La historia del mundo la escriben aquellos hombres y mujeres queen el paso de los años, gracias a sus obras, sus pensamientos, sus creaciones o su talento; han originado quela sociedad, de una forma u otra,prospere.
Ya sea inspirando a más personas o formando parte de la acción. Diógenes Laercio es una de las personas cuya vida, sin duda alguna, merece nuestro interés por el grado de influencia que tuvo en la historia.Conocer la existencia de Diógenes Laercio es conocer más acerca de una época concreta de la historia de la humanidad.
Apreciar las luces y las sombras de las personas destacadas como Diógenes Laercio, personas que hacen rotar y transformarse al mundo, es una cosa fundamental para que podamos valorar no sólo la vida de Diógenes Laercio, sino la de todos aquellos y aquellas que fueron inspiradas por Diógenes Laercio, aquellas personas a quienes de de una forma u otra Diógenes Laercio influyó, y desde luego, entender y comprender cómo fue vivir en el periodo histórico y la sociedad en la que vivió Diógenes Laercio.
(Diógenes Laercio o de Laertes; Laertes, primera mitad del siglo III) Escritor heleno, creador de las Vidas de los pensadores. Acerca de él no llegó hasta nosotros novedad biográfica alguna. Se piensa que vivió en los primeros años del siglo III, por cuanto no cita pensadores siguientes al siglo II. Incluso su mismo nombre fué objeto de polémicas: comunmente se le llama Diógenes Laercio, es decir natural de Laertes, en Cilicia; pero en ocasiones en los manuscritos hace aparición invertido el orden de las dos expresiones, y ciertos (Wilamowitz) han aducido la oportunidad de que Laercio fuera un sobrenombre, de reminiscencia homérica; con todo, no se observa claro por qué razón ello habría de argumentar su anteposición al nombre.
El título de su primordial obra asimismo es inseguro: Sopatro lo cita como Vidas de los pensadores, Esteban Bizantino como Historias filosóficas, al tiempo que en el manuscrito de París está llamada Vidas y sentencias de los mucho más consagrados pensadores y compendio corto de las críticas que prevalecen en todos y cada secta. Dividida en diez libros, la obra está encargada de una mujer erudita en filosofía platónica, quizás la emperatriz Julia Domna (mujer del emperador Septimio Severo y amiga del célebre médico Galeno), y va antecedida de una introducción en la que el creador trata del origen y del nombre de la filosofía, de sus distintas partes, de las primordiales academias filosóficas y de sus creadores.
En los libros consecutivos están contenidas las biografías de los pensadores viejos con datos aproximadamente rebosantes sobre sus doctrinas; se distingue en la obra a los pensadores propiamente estos de los sabios, de los que trata el primer libro, y que son Solón, Tales de Mileto, Quilón, Pitágoras, Biante, Cleóbulo, Periandro, Anacarsis, Misión, Epiménides y Ferecides. El segundo libro trata de los pensadores de la escuela jónica, Anaximandro y Anaxímenes; después, de Anaxágoras, Arquelao y Sócrates; el tercer libro está destinado a Platón; el cuarto a sus acólitos, de Speusipo a Clitímaco; el quinto a Aristóteles y a los peripatéticos; el sexto a Antístenes, Diógenes de Sínope y los insolentes; el séptimo, cuyo final se ha perdido, trata de los estoicos, desde Zenón de Citio a Crisipo. Con el octavo libro se pasa a la escuela itálica, con Pitágoras y los pitagóricos, entre los que son contados Empédocles, Epicamio y el matemático Eudoxo de Cnido; el noveno libro trata de múltiples pensadores: de Heráclito, de los eleatas, de los incrédulos; el décimo está todo destinado a Epicuro. Este último y Platón son, ya que, los pensadores que se tratan mucho más extensamente.
