La historia del mundo la escriben las mujeres y hombres quea lo largo del tiempo, gracias a su forma de actuar, sus ideales, sus hallazgos o su arte; han hecho quela humanidad, de un modo u otro,progrese.
Ya sea inspirando a otros seres humanos o formando parte de la acción. Conde don Julián es uno de esos sujetos cuya vida, sin duda alguna, merece nuestra consideración por el nivel de influencia que tuvo en la historia.Conocer la existencia de Conde don Julián es comprender más acerca de una época concreta de la historia del género humano.
(También llamado Yulián, Olbán, Urbán o Urbano; siglos VII-VIII) Noble visigodo que, según la historia de historia legendaria, facilitó la invasión musulmana de la península Ibérica con su traición. Su identidad real continúa cubierta en el secreto, ya que no se conoce si era godo, bizantino o bereber. Parece que era un hombre de seguridad de Vitiza (penúltimo de los reyes godos), a cuyos hijos acogió al fallecer aquel, en sus dominios de la provincia norteafricana de Tingitania (710).
Más tarde, y frente a la presión de los musulmanes sobre la plaza de Ceuta, semeja que llegó a un comprensión con los amos de estos, Musa ibn Nusair y Tariq ben Ziyad; en esa colaboración ha podido tener un papel esencial la pertenencia de don Julián al «partido vitizano», que aspiraba a poner en el Trono visigodo a los hijos de Vitiza en vez del recién electo don Rodrigo (dicho partido representaría la opción de los hispanos «colaboracionistas» con la dominación musulmana, en frente de los «antivitizanos» asilados en Asturias); según otras ediciones, el conde se pasó al bando musulmán por deseos de venganza contra el rey Rodrigo, que había deshonrado a su hija, La Caba. Sea como sea, don Julián cruzó el Estrecho encabezando una expedición mezclada de vitizanos y musulmanes, que probablemente fue derrotada por las huestes de Rodrigo; y poco después acompañó a la expedición de Tariq que, tras la definitiva guerra de Guadalete, conquistó la Península y terminó con el reino visigodo (711).
La figura del conde don Julián ha servido en las leyendas sobre el objetivo del reino visigodo como entre las explicaciones dadas para justificar las comodidades que hallaron los musulmanes para la invasión de la Península Ibérica. La versión cristiana mucho más vieja preservada es la Crónica Pseudoisidoriana redactada hacia el siglo XI; en ella, el rey Vitiza (702-710) hace venir a Sevilla al conde Julián con su familia, y allí cautiva y deshonra a la hija del conde, después famosa con el nombre de Florinda y el alias de la Cava, derivado este de una palabra árabe que significa prostituta. Al conocer el conde el hecho, vuelve a Ceuta y entra en diálogos con Tariq ben Ziyad.
La versión árabe de la historia ubica a la hija del conde Julián en la Corte toledana, adonde habría ido a ser educada; el rey Rodrigo (710-711) la cautiva y el conde Julián asiste en lo personal a Toledo, recopila a su hija, regresa a tierras africanas y jura vengarse. Al llegar, inicia el sendero de Ifriqqiya para conocer al gobernador Musa ibn Nusair, al que charla de la oportunidad de apoderarse la Península Ibérica sencillamente y de las riquezas que esto puede darle. Musa ibn Nusair admite la proposición y manda al conde que proceda él mismo a un reconocimiento de la costa de españa; vuelto a Ceuta, el conde Julián efectuó con unas escasas tropas una incursión por la bahía de Algeciras (Cádiz), cuyo éxito persuadió a Musa ibn Nusair de la oportunidad de una expedición mucho más ambiciosa.
Leyendas aparte, la identificación precisa de la figura del conde Julián y su papel en la conquista musulmana de la Península prosiguen siendo un inconveniente para los historiadores. La Crónica Mozárabe de 754 identifica al personaje del conde Julián como Urbanus, al que los árabes llaman Olbán u Olián; se le muestra como un bereber, señor de la Mauritania Tingitana, que había rechazado de Tánger la invasión del caudillo musulmán Ocba, en el año 682. Según la Crónica mozárabe, un ataque de Musa ibn Nusair le arrebató Tánger en 708 y le logró resguardarse en Ceuta, donde fue asediado; Urbanus conseguía soportar merced al acompañamiento prestado desde la Península Ibérica, que mandaba naves con víveres y tropas, pero hacia octubre de 709 Urbanus, sin que se sepa la razón, se sometió a Musa ibn Nusair y le incitó a irrumpir España.
Musa ibn Nusair envió al oficial bereber Tariq a efectuar una incursión a la costa hispana ubicada en frente de Ceuta en el mes de julio de 710. Vitiza murió en 710, en el momento en que Urbanus era ahora tributario de los musulmanes; el trono de la Septimania y la Tarraconense correspondía a su hijo Aquila, pero los contrincantes de los vitizanos escogieron rey a Rodrigo, quien tras vencer a los incondicionales de los hijos de Vitiza se realizó con el poder. Aquila, que no se resignaba a la derrota, envió un mensaje a Tánger pidiendo asiste para Tariq para recuperar el trono. Tariq reunió un ejército formado en su mayor parte por berberiscos gomeres, y Urbanus los pasó en navíos a la Península; Tariq se fortificó en Gibraltar, adonde asistieron refuerzos mandados por Musa ibn Nusair, con los que asimismo llegó Urbanus. La Crónica mozárabe de 754 da, ya que, una importante información sobre de qué manera lograron realizarse los hechos, si bien tampoco tienen la posibilidad de ser tomados como totalmente algunos.
Entre las varias hipótesis elaboradas, la mucho más razonable, a juicio de ciertos autores, es que el conde don Julián fuera el exarca de la plaza bizantina de Septem (Ceuta), sitio que tras la caída determinante de Cartago en 698 fue a lo largo de ciertos años la última posesión de los bizantinos en África. Posiblemente, este exarca sostenía relaciones comerciales y de vecindad con los bereberes de la región de predominación de Ceuta y con los magnates visigodos de la Bética. También probablemente, siendo desposeído de su dominio por Rodrigo, se uniese a la causa de los hijos de Vitiza; esto justificaría la convidación a los musulmanes a fin de que invadiesen España, o por lo menos una viable intervención como intercesor entre estos y los incondicionales de los hijos de Vitiza, que procuraban asistencia para recobrar el poder.
En todo caso, las declaraciones sobre la figura del conde Julián no pasan en la mayoría de las situaciones de la conjetura, desarrollada desde las fuentes libres y la lógica política. La historia de historia legendaria del conde Julián fué un tema recurrente en la literatura de españa; su crónica pasó al romancero y sirvió de razonamiento para proyectos románticas como los dramas de José Zorrilla El puñal del godo y La calentura, la obra El conde don Julián (1839) de Miguel Agustín Príncipe y el poema narrativo del duque de Rivas Florinda (terminado en 1826 y corregido más tarde). También se apoya en el personaje la novela de Juan Goytisolo Reivindicación del conde don Julián (1973).
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Los matices y las sutilezas que llenan nuestras vidas son en todos los casos importantes, ya que destacan la singularidad, y en el caso de la vida de alguien como Conde don Julián, que detentó su importancia en un momento concreto de la historia, es esencia tratar de mostrar una perspectiva de su persona, vida y personalidad lo más rigurosa posible.
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