Carlos Gardel

La historia universal la escriben las personas quea lo largo del tiempo, gracias a sus obras, sus pensamientos, sus creaciones o su talento; han hecho quela humanidad, de un modo u otro,progrese.

Ya sea inspirando a más seres humanos o siendo parte de la actuación. Carlos Gardel es uno de esos sujetos cuya vida, realmente, merece nuestra consideración debido al grado de influencia que tuvo en la historia.Conocer la existencia de Carlos Gardel es comprender más acerca de periodo preciso de la historia de la humanidad.

Vida y Biografía de Carlos Gardel

(Charles Romuald Gardès; Toulouse, Francia, 1890 - Medellín, Colombia, 1935) Cantante, compositor y actor argentino de origen francés o quizás uruguayo; según esta segunda hipótesis, habría nativo de 1887 en Tacuarembó. A finales de la década de 1920, la identificación de Gardel con el tango era ahora un fenómeno de ámbito universal. Desde entonces jamás dejó de reconocerse su papel fundamental en el avance y difusión del tango y su condición de mejor intérprete de la historia del género.

Como acostumbra ocurrir con las figuras de tan colosal dimensión habitual, la biografía del "zorzal criollo" está teñida de leyendas, y su popularidad póstuma solamente ha menguado con el paso de las décadas. Durante varios años fue frecuente ver de qué forma muchas personas peregrinaba hasta la tumba de Carlos Gardel para solicitarle salud y trabajo; en Argentina, la expresión "es Gardel" equivale a "es inigualable".

Carlos Gardel tuvo esa niñez castigada por la adversidad que semeja caracterizar a todo héroe arrabalero y ganador. Su madre, Bèrthe Gardès, jamás llegó a comprender con precisión quién era el padre de aquel hijo nacido el 11 de diciembre de 1890 en el hospital de La Grave (Toulouse) y bautizado con el nombre de Charles Romualdo, más allá de que una sección esencial de los investigadores mantiene que los datos precedentes son una fabulación dirigida a esconder su condición de hijo ilícito de Carlos Escayola y María Lelia Oliva, y que de todos modos nació el 11 de diciembre de 1887 en Tacuarembó (Uruguay).

Después, en los suburbios de Buenos Aires, adonde Bèrthe Gardès escapó en pos de unas migajas de fortuna en el momento en que Gardel aún no había cumplido los tres años, se resignó a conocer de qué forma su descendiente o su hijo adoptivo corría entre las casuchas de Retiro, Montserrat o Los Corrales, y se procuraba la vida pateando calles desvencijadas y descuidadas, medrando con resentimiento, congoja y también inseguridad.

Charles se transformará próximamente en Carlitos, un jóven despierto, simpaticón y también irascible cuya única ansia radica en lograr el lujo de los ricos y ganar montañas de dinero. Con dieciocho años desempeña todo tipo de pequeños trabajos y ahora deja oír su afelpada voz en esquinas, asambleas familiares y garitos. Detesta el trabajo duro, rinde culto al valor, santifica la lealtad a los amigos y se esmera por imitar a los adinerados acicalándose con un esmero narcisista y prácticamente femenino.

Por ese momento, ese "pensamiento triste que se baila" de dudoso origen, llamado tango, empezaba a realizar escandalo en París. Sus intérpretes mucho más relevantes viajaban al conjunto de naciones y retornaban con los bolsillos a rebosar. Carlos, a quien le agrada el canto prácticamente tanto como la "guita", cambia la s final de su apellido por una l y prueba fortuna en ciertos cafés de los distritos periféricos bonaerenses, en los que se muestra con el sobrenombre de "El Morocho"; frente a la sorpresa de propios y extraños, manifiesta una aguda sensibilidad y un temperamento artístico totalmente original.

Su interés y sus destrezas lo inclinan hacia el tango canción o tango con letra, escasamente cultivado hasta ese instante. En efecto, el tango se encontraba por entonces acabando su desarrollo evolutivo que lo había llevado de ser una música alegre (en compás de 2 por 4 y de origen probablemente cubano) que se bailaba de manera un poco procaz en las fiestas de las clases populares de Buenos Aires, a transformarse en un lamento cantado, una música nostálgica y desgarrada que los porteños acomodados habían aprendido a contemplar y a bailar y que Gardel se encontraba designado a anunciar en el mundo entero.

En el momento en que en 1915 forma pareja con José Razzano, intérprete de tangos que disfruta de alguna popularidad, ninguno de los 2 sospecha que en pocos años van a transformarse en ídolos tanto de los entendidos como de un extenso ámbito de público. Fue a causa de una apoteósica actuación en el teatro Esmeralda de Buenos Aires, en 1917, en el momento en que el plantel estilo de interpretar el tango de Carlos Gardel caló hondo en el público porteño y dio al dúo Gardel-Razzano una fulminante celebridad.

