Daniel Day-Lewis

La historia del mundo la escriben aquellas personas quea lo largo del tiempo, gracias a sus obras, sus pensamientos, sus creaciones o su talento; han hecho quela humanidad, de un modo u otro,prospere.

Ya sea inspirando a otros seres humanos o formando parte de la acción. Daniel Day-Lewis es uno de esos sujetos cuya vida, en efecto, merece nuestra consideración por el nivel de influencia que tuvo en la historia.Conocer la vida de Daniel Day-Lewis es comprender más sobre una época concreta de la historia del género humano.

Si has llegado hasta aquí es porque eres consciente de la relevancia que tuvo Daniel Day-Lewis en la historia. Cómo vivió y lo que hizo en el tiempo en que permaneció en este mundo fue decisivo no sólo para las personas que conocieron a Daniel Day-Lewis, sino que quizá produjo una señal mucho más insondable de lo que logremossospechar en la vida de gente que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya jamás a Daniel Day-Lewis personalmente.Daniel Day-Lewis fue uno de esos seres humanos que, por algún motivo, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.

Vida y Biografía de Daniel Day-Lewis

(Daniel Michael Blake Day-Lewis; Londres, 1957) Actor británico nacionalizado irlandés, considerado por la crítica enfocada entre los mucho más terminados de su generación. Sumamente minucioso y perfeccionista, muy selectivo en la decisión de los papeles y receloso de su privacidad en frente de los focos mediáticos, ha justo en tres oportunidades el Oscar al mejor actor personaje principal por sus interpretaciones en Mi pie izquierdo (1990), Pozos de ambición (2008) y Lincoln (2012).

Predestinado al éxito, este tauro convencido de su talento y enemigo proclamado de la prensa rosa tuvo por padre a Cecil Day-Lewis, reconocido poeta inglés. Al nacer, su progenitor le dedicó unos versos quizá premonitorios: “Qué trocito de hombre he tenido, / ¡qué capacidad tiene, / si bien sin fuerza todavía y desvisto como / una nuez sin cáscara!”. Jill Balcon, su madre, fue actriz de teatro, y el padre de ésta, Sir Michael Balcon, un reputado productor cinematográfico. Progresistas, cultos y concienciados, Cecil y Jill inscribieron a su hijo en un instituto público de Londres. Como Daniel tendía a juntarse con chicos de mala reputación, próximamente optaron por cambiar de rumbo pedagógico y lo mandaron a un internado en Kent. Allí el jóven se aburrió hasta fallecer de la muy conocida especialidad inglesa y solo en las clases de teatro halló un rayo de promesa.

Con solo catorce años el futuro actor apareció fugazmente en su primera película, Domingo, maldito domingo (un olvidado pero inspirado drama de John Schlesinger), dando vida a un gamberro de ésos que tan bien conocía. Después de este bautismo escénico, cambió nuevamente de internado, si bien en un caso así tenía que ver con una escuela considerablemente más abierta, donde mejoró sus destrezas interpretativas y descubrió la que a la postre sería una de sus enormes aficiones, la carpintería.

Fogueado en la Escuela Teatral Old Vic de Bristol, donde estudió ciertos años, logró ganarse el pan con puntuales visualizaciones en producciones televisivas que fue alternando con actuaciones en el teatro. En 1982 se realizó con un papel muy secundario en Gandhi, el monumental biopic de Richard Attenborough en que Ben Kingsley encarno a Mahatma Gandhi, y quedó acreditado por vez primera con su nombre artístico. Dos años después, en The Bounty, adaptación del tradicional naval, ha podido vérsele ahora en un papel de determinada enjundia.

Pero indudablemente fue en Mi bella lavandería (la película que en 1985 dio popularidad en todo el mundo a su directivo, Stephen Frears) donde al fin se lograron intuir las potencialidades de Daniel Day-Lewis. Stephen Frears, a la sazón un directivo sin dependencia y lleno de ideas, experto en contar historias urbanas de perdedores en la Inglaterra de la era Thatcher, supo motivar al límite a un Lewis que empezó a dar de comer su popularidad de actor muy perfeccionista, necesitado de estudiar sus individuos con una meticulosidad rayana en lo patológico. Este aspecto lo emparentaba con entre los actores mucho más admirados por el intérprete londinense: Robert de Niro.

