington como ayudante de un miembro del congreso, mientras que trabajaba en un banco de inversiones. Elegido integrante de la Cámara de Representantes por el Partido Republicano en un distrito de los suburbios de Chicago en 1962, fue reelegido en 1964, 1966 y 1968. Durante las 4 legislaturas se manifestó conservador en materias de defensa y política exterior, pero apoyó las leyes de derechos civiles.
Dimitió en 1969 para incorporarse a la administración de Richard Nixon, donde ocupó distintos cargos en el Departamento de Finanzas, entonces como ayudante y asesor presidencial, hasta el momento en que fue designado embajador en la OTAN (1973-1974), donde empezó a familiarizarse con los temas de defensa.
En agosto de 1974, al generarse la dimisión de Nixon a raíz del escándalo del Watergate, Donald Rumsfeld regresó a Washington para accionar como jefe del aparato de transición del presidente Gerald Ford. Tras unos meses como secretario general de la Casa Blanca, se transformó en el secretario de Defensa mucho más joven en la historia del país (1975-1977), un cargo al que asimismo aspiraba George Bush.
Las relaciones entre los dos se degradaron sensiblemente a causa de ese episodio de pugna por el poder entre la elite republicana. Por su riguroso administración en el Pentágono se granjeó el respeto de los militares. Su popularidad de «halcón», que no le abandonó, brotó en el momento en que se opuso sin precauciones a la ratificación del Tratado de Limitación de Armas Estratégicas (SALT) firmado con la Unión Soviética en 1972.
En sus memorias, Henry Kissinger, que fue su compañero de gobierno como secretario de Estado con el presidente Ford, lo describió como «un hábil y muy trabajador político-burócrata en el que la ambición, el talento y las ideas se funden sin grietas». En 1976 publicó un interesante opúsculo que se titula Las reglas de Rumsfeld, una compilación de consejos para accionar en las luchas políticas en Washington. Su estilo seco y dominador no facilitó las relaciones con sus inferiores, civiles o militares.
Años en la sombra
Con la llegada al poder de la administración demócrata de Jimmy Carter, Rumsfeld pasó a la compañía privada. Fue presidente ejecutivo de la internacional farmacéutica Searle and Co. (1977-1985) y presidente de la General Instruments Corporation, una compañía encargada de las tecnologías punta (1990-1993).
Nunca estuvo, no obstante, alejadísimo de la política ni de la Casa Blanca. Aspiró a la candidatura republicana para la vicepresidencia en 1980, pero Ronald Reagan prefirió a Bush padre. En 1983, el presidente Reagan le encargó una misión particular en Oriente Medio, y de esa época data su entrevista con Saddam Hussein en Bagdad, en el instante en que Iraq se encontraba en guerra con Irán y la política de Washington en la región se encontraba dictada por el miedo de una propagación de la revolución iraní. El 30 de diciembre de 2002, el períodico The Washington Post publicó una enojosa fotografía donde Rumsfeld hace aparición estrechando la mano de Saddam el 20 de diciembre de 1983. En mayo de 1984, quizá fallido por sus pocos progresos, renunció al encargo presidencial para regresar a los negocios.
Se retiró a los pocos días de haber comunicado su candidatura presidencial en las selecciones primarias de 1988. Durante la presidencia de George Bush padre (1989-1993), con el que había competido, Rumsfeld no logró ningún cargo oficial, ya que la secretaría de Defensa a la que aspiraba recayó en Richard Cheney. Luego dirigió la campaña presidencial del senador republicano Robert Dole, que en 1996 fue derrotado por el demócrata Bill Clinton.
Su travesía del desierto continuó a lo largo de la presidencia de Clinton, si bien éste lo nombró presidente de la comisión encargada de estudiar el sistema de misiles antibalísticos en 1999. Su informe apoyó la intención republicana de una defensa nacional antimisiles que había tenido su primera manifestación en la conocida «guerra de las galaxias» del presidente Reagan.
Secretario de Defensa del gobierno Bush
El presidente George W. Bush, a instancias de su vicepresidente, Richard Cheney, lo recobró para su gobierno. Juró como secretario de Defensa en la administración Bush el 20 de enero de 2001. Como subsecretario de Defensa o número 2 del Pentágono fue designado Paul Wolfowitz, un intelectual relacionado a la política, teorético del neoconservadurismo, considerado por varios investigadores el cerebro del aparato de Bush, que desde hacía mucho más de veinte años venía exponiendo la proposición de que el régimen de Saddam Hussein era el mayor obstáculo para la seguridad de la región.
El plan de Rumsfeld para la frágil modernización de las fuerzas armadas, que incluía el cierre de varias bases y el abandono de programas de armamento que juzgaba obsoletos, tropezó próximamente con la oposición de los estados mayores e inclusive de sus correligionarios republicanos en el Congreso.
