Diana Krall

Si has llegado hasta aquí es porque sabes de la relevancia que tuvo Diana Krall en la historia. La forma en que vivió y aquello que hizo mientras estuvo en este mundo fue determinante no sólo para aquellas personas que conocieron a Diana Krall, sino que quizá produjo una señal mucho más insondable de lo que logremosfigurar en la vida de personas que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Diana Krall en persona.Diana Krall fue una de esas personas que, por algún motivo, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.

Las biografías y las vidas de personas que, como Diana Krall, atraen nuestra atención, deben servirnos siempre como punto de referencia y reflexión para conferir un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Hacer un esfuerzo por entender la biografía de Diana Krall, porqué Diana Krall vivió como lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo a lo largo de su vida, es algo que nos impulsará por un lado a comprender mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que se mueve, de forma inexorable, la historia.

Vida y Biografía de Diana Krall

(Nanaimo, Canadá, 1964) Cantante y pianista de canadiense. Diana Krall nació el 11 de noviembre de 1964 en Nanaimo, pequeña ciudad de pescadores en la isla de Vancouver, en la provincia canadiense de la Columbia Británica. Se crió con su hermana Michelle en un ámbito musical: su abuela era artista de jazz, y sus progenitores, Adella y Jim, tocaban el piano.

A los 4 años, la pequeña Diana comenzó a tomar clases de piano. Cada domingo la familia al terminado se reunía para interpretar tradicionales de Nat King Cole o Frank Sinatra. «Nos turnábamos -recuerda ella en entrevistas-; no puedo rememorar cuándo no tocábamos.» Su primera predominación musical consciente fueron las decenas y decenas de discos de Fats Waller que coleccionaba su padre, y que ella procuraba reproducir nota por nota.

De joven, Krall se unió a la banda de jazz de su escuela superior, y a los quince años logró su primer trabajo retribuido: tocaba el piano tres noches por semana en un lugar de comidas local. Por entonces comenzó a atraerle poco a poco más el papel de artista-pianista, a imitación de sus admiradas Roberta Flack o Nina Simone, si bien solo se sentía completamente cómoda como instrumentista.

Encuentro con Ray Brown

En 1981 ganó una beca del Festival de Jazz de Vancouver para estudiar en la reconocida escuela de música Berklee, en Boston, Estados Unidos. Allí radicó en el transcurso de un año y medio de estricto estudio, tras lo que volvió a atravesar la frontera canadiense para regresar a su pueblo natal.

Una noche, el reconocido bajista Ray Brown la escuchó tocar en un pequeño local de Nanaimo. Impresionado, se presentó en el camerino y le ha propuesto ser su guía y manager. Krall aceptó encantada, empezando una relación profesional que se sostendría hasta el fallecimiento de Brown, en el mes de julio de 2002.

Siguiendo el consejo de Brown, Diana se mudó a Los Ángeles. Allí, con una beca del gobierno canadiense, siguió sus estudios bajo la tutela del pianista Jimmy Rowles, directivo musical de la histórica salón de recitales Hollywood Bowl. Rowles la animó a complementar su capacidad al piano construyendo completamente sus opciones vocales, de las que todavía se sentía insegura.

Tras residir una temporada en Toronto, a inicios de los años noventa se mudó a Nueva York, donde formó su trío. Después de hacerse un hueco en la escena local, publicó en el pequeño sello discográfico Justin Time, con base en Montreal, su primer álbum: Stepping out (1990). En este agradable debut participaron reputados músicos como Jeff Hamilton o John Clayton.

En 1994 publicó para el sello GRP Only trust your hear, en el que contó con la colaboración al bajo de su viejo amigo Ray Brown. Para este disco contó con un productor de gran lujo: el veterano Tommy LiPuma, cuya trayectoria incluye trabajos con Barbra Streisand, Miles Davis, João Gilberto o Natalie Cole. Ambos han quedado tan satisfechos con el resultado que LiPuma siguió generando sus trabajos siguientes.

Tras arrancar su primera da un giro en todo el mundo por Estados Unidos, Canadá, Europa y Japón, en 1996 presentó All for you, un exquisito homenaje a la música de Nat King Cole, anunciado por el tradicional y nuevo sello de jazz Impulse! No solo recibió críticas geniales (el períodico The New York Times lo escogió entre los diez mejores discos del año), sino además de esto consiguió unas ventas espectaculares para su género y una nominación a los Premios Grammy.

Su siguiente disco, Love scenes (1997), la situó terminantemente entre los enormes del jazz. Participó en acontecimientos de prestigio como las galas de ese año de tributo a Ella Fitzgerald (en el Carnegie Hall) y a Benny Carter (en el Lincoln Center), y a lo largo de semanas fue la atracción de la Oak Room, la reconocida salón de recitales del Algonquin Hotel de Manhattan.

