Cristina Iglesias

Conocer las luces y las sombras de las personas significativas como Cristina Iglesias, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es algo fundamental para que podamos poner en valor no sólo la vida de Cristina Iglesias, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Cristina Iglesias, aquellas personas a quienes de de una u otra forma Cristina Iglesias influenció, y por supuesto, comprender y entender cómo fue vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió Cristina Iglesias.

Las biografías y las vidas de personas que, como Cristina Iglesias, atraen nuestra curiosidad, deben ayudarnos siempre como punto de referencia y reflexión para ofrecer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Hacer un esfuerzo por entender la biografía de Cristina Iglesias, el motivo por el cual Cristina Iglesias vivió como lo hizo y actuó del modo en que lo hizo durante su vida, es algo que nos impulsará por un lado a conocer mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que avanza, de forma inevitable, la historia.

Vida y Biografía de Cristina Iglesias

(Cristina Iglesias Fernández Berridi; San Sebastián, 1956) Escultora y grabadora, premio Nacional de artes plásticas y entre las artistas españolas mucho más de todo el mundo de las últimas décadas.

Perteneciente a una generación de artistas que desde la década de 1980 transformó el término de estatua en el campo de las instalaciones, sus proyectos reflejan un vocabulario estético apoyado en la utilización de distintas materiales (hormigón, alabastro, resina, hierro, cristal, en ocasiones conjuntados con fundamentos vegetales como el bambú y la hojarasca) y distintas técnicas (bajorrelieve, tapiz o serigrafía en enorme formato, sobre seda y cobre), y delatan el interés de la artista por el espacio, la arquitectura, la literatura y la geología. El contraste de texturas y materiales, tal como la relación que estos establecen con el espacio, son 2 de las permanentes en su trayectoria.

Cristina Iglesias nació en el seno de una familia con enormes inquietudes culturales. Con los años, los cinco hermanos serían desarolladores: Cristina (escultora), Alberto (compositor), Eduardo (escritor), Lourdes (autora y escritor de guiones) y Pepelu (cineasta). Leía bastante y le agradaba ir al cine y, si bien comenzó a cursar la carrera de ciencias químicas, próximamente su deseo de “procurarme un espacio cerca del arte desde el que poder charlar” la llevó a dejar la capacitad y a moverse a Barcelona para estudiar dibujo y cerámica (1977-1979). Empezó haciendo un trabajo con barro, pues “me interesaba ese material modelable al que podía añadir color”, pero en 1980 la necesidad de localizar nuevos idiomas la llevó a Londres para inscribirse en la Chelsea School of Art.

Sus influencias y motivaciones brotan mucho más del arte y la civilización británicas que de las españolas. “Descubrí conceptos de estatua considerablemente más libres, menos tradicionales de los que yo conocía -son los años de la llamada «novedosa estatua británica»-. Entonces empezaban a tener presencia Tony Cragg, Anish Kapoor, y asimismo Reinhardt Mucha y otros artistas en Alemania. Fui conociendo a varios de ellos, pero aun de esta forma me sostuve ajeno. Siempre fuí un individuo del costado.” Fue exactamente en Londres donde conocería al que se transformaría en su marido, el escultor madrileño Juan Muñoz. El matrimonio tendría 2 hijos, Lucía y Diego, y formó un sólido tándem creativo hasta el repentino fallecimiento del artista, en el mes de agosto de 2001.

Cristina Iglesias se dio a entender en la primera mitad de la década de 1980 siendo elegida para formar parte en exposiciones como La imagen del animal (1983) y 1981-1986: pintores y escultores españoles, de la Fundació La Caixa. Paralelamente, en 1984 presentó sus 2 primeras exposiciones particulares, en Setúbal y en la Galería Cómicos de Lisboa. Dos años después fue entre las artistas escogidas para representar a España en la XLII edición de la Bienal de Venecia, y en 1987 participó en la Exposición del CAPC-Museo de Arte Contemporáneo de Burdeos. A partir de esta fecha su obra comienza a ser conocida y expondrá de forma regular en museos y galerías de Europa y América del Norte.

La década de 1990 supuso su consagración en todo el mundo. Sus proyectos lograron verse en la Kunsthalle de Berna (Suiza) (1991), en la galería de la Universidad de York, en Toronto (Canadá), en la Exposición Universal de Sevilla (1992), en el pabellón español de la Bienal de Venecia, en Arteleku (San Sebastián) (1993), en el Henry Moore Institute, en Leeds (Reino Unido) y en el Carnegie Institute, en Pittsburgh (USA) (1995).

El Museo Guggenheim de Nueva York, por su lado, le dedicó una exhibe (1997), que más tarde llevaría al Guggenheim de Bilbao (1998), el Palacio de Velázquez de Madrid (1999) y Chicago (2000). Esta actividad expositiva, que la artista alternaba con la cátedra de estatua en la Akademie der Bildenden Künste de Munich (1995-2000), tuvo su refulgente conclusión en 1999, año en que le fue concedido el premio Nacional de artes plásticas por “su proyección y el haber abierto caminos en las artes plásticas”.