Sin embargo, persistió en su propósito último de llevar a cabo un plan militar para el siglo XXI hasta transformar al ejército en una suerte de policía global y galáctica, en frente de los que proseguían abogando por una overwhelming force (‘fuerza aplastante’) sobre el lote. En su opinión, el centro de los intereses de Estados Unidos por el momento no se encontraba en Europa, sino más bien en Asia. En su obsesión por la modernización tecnológica, prosiguió apostando por el despliegue de un sistema de defensa antimisiles.
Los atentados del 11 de septiembre de 2001 trastornaron todos y cada uno de los proyectos. La misma mañana en que el avión se precipitó sobre el Pentágono, Rumsfeld salió del despacho buscado por las llamas y trató de contribuir a las víctimas en la mitad de la tremenda confusión. Su actitud galvanizó a las tropas. Se negó a cerrar el Pentágono, pese al incendio pavoroso y de los daños notables, y se transformó en entre los símbolos de la determinación estadounidense.
El Pentágono del siglo XXI
El secretario de Defensa aceptó un nuevo importancia como el hombre al que incumbía vengar a Estados Unidos y ordenar la ofensiva general contra el terrorismo, cuyo primer episodio sería la fulgurante campaña militar en Afganistán y la derrota del régimen de los talibanes. La novedosa situación geopolítica dejó acrecentar sensiblemente los capitales del Pentágono, transformado en el centro de la novedosa guerra contra el «eje del mal» (Iraq, Corea del Norte y también Irán) denunciado por el presidente Bush en su mensaje sobre el estado de la Unión en 2002.
En pleno enfrentamiento diplomático en todos y cada uno de los foros de discusión de todo el mundo sobre la mejor forma de accionar contra el régimen de Saddam Hussein, en una asamblea de la Alianza Atlántica en Praga (22 de enero de 2003), Rumsfeld se refirió de forma hiriente a las divergencias de europa al apuntar que Francia y Alemania, opuestas a la estrategia estadounidense, representaban a la «vieja Europa», al tiempo que la mayor parte de los países de la OTAN, cuyo centro de gravedad se había apartado hacia el este, apoyaban a Washington. El secretario de Defensa se promocionó como el representante de los neoconservadores, intervencionistas y poco inclinados a contemporizar con los socios de europa, en oposición a la situación mucho más moderada y multilateral del secretario de Estado, Colin Powell.
La campaña de Iraq convalidó ciertas previsiones de la guerra electrónica: la eficiencia de los bombardeos con bombas guiadas y misiles de alta precisión, la actuación de los comandos de fuerzas particulares para garantizar los pozos de petróleo y la movilidad de los helicópteros Apache, que sembraron el terror en las mejores entidades iraquíes.
Más allá de los incidentes de la primera semana y la confusión que llegó a reinar en varias entidades, Rumsfeld sostuvo la estrategia del avance acelerado de los blindados hacia Bagdad, con irrelevantes tropas de tierra, al tiempo que ciertos en general eran incondicionales de una pausa en los combates para consolidar las líneas de avituallamiento y aguardar ciertos refuerzos. La rápida caída de la ciudad más importante iraquí, que dejó eludir los temibles combates callejeros, dio la razón al jefe civil del Pentágono.
La guerra de Iraq y el éxito de los proyectos bélicos del Pentágono transformaron a Donald Rumsfeld en entre los secretarios de Defensa mucho más predominantes de la narración de Estados Unidos. Partidario a ultranza de la guerra digital, con escasos soldados, muchas máquinas y una capacidad de fuego sin parangón, sus polémicas con la jerarquía militar mucho más clásico fueron próximamente acalladas por la fulminante derrota del régimen de Saddam Hussein en una campaña de veintiún días.
¿Qué opinas de la biografía de Donald Rumsfeld? ¿Hallaste todo aquello que pensabas que ibas a encontrar?
Indudablemente descubrir en lo más recóndito a Donald Rumsfeld es algo que está reservado a escasas personas, y que intentar reconstruir la persona que fue y el modo en que vivió la vida de Donald Rumsfeld es una especie de puzzleque posiblemente podamos reconstruir si colaboramos todos en conjunto.
Por ese motivo, si eres del tipo de personas que creen en que de forma colaborativa se puede elaborar algo mejor, y conservas información en relación con la vida de Donald Rumsfeld, o en relación con algún matiz de su persona u obra que no se observe en esta biografía, te pedimos que nos lo envíes.
Las sutilezas y las peculiaridades que llenan nuestras vidas son decididamente determinantes, ya que destacan la singularidad, y en la ocasión de la vida de alguien como Donald Rumsfeld, que detentó su importancia en una época concreta, es imprescindible procurar ofrecer un panorama de su persona, vida y personalidad lo más precisa posible.
No lo dudes y contacta con nosotros para narrarnos qué conocimientos posees acerca de Donald Rumsfeld. Estaremos encantados de perfeccionar esta biografía con más información.