La historia universal está contada por los hombres y mujeres quea lo largo del tiempo, gracias a sus obras, sus pensamientos, sus creaciones o su talento; han ocasionado quela civilización, de una forma u otra,prospere.
Ya sea inspirando a otros seres humanos o siendo parte de la actuación. Casa de Trastámara es uno de esos seres humanos cuya vida, en efecto, merece nuestro interés debido al nivel de influencia que tuvo en la historia.Comprender la biografía de Casa de Trastámara es comprender más sobre un periodo concreto de la historia del género humano.
Si has llegado hasta aquí es porque tienes conocimiento de la relevancia que tuvo Casa de Trastámara en la historia. Cómo vivió y lo que hizo en el tiempo en que estuvo en este mundo fue determinante no sólo para quienes trataron a Casa de Trastámara, sino que a caso legó una huella mucho más vasta de lo que podamossospechar en la vida de gente que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya jamás a Casa de Trastámara de modo personal.Casa de Trastámara fue uno de esos seres humanos que, por algún motivo, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.
Conocer las luces y las sombras de las personas significativas como Casa de Trastámara, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es una cosa esencial para que podamos valorar no sólo la vida de Casa de Trastámara, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Casa de Trastámara, aquellas personas a quienes de de una forma u otra Casa de Trastámara influyó, y ciertamente, conocer y descifrar cómo fue el hecho de vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió Casa de Trastámara.
Las biografías y las vidas de personas que, como Casa de Trastámara, seducen nuestra curiosidad, deben ayudarnos en todo momento como referencia y reflexión para ofrecer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Intentar entender la biografía de Casa de Trastámara, porqué Casa de Trastámara vivió del modo en que lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo durante su vida, es algo que nos impulsará por un lado a comprender mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que avanza, de forma inevitable, la historia.
Dinastía reinante en Castilla (de 1369 a 1504), en Aragón (de 1412 a 1516) y en Nápoles (de 1458 a 1501). Globalmente, el reinado de los Trastámara en Castilla se caracterizó por el refuerzo de la autoridad monárquica, promoviendo el avance económico impulsado por la burguesía y también ingresando a Castilla en la diplomacia europea. Esta modernización de la monarquía transformó a Castilla en una enorme capacidad europea, con la capacidad de imponer su hegemonía en la península Ibérica.
La casa toma su nombre del Condado de Trastámara, título que ostentaba antes de entrar al trono Enrique II de Castilla (1369-79), por ser adoptado por el conde Rodrigo Álvarez. Hijo bastardo de Alfonso XI y Leonor de Guzmán, Enrique II le disputó el trono a su hermanastro, Pedro I el Despiadado; tras una guerra civil, en 1369 asesinó a Pedro y ocupó el trono, legándolo más tarde a su hijo Juan I (1379-90).
Juan I de Castilla afianzó en el trono a la dinastía, rechazando una invasión portuguesa en acompañamiento de las metas del duque de Lancaster, Juan de Gante, que demandaba sus derechos como yerno de Pedro I. Juan I deseó entonces anexionarse el reino portugués, pero fue derrotado en la guerra de Aljubarrota (1385). Le sucedió en el trono español su hijo Enrique III el Doliente (1390-1406), a lo largo de cuyo reinado Castilla conquistó las islas Canarias. Ante el Cisma de Occidente, que dividió a la Iglesia entre 2 papas oponentes, apoyó al papa de Aviñón, el aragonés Benedicto XIII.
Le sucedió su hijo Juan II de Castilla (1406-54), cuyo reinado estuvo marcado primero por la regencia de su madre y de su tío, el infante don Fernando (futuro Fernando I de Aragón), y después por el valimiento del condestable Álvaro de Luna y las guerras contra los infantes de Aragón (los hijos de Fernando I, correspondientes, por consiguiente, a exactamente la misma Casa de Trastámara).
Durante el reinado de su hijo y sustituto, Enrique IV de Castilla (1454-74), la autoridad monárquica quedó desgastada en beneficio de la nobleza y de los validos, Juan Pacheco y Beltrán de la Gruta. A este último se atribuyó la paternidad de la heredera del trono, Juana la Beltraneja, al paso que se propagaba el rumor de que el rey era impotente.