En 2007 Cristina Iglesias resurgió en la escena de españa, tras nueve años de silencio, con rutas exposiciones en las galerías Pepe Cobo y Elba Benítez de Madrid y, más que nada, con su puerta-estatua para la ampliación del Museo del Prado, su primera obra pública en España.

La obra fue un encargo del arquitecto Rafael Moneo, responsable de las proyectos de ampliación del museo, cuya inauguración oficial se encontraba sosprechada para octubre de 2007. Consiste en seis elementos de bronce, 2 fijos en los extremos y 4 móviles inteligentes; en conjunto, una gigantesca estatua de 22 toneladas, 6 metros de altura y mucho más de 50 m2, “una aleación prácticamente indestructible, garantizada por 3.000 años, que tuvo una contrariedad notable gracias a su textura rugosa”, según Fernando Capa, directivo de la Fundición Eduardo Capa y responsable de su materialización, que se alargó en el transcurso de un año.

La instalación de las considerables puertas de bronce sucedió a inicios de febrero, y también instantaneamente provocó la admiración y el desconcierto del público. “En el momento en que Rafael Moneo me solicitó que hiciese una puerta para el nuevo edificio del museo supe enseguida que no iba a llevar a cabo solo eso. […] He hecho intersticios, laberintos, referencias a la naturaleza sin fin, una proliferación de vegetaciones que podrían proseguir y cubrirlo todo; ese ser capaz, con tres o 4 elementos, de realizar un laberinto mínimo, pertenece a mi lenguaje. Quise además de esto que el tiempo fuera no ahora una pátina, sino más bien el elemento del movimiento, del ver de qué forma se abren las puertas, reflejar la espera o las distintas formas de cruzarlas; todo eso me fue persuadiendo, apasionando, y lo fabuloso es que a Moneo le pareciese realmente bien.”

Paralelamente Iglesias se encontraba finalizando otra obra pública, la Deep Fountain (La Fuente Profunda), “un enorme estanque con un mecanismo que provoca que el agua brote y también inunde la vegetación cincelada en bronce”, en el marco del plan de reordenación de la plaza Leopold de Wael y el ambiente del Museo de Bellas Artes de Amberes, obra de los arquitectos belgas Paul Robbrecht y Hilda Daem. “La iniciativa es hacer en el centro del atrio un estanque reflectante sobre un abismo, logrando la ilusión de un corte profundo en que se pudiese ver el fondo y el agua desaparezca. Su suelo es un bajorrelieve de hormigón con formas vegetales, obscuro, pero que deja el reflejo del pórtico del museo en el agua. Es una obra muy complicada. Tanto la parte del Prado como la de Amberes resuelven de forma muy distinta 2 campos de visualización del espacio. Esa iniciativa de tiempo y movimiento va a estar en ámbas”.

En los últimos tiempos la artista, que vive y trabaja en Torrelodones (Madrid), en el momento en que no está viajando, ha representado a España en la Exposición Universal de Hannover (2000), en la Bienal de Taipei (2002) y en la Bienal de Santa Fe (2006), año en que presentó en el Museo Ludwig de Colonia la exposición Tres corredores suspendidos, una instalación que reunía tres piezas-corredores formados por elementos arquitectónicos verticales y horizontales en hierro galvanizado y patinado y que se ha podido ver, si bien relativamente, en Madrid (2007).

Tiene proyectos en museos y compilaciones de todo el planeta; entre ellos, el Centro Nacional de Arte y de Cultura Georges Pompidou de París, la Fundação Serralves de Oporto, el Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York, el Museum and Sculture Garden de Washington, D.C., el Irish Museum of Modern Art (IMMA) de Dublín, el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA), el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) de Madrid y la Tate Gallery de Londres.

Colabora para ampliar la biografía de Cristina Iglesias

¿Qué opinas de la biografía de Cristina Iglesias? ¿Has encontrado todo aquello que deseabas hallar?

Evidentemente llegar a comprender a Cristina Iglesias es algo que está reservado a pocas personas, y que intentar reconstruir la persona que fue y el modo en que vivió la vida de Cristina Iglesias es una especie de puzzleque a lo mejor logremos reconstruir si colaboramos juntos.

Debido a esto, si eres de esas personas que confían en que de forma cooperativa se puede elaborar algo mejor, y conservas información sobre la vida de Cristina Iglesias, o acerca de algún faceta de su figura u creación que no se observe en esta biografía, te pedimos que nos lo envíes.

Los matices y las sutilezas que ocupan nuestras vidas son siempre imprescindibles, ya que marcan la diferencia, y en el tema de la vida de un ser como Cristina Iglesias, que tuvo su significación en un momento concreto de la historia, es vital tratar de ofrecer un panorama de su persona, vida y personalidad lo más exacta posible.

contacta con nosotros para narrarnos qué sabes tú con respecto a Cristina Iglesias. Estaremos ilusionados de perfilar esta biografía con más información.