La historia de las civilizaciones la cuentan aquellos hombres y mujeres queen el transcurrir de los siglos, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han hecho queel género humano, de un modo u otro,avance.
Si has llegado hasta aquí es porque tienes consciencia de la relevancia que atesoró Claudia Lars en la historia. La manera en que vivió y lo que hizo durante el tiempo que estuvo en la tierra fue determinante no sólo para quienes conocieron a Claudia Lars, sino que a caso produjo una huella mucho más vasta de lo que logremosconcebir en la vida de personas que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya jamás a Claudia Lars personalmente.Claudia Lars fue una de esas personas que, por algún motivo, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.
Apreciar lo bueno y lo malo de las personas significativas como Claudia Lars, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es una cosa básica para que seamos capaces de poner en valor no sólo la vida de Claudia Lars, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Claudia Lars, gentes a quienes de un modo u otro Claudia Lars influenció, y ciertamente, conocer y descifrar cómo fue el hecho de vivir en la época y la sociedad en la que vivió Claudia Lars.
(Carmen Margarita Brannon Vega; Armenia, 1899 - San Salvador, 1974) Poetisa salvadoreña, entre las voces mucho más destacables de la lírica centroamericana del siglo XX.
Hija de Peter Patrick Brannon, ingeniero estadounidense, y de la salvadoreña Carmen Vega Zelayandía, estudió en el instituto La Asunción de Santa Ana, donde la joven Claudia se decantó por los estudios humanísticos. Religión y poesía se vincularon en su hogar para acrecentar su sensibilidad natural. Desde prontísimo recibió la predominación de los tradicionales viejos y españoles (Góngora, Quevedo, Fray Luis de León), tal como la de los románticos ingleses y de Rubén Darío. También coincidió con ciertos de sus contemporáneos, como el fabulista salvadoreño Salarrué.
Poetisa precoz, con diecisiete años publicó un corto poemario que pasó inadvertido: Tristes mirajes, que vio la luz merced al mecenazgo del general y poeta Juan José Cañas, uno de sus primeros guías. Por esa temporada Claudia Lars sostenía relaciones sentimentales con el poeta Salomón de la Selva. Pero en 1919, en el momento en que habían ahora formalizado su deber de matrimonio, el padre de Claudia decidió romper el vínculo y mandar a su hija a los Estados Unidos, a casa de unos familiares establecidos en Pennsylvania. Allí conoció a Le Roy Beers, con quien contrajo matrimonio tras un corto periodo de noviazgo.
Sin dejar el país estadounidense, la versista se instaló en compañía de su nuevo marido en el vecindario de Brooklyn de Nueva York, donde ejercitó como maestra de lengua castellana en la Escuela Berlitz. En 1927 tuvo ocasión de regresar a su país adjuntado con su cónyuge, que terminaba de ser nombrado cónsul de los Estados Unidos en El Salvador. Aposentados en la ciudad más importante salvadoreña, a fines de 1927 nació su primer hijo, Le Roy Beers Brannon, que sería el único descendiente de Claudia Lars.
Claudia Lars volvió a frecuentar los cenáculos literarios, de forma especial el congregado cerca del poeta Alberto Guerra Trigueros, conformado por escritores como Alberto Masferrer, Salarrué y Serafín Quiteño. En ese nuevo ámbito la poesía de Claudia Lars fluyó nuevamente con espontaneidad y soltura, lo que se tradujo en 1934 en una exclusiva distribución lírica: Estrellas en el pozo, publicada en las reconocidas Ediciones Convivio por intención expresa de su directivo, el intelectual costarricense Joaquín García Monge.
Esta obra, bien recibida por críticos y leyentes, allanó el sendero del siguiente poemario de Claudia Lars, Canción redonda (1936), al que prosiguió, tras un paréntesis, La casa de vidrio (1942). En este fértil intérvalo de tiempo publicó asimismo Romances de norte y sur (1946), Sonetos (1947) y Ciudad bajo mi voz, libro premiado en el Certamen Conmemorativo del IV Centenario del Título de Ciudad de San Salvador.
En 1948 se instaló en Guatemala para ejercer allí sus competencias como agregada cultural de la Embajada de El Salvador, cargo con el que terminaba de honrarla el gobierno salvadoreño. En Guatemala conoció además de esto a quien habría de transformarse en su segundo marido, Carlos Samayoa Chinchilla.
A su regreso a El Salvador, continuó desempeñando ciertos cargos públicos en el departamento editorial del Ministerio de Cultura, donde poco tiempo después aceptaría la dirección de la gaceta Cultura. Mostró una mayor madurez conceptual y expresiva en el volumen Donde llegan los pasos (1953), al que prosiguió, un par de años después, Escuela de pájaros (1955), un artículo con el que se aproximaba a los que leen infantiles.
En 1959 publicó Fábula de una verdad y Tierra de niñez, obra que presentó como sus memorias poéticas. En 1961 se imprimió una exhibe antológica de sus versos premeditados a los pequeños (Girasol), que se complementó aquel mismo año con una selección del resto de su producción lírica (Presencia en el tiempo). Al año siguiente, su poemario Sobre el ángel y el hombre fue distinguido con el segundo premio del Certamen Nacional de Cultura, y en 1965 fue premiada con el primer premio del certamen conmemorativo del cincuentenario de los Juegos Florales de Quezaltenango (Guatemala), por su libro Del fino amanecer. Su última obra, Nuestro pulsante planeta, se publicaría en 1969.
Desde su libro inicial, Estrellas en el pozo (1934), el ideal poético de Claudia Lars quedó en prueba: la transparencia, la facilidad y la inocencia como revelación de la hermosura, mediante un destacable conocimiento formal del verso. El paisaje y los seres que lo habitaban, tal como el tema familiar, la influyeron hondamente, como reflejó en La cantora y su pueblo. Ella misma declaró: "Bajo los miedos y las supercherías que con los años se irían desprendiendo de mi credulidad como hojas sin savia, la abuela sembraba en mi cabeza ideas espléndidas: la diferencia que hay entre la cobardía y la acción heroica; entre la pureza del alma y los bajos instintos anatómicos".
¿Qué opinas de la existencia de Claudia Lars? ¿Has hallado todo aquello que suponías que ibas a hallar?
Obviamente descubrir en lo más recóndito a Claudia Lars es algo que está reservado a escasas personas, y que intentar reconstruir la persona que fue y el modo en que vivió la vida de Claudia Lars es una especie de puzzleque con toda probabilidad consigamos reconstruir si cooperamos todos juntos.
A causa de esto, si eres de aquellos que confían en que cooperando se puede hacer algo mejor, y conservas información sobre la vida de Claudia Lars, o acerca de algún aspecto de su figura u obra que no hayamos observado en esta biografía, te solicitamos que nos lo hagas llegar.
Las sutilezas y las peculiaridades que ocupan nuestras vidas son en todos los casos fundamentales, ya que marcan la diferencia, y en el tema de la vida de una persona como Claudia Lars, que tuvo su significación en una época concreta, es vital procurar mostrar un aspecto de su persona, vida y personalidad lo más exacta posible.
Sin dudarlo, contacta con nosotros para narrarnos qué conocimientos tienes tú acerca de Claudia Lars. Estaremos muy contentos de poder completar esta biografía con más información.