Semejantes comentarios fueron propalados por los incondicionales de la hermana de Enrique IV, Isabel I la Católica (1474-1504), que le disputó el trono apoyándose en la nobleza y, tras la desaparición de Enrique IV, se realizó proclamar reina imponiéndose a los incondicionales de su sobrina Juana la Beltraneja. Su matrimonio con el rey Fernando II de Aragón (asimismo un Trastámara) agrupó las Coronas de Castilla y Aragón. Pero los Reyes Católicos no tuvieron heredero masculino, con lo que su herencia fue transmitida a la Casa de Habsburgo, por medio de Felipe I el Hermoso y Juana I la Loca, y de su hijo y heredero Carlos I de España y V de Alemania.
En cuanto a la rama aragonesa de los Trastámara, comienza de Fernando I el de Antequera (1412-16), hijo de Juan I y regente de Castilla a lo largo de la minoría de edad de su sobrino, Juan II. En 1410 quedó vacante el trono aragonés al fallecer el último gerente de la Casa de Barcelona, Martín I el Humano; tras un periodo de tiempo de anarquía, una reunión de visibles se inclinó por llevar a cabo rey a Fernando de Trastámara (Deber de Caspe, 1412). Recibe su sobrenombre de su participación en la reconquista de la plaza de Antequera contra el reino musulmán de Granada (1410). En 1413 afianzó su ingreso al trono venciendo a los nobles que se le oponían, encabezados por el conde de Urgel.
Ha podido de esta forma trasmitir la Corona a su hijo Alfonso V el Magnánimo (1416-58), que dedicó sus energías a proseguir la expansión mediterránea de la Corona catalanoaragonesa, iniciada por su padre. Incorporó Sicilia, Cerdeña y Nápoles, y llevó sus campañas guerreras hasta el Mediterráneo oriental. Durante su reinado siguieron las guerras con Castilla.
Al fallecer desgajó la herencia, dejando Nápoles para su hijo bastardo, Fernando I de Calabria, al tiempo que Aragón, Cataluña, Valencia y Mallorca pasaban a su hermano Juan II de Aragón (1458-79). Este fue, además de esto, rey de Navarra por su matrimonio con Blanca I; y, al fallecer esta en 1441, procuró usurpar el trono navarro en menoscabo de su hijo Carlos, dando rincón a una guerra civil entre agramonteses (incondicionales de Juan II) y beaumonteses. El acompañamiento de Castilla a estos últimos desencadenó además de esto la guerra con Castilla.
Juan II triunfó en frente de sus contrincantes y también impuso como reina de Navarra a su tercera hija, Leonor, casada con Gastón de Foix, de donde comienza la implantación en Navarra de la Casa de Foix. Pero el enfrentamiento entre Juan II y su hijo Carlos se extendió a Cataluña, donde provocó una guerra civil (1462-72) entre el rey, los payeses de remensa y la facción habitual de la Busca, por una parte, y la Diputación, por otro. La Diputación llegó a prestar la Corona de Cataluña a Enrique IV de Castilla, a Pedro de Portugal y a Renato de Provenza. El rey se impuso merced a la asistencia de Luis XI de Francia, al que tuvo que compensar con la distribución del Rosellón y la Cerdaña.
A Juan II le sucedió en Aragón su hijo Fernando II el Católico (1479-1516), casado con la heredera de Castilla. Durante su reinado volvió a incorporarse a la Corona aragonesa el reino de Nápoles, que había continuado a cargo de una rama colateral de los Trastámara desde Fernando I de Calabria (1458-94), hijo bastardo de Alfonso V de Aragón, a quien este legó por testamento el reino de Nápoles. Tras imponerse en dura pelea contra los barones napolitanos incondicionales del duque de Lorena, afianzó su poder y lo transmitió a su hijo Alfonso II (1494-95). La Corona de Nápoles pasó de este a su hijo Fernando II (1495-96) y después a otro hijo de Fernando I, Fadrique (1496-1501), antes de reincorporarse a la rama primordial de los Trastámaras aragoneses en la persona de Fernando el Católico.
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Las sutilezas y las peculiaridades que llenan nuestras vidas son siempre fundamentales, ya que marcan la diferencia, y en el caso de la vida de un ser como Casa de Trastámara, que tuvo su importancia en una época determinada, es vital intentar brindar un panorama de su persona, vida y personalidad lo más exacta posible.
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