La obra de Laercio reúne de manera heterogénea diferentes doctrinas filosóficas, biografías, anécdotas, leyendas y catálogos de libros. Se trata de una recopilación de extractos que van desde la mucho más sin importancia chismografía a la importante información biográfica y bibliográfica, y que tiene dentro tanto resúmenes de doctrinas como visualizaciones de documentos significativos, por poner un ejemplo testamentos o escritos filosóficos. Aunque cita a cientos y cientos de autoridades, de la mayor parte de ellas el creador solo tuvo novedad de segunda mano y, salvo en unos pocos casos, sus verdaderas fuentes no se han preciso.
Escritor mediocre, sin estilo ni pensamiento propios, Diógenes Laercio se revela espíritu ávido de curiosidad, pero superficial y gobernado por la ambición de sugerir al público una obra simple y completa de divulgación con la que anunciar a la generalidad de los que leen la filosofía griega en sus diferentes academias. Más que las doctrinas, concisa y con frecuencia insuficientemente expuestas, le atraen las relaciones personales, las biografías, las anécdotas, las leyendas y las agudezas. En oportunidades Laercio semeja estimar la filosofía tan solo como ocioso pasatiempo. No obstante, puede atisbarse un interés mucho más profundo en el libro X, destinado a las teorías filosóficas de Epicuro y en el que aparecen las tres reconocidas cartas del pensador. La situación de que la obra se cierre con la leal exposición de esta doctrina deja meditar en una propensión, si bien solo intelectual y de aficionado, del creador hacia el epicureísmo.
La cuestión de las fuentes de las Vidas de los pensadores es muy complicada: Diógenes Laercio se fundamentó en autores distintos, sin distinción entre los mucho más y menos soluciones, mezclando libremente novedades derivadas de fuentes distintas, alargándolas con otras o abreviando lo que otros habían escrito; se sirvió especialmente de las listas en las que estaban enumerados los pensadores de cada escuela, de compendios de sus doctrinas, de compilaciones de anécdotas y estos insignes, y añadió en ocasiones trozos auténticos de múltiples escritores, hermosos para nosotros. Por lectura directa Diógenes conoció el compendio de los pensadores de Diocles de Magnesia (cien-50 a. de C.) y quizás los manuales de Sócrates de Rodas y de Hipólito, escritores que paralelamente se habían servido de las proyectos mas viejas de Aristóteles, Teofrasto, Apolodoro o Panecio.
Con todo, la obra es importante por las novedades que da de la filosofía vieja. Las Vidas de los pensadores no tuvieron mucha popularidad en la Antigüedad; en la Edad Media, en cambio, fueron fuente muy importante para el saber del pensamiento viejo. Diógenes Laercio compuso asimismo versos en metros múltiples, reunidos con el título general de Pammetro; de esta compilación, no llegada hasta nosotros, saca los epigramas convocados en las Vidas de los pensadores.
¿Qué piensas de la existencia de Diógenes Laercio? ¿Has hallado todo aquello que esperabas hallar?
Está claro que conocer profundamente a Diógenes Laercio es algo que está reservado a muy pocas personas, y que tratar de recomponer quién fue y cómo fue la vida de Diógenes Laercio es una suerte de puzzleque con bastante probabilidad alcancemos a rehacer si colaboramos todos a la vez.
A causa de esto, si eres de las personas que creen en que de forma cooperativa es posible elaborar algo mejor, y posees información sobre la existencia de Diógenes Laercio, o con respecto a algún detalle de su personalidad u obra que no se contemple en esta biografía, te solicitamos que nos lo hagas llegar.
Las sutilezas y las peculiaridades que ocupan nuestras vidas son en todos los casos fundamentales, ya que perfilan la diversidad, y en la ocasión de la vida de alguien como Diógenes Laercio, que poseyó su significación en un momento histórico concreto, es imprescindible intentar ofrecer un panorama de su persona, vida y personalidad lo más rigurosa posible.
Sin dudarlo, contacta con nosotros para narrarnos qué sabes tú en relación con Diógenes Laercio. Estaremos ilusionados de perfeccionar esta biografía con más información.