El tándem se sostendrá hasta 1925, año en que Gardel debió partir solo hacia Europa. José Razzano, aquejado de una patología en la garganta, había decidido dejar el canto. Esta desgracia de su compañero va a significar, sin embargo, la popularidad en todo el mundo para Gardel. Tres años tras atravesar el Atlántico, redacta a Razzano: "La venta de mis discos en París es fabulosa; en tres meses se han vendido setenta mil". Bing Crosby, Charles Chaplin y Enrico Caruso se recrean con canciones como "Mi noche triste", "Regresar" o "No va a haber mucho más penas ni olvido".

Si grande había sido el éxito de Gardel en París, no lo fue menos en España. Gardel comenzó a solas en 1925 en el teatro Apolo de Madrid y en el teatro Goya de Barcelona el 5 de noviembre de ese año. Tal fue el recibimiento y cariño que el público le brindó en la ciudad más importante catalana al "zorzal criollo", como asimismo se lo llamaba, que logró de ella su centro de operaciones para sus giras de europa, sin embargo sus largas estancias en París. En "Che, papusa, oí" canta Gardel: "Trajeada de bacana, bailás con corte / y por extraño esnobismo tomás prissé", quizá evocando las fiestas al estilo parisino que ofrecía por esa época la aristocracia barcelonesa, con esmoquin, champán francés y cocaína o plis o plissé, como llamaban a esta sustancia.

La voz, la estampa y la simpatía de Gardel arrollaban, singularmente entre las mujeres. Reveladora es la entrevista "a la sombra de Gardel", que salió publicada en Tango Moda, en 1929. La sombra era una hermosa francesa que proseguía al ídolo por todos lados tras haberlo visto accionar una vez en el cabaret de Florida de París. "En el momento en que durante la noche me retiro a mi cuarto del hotel, doy por realmente bien pagados mis sacrificios si le he oído cantar tres o 4 canciones", confesaba esta seguidora incondicional. Sus películas, como Flor de durazno, rodada en Argentina en 1917, Luces de Buenos Aires y Cuesta abajo, en Francia en 1931 y 1934, y Tango Bar, en Estados Unidos en 1935, aparte de Melodía de arrabal, El tango en Broadway, El día que me desees y Cazadores de estrellas, por ejemplo, contribuyeron a aumentar su popularidad, merced a su espléndida voz y a su impresionante personalidad.

Su forma de cantar los pequeños dramas existenciales de sus tangos va a representar una revolución. Nadie es con la capacidad de imitar el fraseo de Gardel ni su capacidad para transformarse en los individuos de sus canciones. Además, su figura simpática, mezcla de pícaro y castigador siempre y en todo momento bien vestido y repeinado, se transforma en un modelo para los porteños. Ahora es un ganador nato, modelo de "el que llegó", un mito rioplatense admirado por los hombres y adulado por las mujeres.

A pesar de esta imagen, Gardel fue en la privacidad un hombre tortuoso, retraído y contemplativo, atenazado por una obscura tristeza y víctima simple del abatimiento. En cuanto a su historia sentimental, confesaría que jamás se había enamorado de mujer alguna, "por el hecho de que todas y cada una merecen la pena de enamorarse y ofrecerle la peculiaridad a una es hacerle una ofensa a las otras".

En 1934, tras haberse paseado en fragancia de multitud por niveles de Europa y Estados Unidos, Carlos Gardel inició una da un giro por toda Hispanoamérica ocasionando el desvarío. Los teatros se llenaban de un público rendido al artista argentino, que lo aclamaba y lo seguiría aclamando hasta tras su muerte.

El 24 de junio de 1935, en el momento en que estaba en la cúspide de su popularidad, el cantor murió en un incidente de aviación cuyas causas jamás se han aclarado, cuando menos no para los millones de interesados del tango que en el mundo entero entonces lloraron la desaparición de su ídolo y aún el día de hoy charlan de él en tiempo presente. Gardel viajaba de Bogotá a Cali en un F-31 de la compañía Saco. Hecha escala en Medellín, el avión recorrió la pista para levantar el vuelo, pero solamente había despegado se precipitó a tierra, chocando con otro avión alemán que aguardaba en la cabecera de la pista.

Un velo de secreto rodeó el hecho. Corrieron comentarios sobre un tiroteo entre Gardel y uno de sus acompañantes, con el conduzco del aparato como víctima inocente y también involuntario causante de la catástrofe. Sin embargo, y según el testimonio de los 2 únicos usuarios que consiguieron salvarse de los veintiuno que viajaban en el vuelo, la auténtica causa del incidente semeja ser el fuerte viento reinante que logró que el conduzco perdiese el control del trimotor en el instante del despegue.

A la confusión del incidente se sumaría después la historia de historia legendaria de un cantor encapuchado cuya voz sorprendía por su semejante con la de Gardel; varios aseguraron que el ídolo se había salvado y proseguía cantando, pero no deseaba enseñar su rostro completamente demacrado; a ser eso cierto, el cuerpo velado por las multitudes en el estadio del Luna Park no habría sido el de el. Pero es su espíritu lo que cuenta: un mar de melancólicos lo lloró entonces y prosiguió lamentando la pérdida de la voz mucho más triste y cálida que el tango dió jamás.

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