Premio Grammy

Sin embargo, pocos pensaban hasta dónde podía llegar su popularidad. Con When I look in your eyes (1999) logró su primer disco de platino (un millón de ejemplares vendidos) y el Premio Grammy a la mejor interpretación vocal de jazz. También fue la primera artista de jazz nominada en la categoría de Álbum del Año en veinticinco años, y en formar parte en el Festival Lilith Fair (frecuente ámbito de vocalistas de pop, como Alanis Morissette o Sheryl Crow).

Su música comenzó a sonar en populares series como Sexo en la localidad, o en películas como Otoño en Nueva York o The Score. Un golpe profesor (de Robert De Niro). Celebridades como Sting, Elton John o Harrison Ford declararon su afición a la joven artista, que en 2000 recibió la Orden de la Columbia Británica, como embajadora de esa provincia y de la civilización canadiense en el mundo entero.

The look of love (2001), su siguiente paso discográfico, en el sello Verve, se propuso como un homenaje a las baladas de Frank Sinatra en tradicionales como Only the lonely. A Krall se le ocurrió llamar a uno de sus músicos preferidos, la lengua alemana Claus Ogerman, responsable del sonido de discos tradicionales de Sinatra, Barbra Streisand o Antonio Carlos Jobim. El único inconveniente era que Ogerman llevaba por entonces diecisiete años apartado de los arreglos para otros músicos de jazz, y concentrado en sus creaciones para piano y violín. Ello no impidió que, a lo largo de una da un giro por Europa, concertaran un acercamiento en Munich.

El veterano músico y arreglista quedó impresionado con el talento y los entendimientos de Krall, y los dos coincidieron en su gusto por las películas viejas. Sin dudarlo, Ogerman se sumó al emprendimiento y dirigió a la Orquesta Sinfónica de Londres en el acompañamiento de tradicionales como Cry me a river o I get along very well without you, y una versión en castellano de Bésame bastante. Por supuesto, The look of love fue un éxito, y ganó 2 Premios Grammy.

A continuación, Krall publicó su primer disco directamente, Live in Paris (2002), grabado en el mes de diciembre de 2001 a lo largo de una sucesión de recitales en el Olympia de la ciudad más importante francesa. Este álbum ahora adelantaba la utilidad que iba a enseñar la artista, con un repertorio que abarca siete décadas de la mejor música de america: desde los estándares de Tin Pan Alley de los años veinte o el I’ve got you under my skin de Cole Porter, hasta una canción de Billy Joel.

La Krall mucho más intimista

Diana estaba en la cima de su trayectoria en el momento en que recibió el golpe mucho más duro de su historia. Su madre, Adella, ahora había recibido un trasplante de medula ósea en 1996 para intentar sobrepasar un cáncer, pero recayó 4 años después y se sometió a un segundo trasplante en otoño de 2001. Sin embargo, en esta ocasión no mejoró, y murió en el mes de mayo de 2002, a los sesenta años de edad.

Esta catástrofe dio sitio a las sensibles creaciones de The girl in the other room, anunciado en el mes de abril de 2004, y asimismo la transformó en una activa luchadora contra el cáncer (en el tercer mes del año de 2004 ofreció un concierto benéfico con su marido, el músico británico Elvis Costello, y con Elton John, para recaudar fondos para un hospital de Vancouver que pelea contra la leucemia).

En el álbum, Krall amplía sensiblemente sus horizontes estilísticos al integrar canciones de cantautores americanos modernos -como Tom Waits o Joni Mitchell- a su repertorio frecuente de estándares del bop y el swing. También tiene dentro seis canciones escritas a medias con su marido.

La relación con el ídolo del pop de los años ochenta fue fundamental en el cambio de rumbo de la artista de jazz, que previamente jamás había anunciado creaciones propias. Ambos se conocieron a lo largo de la distribución de los Premios Grammy de 2002, y eligieron ayudar juntos. Basándose en las largas diálogos que sostuvieron sobre la desaparición de Adella y de de qué forma esta afectó a Diana, Costello escribió las letras para una sucesión de armonías que la artista compuso. La relación profesional se transformó asimismo en sentimental, y se casaron en el mes de diciembre de 2003.

Las canciones de The girl in the other room detallan una faceta ignota de la artista que ganó su primera nominación a los Grammy con un disco destinado a las baladas de Nat King Cole: mucho más escencial, mucho más pop, y al tiempo mucho más introspectiva que jamás. También supusieron su mayor triunfo comercial, con ventas millonarias tanto en Estados Unidos como en Europa.

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