No obstante, no sería hasta 1989 en el momento en que llegaría su consagración determinante al interpretar el papel de un discapacitado que había logrado usar su pie izquierdo para colorear cuadros. El largometraje, que se titula exactamente Mi pie izquierdo, fue la primera de sus colaboraciones con el realizador Jim Sheridan y le dio el Oscar al mejor actor primordial y el premio al mejor actor del London Critics Circle Film, tal como el premio al mejor actor en los BAFTA y también idéntica distinción por la parte de la National Society of Film Critics. Lewis llegó a pasar meses y meses conviviendo con discapacitados, y a lo largo del rodaje no se movía de la silla de ruedas para introducirse absolutamente en el papel. Ese mismo año inició una relación sentimental con la actriz francesa Isabelle Adjani, con la que tendría un hijo, Gabriel-Kane.

En ese periodo empezó a granjearse la popularidad de actor increíblemente selectivo en la decisión de sus papeles. Rehusó trabajar en títulos de enorme taquillaje como Philadelphia o Entrevista con el vampiro, resoluciones de las que se favorecieron, respectivamente, Tom Hanks y Tom Cruise. También recibió geniales críticas por su montaje del Hamlet de Shakespeare sobre las tablas del National Theater, una colaboración maratoniana que abandonó exhausto tras una extendida lista de representaciones.

Otro trabajo para el que requirió un desarrollo de adaptación anterior fue El último mohicano (1992, M. Mann). Una intensa preparación física le dejó aumentar en diez kilogramos su masa muscular. También aprendió a disparar, a andar en canoa y a desollar animales para retratar con verosimilitud el carácter de su personaje. El largometraje supuso su mayor éxito comercial hasta hoy.

En 1993 repitió con Jim Sheridan en el drama En el nombre del padre, que relataba la situacion real de un padre y un hijo inmerecidamente enjaulados por presunta pertenencia al IRA. No ya no es interesante que ese año Lewis adoptase la ciudadanía irlandesa y adquiriese en la República de Irlanda una bella villa rural llamada Castlekevin. Fue un año profundo en su trayectoria, ya que asimismo rodó al lado de Michelle Pfeiffer y Winona Ryder el drama histórico La edad de la inocencia, de Martin Scorsese, una increíble interpretación que probablemente pasó inadvertida (inmerecidamente) por su proximidad en el tiempo con la de Gerry Conlon en el largometraje de Sheridan.

En 1994 se causó un hecho totalmente excepcional en la biografía del actor: por primera y quizá por única vez, Lewis procuró hacerse con un papel… y resultó rechazado. Se trataba del papel de Vincent Vega en Pulp Fiction, para el que Quentin Tarantino prefirió, como es bien conocido, a John Travolta. A partir de entonces sus visualizaciones en la pantalla fueron considerablemente más pocas. Al acabar con Isabelle Adjani, distintos comentarios lo relacionaron con Julia Roberts, por ejemplo cotizadas celebridades de Hollywood, pero con su matrimonio el 13 de noviembre de 1996 con Rebecca Miller, hija del dramaturgo Arthur Miller, salió al paso de estas aclaraciones.

En 2002 (tras haber rodado solo 2 grabes en ocho años, las obviables Las brujas de Salem y The Boxer) coprotagonizó con Leonardo DiCaprio la que es, con diferencia, su peor película hasta hoy, la presuntuosa y errada Gangs of New York, de Martin Scorsese. Fiel al perfeccionismo que le caracteriza, para ofrecer probabilidad al personaje aprendió el trabajo de carnicero y el arte de publicar cuchillos. Aún llegó mucho más lejos en el momento en que, habiendo enfermado en Italia antes de empezar a rodar, rechazó los antibióticos que le ofrecía el médico aduciendo que “en la época en que se ambientaba el largometraje semejantes medicamentos no existían”. Este esfuerzo rayano en la insensatez no salvó las restricciones de entre los guiones mucho más lamentables de la historia del cine moderno. Probablemente éste fue el único paso en falso de toda su trayectoria, mucho más aún sabiendo que ha podido ser el Aragorn de la trilogía El señor de los anillos; pero rechazó el ofrecimiento del directivo Peter Jackson, quien en un inicio le prefería a Viggo Mortensen.

Comandado por su mujer, Lewis rodó en 2005 The Ballad of Jack

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